Cultura y Sociedad

CUARTO MILENIO

Iker Jiménez, la Cara más dura de todo Bélmez

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VALENCIA. Vaya por delante que me quito el sombrero ante el doble episodio de Cuarto Milenio sobre las Caras de Bélmez de la Moraleda. Como producto de entretenimiento, desde la promoción de las últimas semanas hasta el último minuto, es de lo mejor que se ha hecho en mucho tiempo. No hace falta que lo diga yo, ya se encargarán las audiencias de demostrarlo. Dicho eso, hay que ver la jeta que tiene Iker Jiménez. Él sabe que el 99,9% de la gente sólo sabe del caso lo que le han contado, y que los suyos le creerán diga lo que diga. ¿La prensa? Más de lo mismo. Así que decidió molarse y hacer lo posible por un caso que cuestiona, y mucho, que sea el gran periodista que se cree.

En primer lugar, para apreciar la tomadura de pelo en toda su intensidad, hay que explicar algunas cosas que no son tan evidentes como debieran. Por ejemplo, que los fenómenos paranormales no existen y no hay ni ha habido jamás la menor prueba de su existencia. Por lo tanto, el único origen posible del caso es la mano del hombre. En este caso concreto, algunos de los hijos de la difunta María Gómez Pereira (en realidad, del primer matrimonio de su marido), muy bien interpretada para la ocasión por Terele Pávez.

LA HISTORIA SE REPITE

El empeño de Iker por volver a Bélmez tiene una explicación: gran parte de lo que es se lo debe a las Caras. El fraude no está en los rostros de ese pueblo de Jaén, sino en cómo la prensa se encargó en convertirlo en lo que no es. Y el periodista vitoriano está entre los primeros de la lista. De hecho, en 1997, junto a Lorenzo Fernández (hoy director de la revista Enigmas), ya resolvió el caso.

En aquella ocasión, el titular iba acompañado de la frase Exclusiva Mundial. Aprovechando unas actas notariales que jamás en su vida ha mostrado (y que no dicen que aparecieran nuevas caras por mucho que se empeñe) y una sabia combinación de datos falsos y otros manipulados, se sacó de la manga una inexistente operación de la dictadura para acabar con el caso. Una menudencia para un tipo capaz de ir a Dachau a grabar psicofonías de las víctimas del Holocausto.

AL GRANO

Es difícil resumir las cerca de dos horas y media del programa (y seis de anuncios), pero la cosa empezó con una pequeña visión histórica del caso en la que, como es habitual, se alteraron los datos para hacerlo todo un poco más misterioso. Lo de la presencia de las Brigadas de Investigación de Sevilla y Madrid en el pueblo dando fe del prodigio, por ejemplo, es simplemente mentira. Se ha dicho mil veces y jamás se ha aportado prueba alguna. Si hay que fiarse de la palabra de los ínclitos Salvador Ortega o Francico Pérez Abellán que paren el mundo que yo me bajo.

Y del testimonio del periodista Antonio Casado, ¿qué decir? Esperemos que algún día reconozca que no fue él sino Bonifacio Varea (de El Alcázar) el que descubrió el timo. No le acuso de mentir, sino que se acuerda de lo que pasó menos de lo que cree. Por cierto ¿Qué dijo la Junta de Seguridad Nacional? A los diarios de la época me remito para el que tenga verdadero interés en conocer la verdad y no lo que se contó anoche.

EL FANTASMA DE PHOTOSHOP

Particularmente interesante fue cuando estudiaron la evolución de las Caras a través del tiempo para decir que cambiaban de aspecto. Por ejemplo, tomaron la Pava, la más famosa, y no dijeron que fue picada varias veces y vuelta a pintar: lo que hicieron es comparar la primera con la tercera... y se quedaron tan panchos. Lógico que encontraran diferencias. ¿Cómo no iba a cambiar?

Otro truco es tomar distintas imágenes de una de las Caras (con distintos enfoques, iluminación, filtros, objetivo...), y hacer pasar las diferencias por cambios. A eso, hay que sumar el desgaste lógico tras ser pisadas (y repintandas) y a que Photoshop hace milagros. Así tienes cambios para llenar tres programas.

OPERACIÓN (ES)TRIDENTE

Luego vino lo de la Operación Tridente, eso de que Franco en persona obligó a Pueblo a acabar con el caso. ¡Hasta el ministro de Gobernación convocó al alcalde Manuel Rodríguez para acallar el caso! El problema de su testimonio, y se olvidaron de decirlo, es que él sitúa los hechos a mediados de agosto. En otras palabras, más de una semana antes de que aparecieran los rostros en el cemento.

Luego está el tema del informe encargado la señora de Franco (¿alguien lo ha visto?) y que a la mujer se le cayeron los collares al ver que se cerró una habitación a cal y canto, precinto notarial mediante, y que las Caras cambiaban de aspectos y se multiplicaban. Eso provocó que se intentara silenciar el caso, según Iker. El problema es que el precinto se hizo en 1973 y la presunta instrucción del Caudillo de acabar con el caso se dio en febrero de 1972, un año antes. ¿Fue realmente el Generalísimo quien dictó la orden o Sandro Rey?

EL ANÁLISIS

Luego llegó, como artista invitado, José Javier Gracenea (director general de Medco). Un Cuarto Milenio sin científico de guardia es como una flor que no huele. Empezó bien, diciendo que aquello no había sido pintado. Hasta un ciego se lo podría discutir. Por cierto, en las imágenes se vio claramente de dónde sacaron la muestra que analizó, y no fue, por supuesto, de la Pava sino del Pelao (otra ‘teleplastia'). Lógico que no hubiera rastro de pintura o sales de plata ya que en ese Cara nunca los hubo.

No es que los informes de Graceana (que no he visto) sean malos, seguro que no. Lo que pasa es que le dieron a estudiar un trozo de piedra que estaba en el borde no en la Cara en sí. Iker se asombró ya que, dice, no había rastros nitrato de plata. ¿Pero no dijo Pueblo que así se hacían las Caras? No, nunca, jamás. Lo que dijo es que la primera Pava (de la que no se conserva ningún resto) sí se hizo con ese método.

MALTRATANDO LA VERDAD

Para salpimentar la trola aludieron al llamado Informe Alonso realizado en 1975 por la Universidad Politécnica de Valencia (Juan José Alonso, además, era investigador del CSIC). A diferencia de lo que dijeron en el programa, nadie ha dudado jamás de la cadena de custodia de las pruebas (eso fue de los otros dos informes, uno de los cuales detectó pintura).

La razón es bien sencilla: recortaron la Cara del suelo y la llevaron entera para su análisis. Por cierto, que la conclusión es que era una huella de zapato y por grasa de la cocina y por eso Graceano no encontró lo que buscaba. Aun así, no dudo que los informes sean correctos, sino que supieron torearle.

Y a continuación, más de lo mismo gracias a Luís Salamanco. Tres intentos de rehacer las Caras con disolvente de hormigón, ácido clorhídrico, y nitratos de plata. Sí, es verdad que son teorías, pero que no diga Iker lo que no es: las dos primeras eran absurdas en su día y nadie que conozca el caso les da la menor importancia. La tercera tiene más sentido (pero sólo para la primera Cara, insisto).

QUE NO FALTE EL ESPIRITISMO

En todo caso, si Salamanco tiene razón y no se puede explicar científicamente el caso, o es muy malo o que aprenda sueco porque le van a dar el Nobel. Hay otra opción, que llame a la Fundación Randi y se pase a recoger el millón de dólares que espera al primero que aporte pruebas de que los fenómenos paranormales existen.

Luego llegó la investigación a lo Bruja de Blair. Demasiado incluso para mí, y eso que llevaba ya litrona y media entre pecho y espalda. El viejo truco del detector volumétrico de presencias (¡sí, el detector volumétrico!) sonando a toda pastilla e Iker poniendo cara de me voy la pata pa'bajo. ¿El espíritu de María? Pues sí, no una, sino 27 veces, según la psicografóloga (¿?) Clara Tahorces. No creo que nadie pensara que fuera un montaje.

Y entonces yo me fui a dormir. No sé lo que dijeron después pero no vi nada en más de dos horas que parecía que me hicieran cambiar de opinión. Por lo visto la semana que viene la fiesta continúa. Conmigo que no cuenten.

Pero como él dice, amigos de la Patera del Misterio, que cada uno opine lo que quiera. A lo mejor el que se equivoca soy yo.

Javier Cavanilles es coautor de Los Caras de Bélmez (disponible en Kindle e ePub

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