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Ramón Mampel "Hay empresas que controlan la tierra, las plantaciones, el mercado y los precios, y los agricultores no pueden competior con ellas

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VALENCIA.  Ramón Mampel (Traiguera, 1952), secretario general de la Unió de Llauraors i Ramaders, es también presidente de Unió de Llauraors i Ramaders, una plataforma de autónomos que reúne a 18 organizaciones. De profesión: agricultor de subsistencia. Mantiene olivos milenarios con más de 3.000 años de historia en la zona del Maestrazgo, donde recrea en 25 hectáreas de terreno, variedades de judías y tomates con sabores, texturas y posibilidades de mantenimiento y reproducción que podrían ser 'eldorado' de los grandes laboratorios agrícolas... si lo supieran.

-¿Con los años que lleva el campo en crisis, ya se han acostumbrado los agricultores?
-No es fácil. Es cierto que hace unos 20 años debido a la presión del mercado se eliminaron los precios proteccionistas europeos y los aranceles que impedían la entrada de productos de terceros países a Europa. Esto marcó un antes y un después.

-¿Y a quién benefició?
-Sobre todo a las grandes empresas que controlan el sector agroalimentario tanto en Europa como en países del Tercer Mundo. Empresas que especulan y cierran acuerdos preferenciales arrinconando al agricultor. Empresas que controlan la tierra, las plantaciones, el mercado y los precios, imponiendo costes frente a los que no pueden competir los agricultores.

-¿Pero sigue habiendo oferta y demanda?
-¡Qué va! La oferta y demanda es una propuesta del siglo pasado, ahora trabajamos inmersos en una dictadura del capital. Hoy hay productos en cualquier momento del año. Se ha acabado aquello de las temporadas y por supuesto lo de la cultura del alimento. Comemos los productos que las grandes empresas agroalimentarias quieren.

-¿Los controles de calidad y seguridad alimentaria siguen siendo fuente de conflicto para poder exportar?
-Pues sí. Nosotros aplicamos estrictamente los controles de calidad y fitosanitarios europeos exigidos, pero reclamamos reciprocidad y que se aplique la misma normativa a todos. Lo que no puede ser es que a España la Unión Europea sólo le permita utilizar 100 productos fitosanitarios para realizar controles y a terceros países les permitan utilizar más de 1.000 para colocar sus productos... y todos los vendemos a Europa. No se puede exigir controles a unos, mientras se hace la vista gorda con otros. Y luego ocurren casos como los del año pasado con el pepino.

-Antes de hablar del pepino parémonos en la crisis, ¿cuántos años más podrá aguantar el agricultor tanta sequía?
-Pues mire, le queda poco. Cada año se abandona un mayor número de tierras de labranza, tanto en cítricos como en secano. El año pasado se abandonaron 13.000 hectáreas de cítricos, valoramos que en la próxima campaña se dejarán de trabajar otras 20.000 hectáreas.

-¡Un horror!
-Pero claro cuando ves las liquidaciones de la temporada y los aumentos que vienen en abonos, energía, controles fitosanitarios, IVA... antes de asfixiarte lo abandonas. Además, no hay que olvidar que éste es un sector cada día más envejecido. A pocos jóvenes les interesa trabajar en el campo.

-Volvamos al pepino, ¿Europa está preparada para proteger sus mercados?
-Se vio que no. La decisión equivocada de una diputada alemana provocó un cataclismo en el sector hortofrutícola español. Si hubiera protección de mercados en Europa, no se hubiera producido esta injerencia, ni se hubiera atropellado impunemente a todo un sector. Hubo muchas pérdidas y pocas represalias. En su momento sospechamos que detrás de esa acusación se ocultaba una estrategia premeditada por grandes empresas. Y seguimos pénsandolo.

-Siguiendo en Alemania, ¿rescatarán ellos nuestros campos?
-No creo. Su agricultura es continental, la nuestra mediterránea, pero es verdad que su agricultura les ha servido de moneda de cambio para cerrar acuerdos preferenciales con terceros países.

-¿Habrán aprendido del pepino...?
-Esperemos... aunque ingieren muchos productos de invernadero, por ejemplo en Holanda tienen muchos invernaderos donde fabrican pepinos, tomates y lo que sea con una tecnología punta brutal.

-No sabrán igual...
-Sin duda. Nuestra pregunta es por qué se empeñan en expandir una alimentación manipulada pudiendo ingerir productos autóctonos y de proximidad, cuyo sabor y textura son mejores y más sanos. ¿Por qué no volvemos a una agricultura más respetuosa? ¿por qué producimos más alimentos de los que consumimos y necesitamos? Actualmente un 25% de los productos que se compran acaban en la basura.

-En su curriculum dice que es un experto en agricultura de subsistencia, ¿me lo explica?
-Hace tiempo nos embarcamos en la recuperación de variedades autóctonas y productos locales de proximidad. Personalmente hemos salvado un patrimonio arbóreo de olivos milenarios que fue injertado por fenicios y griegos hace miles de años. También tenemos una variedad de tomate con una propiedad en su semilla que le permite conservarse todo el año. La agricultura de subsistencia nos ha salvado de la economía de miseria.

-El otro día, Arias Cañete, ministro de Agricultura, declinó reunirse con ustedes y con AVA por ser autonómicos, es decir representar a pequeños colectivos, ¿se han planteado crecer más?
-Fue una reacción fuera de lugar. Su excusa carecía de fundamento. Dijo que ya se reunió con Anecop en Madrid, pero por la misma regla de tres también tiene en Madrid a la distribuidora de una gran empresa comercial con la que se reunió en Valencia. Hemos tenido heladas, sequía, incendios... quizá no tenía ganas de escuchar nuestras reivindicaciones.

-¿Sin ayudas públicas es posible la agricultura?
-Es posible, pero difícil. Y más en estos tiempos en los que ni con los precios de mercado, ni con ayudas se cubren los costes de producción. Quizá sería posible prescindir de las ayudas si los productos salieran al mercado con precios que cubrieran los costes de producción. Como no se paga, porque las reglas han cambiado y lo controlan las grandes empresas agroalimentarias, necesitamos ayudas.

-Además del campo defiende a los autónomos, ¿qué sector está peor?
-No sabría decir. Pero en España en el último año se han perdido más de 100.000 autónomos. Y en la Comunidad Valenciana desde el pasado mes de mayo 1.004 autónomos se daban de baja en la Seguridad Social cada mes.

-Siendo el autónomo una figura numerosa en España ¿por qué sigue siendo la oveja negra del sector profesional?
-Vivimos en un neoliberalismo brutal en el que ya no existe la ley de la oferta y la demanda. Se ha desestructurado la sociedad y actualmente debido a la crisis se producen extorsiones laborales de esclavitud. Trabajar mucho y ganar poco. Los autónomos son pequeños y fáciles de aniquilar. Las empresas grandes tienen poder para negociar con bancos y políticos, los pequeños no.

-¿Consecuencias del aumento del IVA?
-Aumento del dinero negro. "Házmelo sin IVA" va a ser mucho más habitual. Y esto es otro desequilibrio. Pero si la gente no tiene para comer, ¿cómo va a tener para pagar? La gente marcará prioridades y perderá la vergüenza.

-¿Las manifestaciones son útiles?
-A la sociedad se les ha dicho tantas veces lo bueno que es que han perdido la capacidad de reacción. Antes tocabas la trompeta y salían 1.000 personas a la calle. Ahora cuesta. "Es que tengo faena. Mi hijo quiere un coche...". Encima, cuando sacas 1.000 personas a la calle y cortas una de ellas, el resto de la gente te mira con rechazo, pero... "¡qué se creen estos!". Al final hemos sustituido las protestas masivas por hacer gestos llamativos graciosos y reivindicativos.

-Practica la agricultura de subsistencia, ¿a qué otras prácticas de subsistencia está acostumbrado?
-Vivo en un pueblo y me gusta lo natural, por lo que me resulta fácil acostumbrarme a la vida sencilla. La agricultura de subsistencia surgió en mi caso por la imposibilidad de tener agua en el terreno que teníamos, donde crecían olivos milenarios. Se mantuvo, se cuidó y hoy esa agricultura ha dado paso a una riqueza y biodiversidad única en el mundo.

-Por cierto, ¿qué tal funciona la tienda de agricultura ecológica y natural que la Unió de Llauraors i Ramaders abrió, el pasado verano, en el centro de Valencia?
-Estamos muy contentos. Se venden productos de algunos miembros de la Unió y de un campo experimental que tenemos en la Marjal del Moro. Y no son tan caros como parece.

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