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El futuro de Ciutat Vella, en manos de sus vecinos

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VALENCIA. Sin ningún responsable político como interlocutor, debatir a cerca de Ciutat Vella, uno de los centros históricos más grande de Europa, puede resultar muy difícil. Tanto es así que después de treinta años, Ciutat Vella sigue sin unas políticas urbanísticas claras, a medio camino entre el barrio aparador destinado al turismo y una zona de solares vacíos debido al abandono jurídico y la crisis económica. La falta de un interlocutor válido ha hecho que los movimiento sociales en Ciutat Vella hayan sido fundamentales para reactivar la zona.

El espacio Aula Ciutat quiso así centrar, el miércoles pasado, su tercer debate en esta zona del Cap i Casal que a diferencia de otros barrios de la ciudad, ha recibido bastante financiación pública, sobre todo a través del Plan Riva, aunque los resultados han sido muy desiguales, tal y como destacó el economista Ramon Marrades, moderador del debate.

El arquitecto Carmel Gradolí, afirmó que unos de los principales problemas era la falta de aprecio del espacio por parte de la administración, y en relación con la financiación del centro histórico, subrayó que ésta ha sido ridícula comparada con la destinada a la Ciutat de les Arts i les Ciències, la visita del Papa, la Copa América o la Fórmula 1. Por su parte Andrés Boix, profesor titular de derecho administrativo de la Universitat de València, que además fue vecino de Ciutat Vella, sostuvo que el Ayuntamiento nunca ha tenido claro qué hacer con esa financiación destinada a Ciutat Vella. "Con la política de aparador y el abandono jurídico del barrio han salido favorecidos los promotores del ocio nocturno más descontrolado de toda Europa" señaló Boix. Quien lamentó que la vida diurna que ha tenido la zona hasta ahora, sobre todo por los edificios de las Conselleries, podría reducirse debido a la marcha de todas ellas al Complejo Administrativo 9 d'Octubre.

Con todo, los asistentes al debate destacaron la importancia que ha tenido el asociacionismo vecinal para la rehabilitación de Ciutat Vella, como el Solar Corona, recuperado por iniciativa de los vecinos o las iniciativas del Col·lectiu de Mares i Pares de Ciutat Vella. De hecho los ponentes del debate destacaron que la solución, al menos temporal, en Ciutat Vella, es la acción de los vecinos a pesar de la administración. Aunque algunos vecinos presentes afirmaron que muchas veces el asociacionismo cívico se agotaba con el tiempo sin encontrar soluciones. Así lo denunció una vecina de Velluters, quizás el barrio más afectado de Ciutat Vella.

Entre otras voces destacadas del debate, el profesor de economía Josep Sorribes y director de Aula Ciutat, se preguntó cómo era posible que las principales calles del Carmen sigan aún sin peatonalizar. A lo que el arquitecto Gradolí como el profesor Andrés Boix respondieron que detrás de la no peatonalización estaban los intereses del Ayuntamiento con los hosteleros y la ideología de lo privado. En relación con esto y en vistas de la incapacidad política para mejorar Ciutat Vella, Andrés Boix alertó que aunque es posible que se suceda un cambio político, veía a la oposición en una especie de "síndrome de estocolmo" porque el discurso de la derecha respecto Ciutat Vella había calado muy bien en la oposición.

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