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MÁS PERSONAS, MENOS GASTO

El turismo urbano de Valencia se enfrenta a un problema de masificación y poco gasto

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VALENCIA. Las cifras turísticas de 2014 están siendo de récord para el mercado nacional gracias a los 36,3 millones de visitantes recibidos entre enero y julio, el registro más alto de la historia. En la Comunitat Valenciana los datos también han sido positivos con un aumento del 4,3% de turistas extranjeros, sin embargo algunos indicadores ponen de manifiesto que el visitante 'low cost' se está adueñando de la costa mediterránea.

Entre esas señales destaca el gasto medio por extranjero, que en la Comunitat se ha reducido un 3,4% en plena temporada alta, o una estancia media más corta que en años anteriores. En definitiva, más gente pero menos dinero. ¿Es este el turismo que queremos o el que nos meceremos?

"Valencia se ha reconvertido a la fuerza en un destino 'low cost' tras el fallo de los grandes eventos", explica Pau Rausell, economista y profesor de la Universitat de València. "Aquella demanda se perdió y quedan unas infraestructuras con la que los nuevos visitantes interactúan más, pero debido a su perfil eso no se traduce en un mayor impacto económico". Se refiere a los jóvenes que echan mano de pisos compartidos, hostales o barra de pan y fiambre en el supermercado de turno, cada vez más numerosos en la ciudad.

Rausell, investigador en economía de la cultura, considera que "a medio y largo plazo puede traducirse en un turismo atractivo si se mejora la oferta" puesto que "hablamos de visitantes receptivos a la innovación social que deberían favorecer al emprendedor local". Pero, con la oferta equivocada, podría derivar en un 'turismo de borrachera' que acaba por convertir a los ciudadanos en extranjeros en su propia ciudad.

Es el caso de Barcelona. Tal y como refleja el documental 'Bye Bye Barcelona', la ciudad condal se ha convertido en una meca del turismo de bajo coste con La Rambla como máximo exponente de esta industria. Souvenirs, franquicias con ofertas gancho y vendedores ambulantes aprovechan las riadas de visitantes que recorren la famosa vía ahuyentando a vecinos de la zona. Y cuando cae la noche, la cosa va a peor.



Valencia está lejos de su punto de saturación”, entiende Rausell en la comparación con Barcelona, y califica de anécdota hechos como que los vendedores del Mercado Central se hayan quejado al Ayuntamiento por los grupos de extranjeros que visitan el recinto y bloquean los puestos a clientes habituales.

CÓMO SACAR PARTIDO DEL TURISMO 'LOW COST'

Tres establecimientos ubicados en el centro de Valencia confirman que la mayor afluencia de turistas no se traduce este verano en más caja. Javi y Emilio, encargado y trabajador de Es.Paella, confiesan que su negocio ha subido los precios respecto a 2013 y eso "ha salvado los ingresos". En la tienda de recuerdos Souvenir Valencia destacan que el descenso de los 'cruceristas' es la razón por la que han recaudado menos que el año pasado. Una opinión que comparten sus homólogos de la avenida María Cristina chaflán de San Vicente Mártir.

Tienda de souvenirs en el centro de Valencia

Si el precio y el producto no son reclamo suficiente para estas masas, la solución pasa por una táctica más sofisticada. Hay que entender que estos turistas pueden transformarse en "inmigrantes cualificados que decidan quedarse un tiempo en la ciudad" si les resulta lo suficientemente atractiva, un modelo cuyo máximo exponente podría ser Berlín. Allí, los españoles e italianos que llegan con sus mochilas en aerolíneas de bajo coste y terminan quedándose a vivir en busca de trabajo ya reciben el nombre de 'EasyJet Set' y contribuyen especialmente a impulsar la industria tech de la capital alemana.

Son muchas las piezas que intervienen en la confección de un plan para reaprovechar el turismo 'low cost' y sacarle partido a medio y largo plazo, desde la "amabilidad de la población local o los precios de la vivienda y bajos comerciales" a "la oferta cultural y universitaria", todo ello combinado con "una estrategia de branding local por parte de la Administración", repasa Rausell. El otro camino, el de exprimirlo a corto plazo, sólo conduce a la masificación y la búsqueda del 'más barato'.

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