VALENCIA. Francisco Álvarez, ex director general de la Bolsa de Valencia y exvicepresidente de la Bolsa de París, se convertirá el próximo martes en director general de Economía Social y Emprendimiento. El nombramiento ya está confirmado y solo falta que se haga efectivo. Álvarez, como el conseller de Economía Sostenible Rafael Climent, es un firme defensor de la llamada Economía del Bien Común, probalemente el más conocido de España. En su blog, La bolsa y la vida, se ha mostrado como un profundo crítico del actual sistema económico.
"No estamos diciendo nada que no se haya dicho ya. ¿Acaso no se habla de transparencia en las empresas? ¿O de responsabilidad social? Pues de lo que se trata es de avanzar en esta dirección", aseguró a ValenciaPlaza.com.
Álvarez explicó que, su labor será tanto "de hacer leyes como pedagogía. Se trata de hablar con todo el mundo y explicarles en qué consiste la Economía del Bien Común y, el que quiera, que lo aplique", apunta. "De todas formas", insiste, "tampoco es tan complicado de entender: basta con aplicar la Constitución".
Álvarez bromea y explica que "no es una cosa de hippies ni revolucionaria, sino que se puede hacer. Ninguna empresa dice yo desvío dinero a los paraísos fiscales o yo compro a proveedores que utilizan mano de obra infantil. Pues se trata de hacer exactamente lo que se dice".
POSTULADOS BÁSICOS
Desde su punto de vista, la Economía del Bien Común beneficia a las empresas que se suman a esta filosofía. "Tampoco es cuestión de acostarnos sin saber qué es y despertarnos siendo expertos, sino de ir comprendiéndolo", apunta. Y pone un ejemplo basado en la transparencia. "Si los consumidores ven que una firma paga bien a sus empleados, facilita la conciliación, es responsable con el medio ambiente... seguro que a la hora de comprar la gente opta por ella y no por la competencia".
La Economía del Bien Común es un concepto desarrollado por el economista alemán Christian Felber (Salzburgo, 1972). Según su teoría, el sistema no debe basarse únicamente en indicadores numéricos como el PIB (que no discriminan si un país exporta ciencia o armas, si es una dictadura o una democracia) sino que debe tomar como referencia a las personas. Así, las empresas dejan de ser únicamente entidades que buscan maximizar le beneficio económico y pasan a incluir en sus balances, también, los beneficios y logros sociales.
