C.Valenciana

EN CAMPAÑA

La bipolaridad 
de Alfonso Rus

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALENCIA. Alfonso Rus es un animal político. Eso, que en los tiempos que corren no se sabe si es bueno o es malo, se pone en evidencia cada vez que al presidente del PP de la provincia de Valencia, de la Diputación y alcalde de Xàtiva le dan un atril o un micrófono para decir la suya. El problema con el líder popular es que igual muestra su lado más institucional o responsable como el más demagógico o electoral. Y lo hace sin despeinarse. 

Este mismo sábado dio muestras de su bipolaridad en un mismo acto organizado por su partido. Tomó la palabra y se vistió con su traje institucional, casi como hombre de Estado -o de comunidad autónoma- para decir que su partido no puede someterse a la indiferencia del Gobierno central, aunque sean sus correligionarios. "Tenemos que levantar la voz sobre la deuda histórica porque nosotros no somos de rodilla en tierra", dijo Rus, en referencia a la negativa del ejecutivo que preside Mariano Rajoy a reconocer la infrafinanciación endémica de la Comunitat Valenciana.

Ahí estaba Rus, ejerciendo de líder responsable hasta que entró en campaña. Y soltó una de esas frases que tanto le gustan porque generan los titulares que le mantienen en el alero. "Si un tripartito gana las elecciones nuestra Comunitat pasará a llamarse Països Catalans, hablaremos catalán, nos dejarán la Comunitat hecha un desastre y no lo podemos consentir", aseguró.

Y así recogió los aplausos con una aseveración sacada de la manga. Algo que, en todo caso y vista su carrera, no parece importarle mucho cuando se trata de movilizar a su electorado. Mítica es aquella intervención en la que, arengando a sus compañeros de partido, aseguró que había ganado la alcaldía de Xàtiva gracias a que prometió llevar la playa a la capital de La Costera. "Y me votaron", dijo añadiendo un calificativo peyorativo a los que, supuestamente, había creído su promesa. 

La cuestión es que en un partido como el PP preocupado por su desplome electoral y con la moral tocada por la dificultad para ofrecer a los electores proyectos ilusionantes tras casi 20 años en la Generalitat, el populismo de Rus acaba ofreciéndose como un salvavidas. Otra cosa es que funcione.  

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo