La venta del solar, conocido como M3, se ha computado durante años como supuestos ingresos patrimoniales para cuadrar los presupuestos del complejo
VALENCIA (A. M. / X. A.). La explotación de la parcela que debía albergar las tres torres diseñadas por Santiago Calatrava junto a la Ciudad de las Artes y de las Ciencias (Cacsa), denominada administrativamente como M3, no saldrá a licitación conjuntamente con el lote para la externalización del complejo de ocio y divulgación científica.
Aunque la Generalitat no construirá ese triple complejo, tampoco pretende que quien se lleve la gestión de l'Oceanogràfic, l'Hemisferic, el Museo de las Ciencias o el parking de l'Umbracle tenga que asumir este terreno, por el momento baldío, al no concretarse los tanteos realizados por algunos promotores.
Si bien los pliegos están todavía en fase de elaboración, medio año después de la fecha prevista para su publicación en el DOCV, la separación del solar del resto de la infraestructura está confirmada desde la propia Generalitat, al tiempo que insisten en su intención de sacar a concurso todos los lotes en breve.
UNA PROMESA INCUMPLIDA DE INGRESOS
La importancia de esta parcela en los últimos años ha sido principalmente contable, como muestras los presupuestos de Cacsa desde hace un lustro. Tras el abandono del proyecto y el anuncio de la venta del solar, la empresa pública ha ido incluyendo su venta como previsión de ingresos por enajenación de patrimonio, permitiendo reducir sobre el papel la previsión de pérdidas año tras año.
Todavía en los presupuesto de 2014 este espacio figura como bien enajenable y se estima ingresar con él 191 millones de euros. Una cantidad significativamente inferior a lo que se esperaba en años anteriores. De hecho, en 2011 se llegó a valorar esta parcela a un precio de 416 millones de euros y un año más tarde, por 289 millones.
El problema surgía cuando los resultados del año volvían a incrementar las pérdidas del conjunto y esos ingresos atípicos tampoco servían para cuadrar ese ejercicio. Fuentes del mercados inmobiliario tienen sus reservas sobre la verosimilitud de la operación. No en balde, esta misma semana se publicaba en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME) una mala señal sobre las posibilidades de la zona.
Metrovacesa, Civisa y Durantia (antigua Luis Batalla) han cesado como consejeras en la sociedad Nazaret y Desarrollo, adjudicataria del programa de actuación integrada (PAI) de Moreras en Valencia, junto a la M3. Tras este cambio, Metrovacesa abandonó también la presidencia de la sociedad, que pasa a ser ocupada por Javier Soler, hasta ahora vicepresidente.
EL CONJUNTO EMBLEMÁTICO QUE NO PASÓ MAQUETA
Las tres torres de cristal que debían completar el desarrollo de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia hace tiempo que se unieron a la colección de bocetos, proyectos y maquetas de la Valencia. Su presentación de realizó en 2005, pese a que una parcela de más de 10.000 cuadrados había sido expropiada en 1994 para otros fines.
Después de ocho años, de su imponente altura (de 280 a 220 metros) y de la firma de Santiago Calatrava, sólo ha quedado una huella: 15 millones de euros menos en las cuentas de la Generalitat, abonados al arquitecto mediante tres cheques por orden del entonces presidente de la Generalitat Francisco Camps. Por no quedar, no queda ni la maqueta, desaparecida hace años tras un azaroso periplo de almacén en almacén.
De hecho, no ha llegado a ser firme durante mucho tiempo ni el suelo donde debían construirse ya que el anuncio vino acompañado del inicio de un pleito por parte de los antiguos propietarios, incluida una empresa que entonces estaba en pleno funcionamiento.