Los repetidos fracasos del Consell para conseguir una cita con el ministro de Hacienda ha llevado a los patronos a abrir vías alternativas oficiales y extraoficiales
VALENCIA. La paciencia tiene un límite. Cuando están a punto de cumplirse dos meses desde el anuncio por parte del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, de una inminente reunión con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, acompañado de la plana mayor del empresariado, la agenda sigue en blanco.
"No tenemos ninguna novedad sobre cuándo se va a producir. Se está cerrando la agenda con el ministro y el Consell está haciendo lo posible para que sea pronto", ha asegurado la consellera portavoz del Ejecutivo valenciano, María José Catalá, tras la reunión del pleno del Gobierno autonómico de este viernes.
El objetivo de la reunión es tratrtar de mejorar la financiación de la Comunitat Valenciana para que las aportaciones estatales no se limiten a cubrir el 89% de los gastos de sanidad y educación y pueda contarse con fondos para poner en marcha políticas de estímulo económico y del empleo. Un tema que, teniendo en cuenta los aplazamientos, en Madrid no está en el capítulo de los temas urgentes.
Después del primer cubo de agua fría que significó el incumplimiento de la primera fecha prometida por Fabra, al expirar julio sin que se celebrara el encuentro, distintos líderes empresariales han empezado a llamar a otras puertas para conseguir sentarse ante el ministro, con o sin el presidente valenciano.
BUSCANDO ALTERNATIVAS
"Tal y como está yendo este tema, no sabes si el hecho de que sea Fabra el que intervenga suma o resta", plantea un destacado patrono. La debilidad que ha transmitido con este fiasco entre la clase empresarial supera a incidentes anteriores que ya hicieron dudar a algunos sobre la línea directa que como presidente autonómico y del Partido Popular podía tener con el equipo de Mariano Rajoy.
Los pasos se encaminan ahora a otros puntos de la red de contactos institucionales de los que disponen los grandes patronos valencianos. En este punto, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, aparece para muchos como un puerto al que dirigirse. No en vano, el presidente de la patronal autonómica Cierval, José Vicente González, es vicepresidente de la organización nacional y apoyó a Rosell para alcanzar el cargo.
Aunque hay reservas sobre la utilidad de este apoyo, clave en su día para imponerse a otros aspirantes, muchos entienden que ésta es una prueba de fuego para cuando Rosell vuelva a llamar a Valencia, Alicante y Castellón para afrontar la reelección. Además, González no está solo y un buen número de destacados empresarios forman parte de la junta directiva y la asamblea de la organización.
DEL SALÓN AL RESERVADO
La reunión se planteaba en principio como un encuentro institucional en Valencia, ya que el ministro no ha estado nunca como tal en la Comunitat desde su nombramiento en 2011, al margen de actos de partido. Sin embargo, se ha impuesto la idea de que lo perfecto es enemigo de lo bueno y más vale conseguirla dónde y cómo se pueda.
El primer intento de saltarse a Fabra se produjo a mediados de julio, cuando se pretendió aprovechar la participación del ministro en el comité ejecutivo de CEOE en Madrid para hacer un aparte y exponerle la situación. Después de conocerse esta intención y sólo dos horas antes de la hora prevista, "problemas de agenda" impidieron la presencia de Montoro en el acto y el plan se vino al traste.
Sin embargo, "algún día tendrá que cumplir con esa cita", advierte un empresario. En todo caso, el número de actos públicos, conferencias, comidas, charlas o jornadas en las que participa el ministro son muchas y pueden ser terreno abonado para alcanzar el encuentro.
"Da igual que sea en público con treinta personas que en el reservado de un restaurante con cinco", señala un patrono que también reconoce otros movimientos con un interlocutor de rango superior: Mariano Rajoy. La cuestión es lograr que el mensaje llegue y que se aligere la presión que actualmente padecen las cuentas de la Generalitat.
Sin embargo, esta estrategia podría tener un problema en su génesis, ya que tampoco faltan los que opinan que la presencia de empresarios en la reunión planteada por Fabra es precisamente lo que dificulta el acuerdo.
Como ejemplo se pone las reuniones que el presidente ha mantenido tanto con Montoro como con Rajoy. Pero añadir a la mesa nuevos invitados podría significar "bajar demasiado a la arena" a un miembro del Ejecutivo en un tema de Estado como es la financiación autonómica.
