VALENCIA. "Me lo dijo la madre un colega que se entera de todo. Ella me avisó de que se celebraba la fiesta y vine". Los amigos le llaman C. Es uno de los miles de ravers que han tomado el aeródromo forestal de Benagéber durante los últimos cinco días. La fiesta, organizada clandestinamente, llega este domingo a su fin.
La Guardia Civil fue taxativa. Tras ponerse en contacto con los organizadores de la fiesta ilegal les dieron unas horas para desalojar. "La policía ha hablado con los de la rave", explica otro raver, "y les ha dicho que si no desalojaban hoy [domingo] entraban antidisturbios". "La mayoría de los españoles salieron ayer [por el sábado] y hoy están desalojando a los extranjeros", añade.
Este domingo a mediodía ha parado por fin la música, tras casi 100 horas de juerga ininterrumpida. "Ahora ha vuelto a empezar y es mucho más suave; por lo visto están recogiendo", explicaba un vecino de la localidad valenciana de Benagéber. En concreto, se habían desmontado dos de los tres escenarios. A última hora de la noche del domingo sólo quedaba uno operativo y se iba a desmontar.
La fiesta ilegal se inició sobre las 20.00 horas de la tarde del miércoles. Varios vecinos avistaron a un grupo de jóvenes que entraban un par de camiones a la pista de aviones del aeródromo de Benagéber para comenzar a montar la macrofiesta. Los organizadores fueron avisando a grupos de amigos que se fueron pasando el mensaje unos a otros.
UNA FIESTA LLENA DE EXTRANJEROS
Más tarde empezaron a llegar más coches, la mayoría de los automóviles de procedencia francesa, si bien también alemanes, italianos, daneses e inclusos portugueses. Caravanas, autobuses y autocaravanas se dieron cita en torno a un escenario de unos 100 metros cuadrados con sus grupos electrógenos para el sonido. Asimismo, se instalaron varios puestos de comida, ropa y bebida.
Durante estos días el campamento, bautizado como 'campamento zombi' en las redes sociales, ha ocupado una zona de bosque protegido. Ante el frío reinante, el principal miedo que suscitaba es que las hogueras descontroladas que se realizaban para calentarse pudieran provocar un incendio. Hasta el lugar se desplazó la Brigada de Emergencias de Sinarcas, la más próxima, que ha estado de retén vigilando que no sucediera nada grave.
La orden de desalojar el campamento se está cumpliendo finalmente, ya sólo quedan unos pocos centenares de ravers, y para este lunes se espera que, con la marcha de los últimos ravers, la fiesta sea una anécdota. De hecho, todo ha sucedido a varios kilómetros del pueblo. Un vecino de la localidad, jubilado, señalaba a este respecto que ni se habían enterado de la fiesta salvo por el sonido de la música. "Por aquí ni han venido", relataba.