VALENCIA. Entre las teorías que circulan en los mentideros del PP de la Comunitat Valenciana, una de las que ha cobrado fuerza en los últimos días gira en torno al desgaste de la consellera de Educación y Cultura, María José Catalá, a cuenta del conflicto surgido con la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) y su definición del valenciano.

El PPCV y, en especial, su secretario general, Serafín Castellano, ha salido públicamente al paso en defensa de las señas de identidad, uno de sus recursos favoritos en lo que a estrategia política se refiere: una reacción que ha echado más leña al fuego en el enfrentamiento.

Ahora bien, pese a estas declaraciones del dirigente 'popular', la cúpula del Gobierno valenciano ha cargado con el problema a la consellera de Cultura, la dirigente más prometedora del Ejecutivo y que ha sonado en diferentes momentos de la legislatura como una posible candidata alternativa a Alberto Fabra de cara a las próximas elecciones autonómicas.

Catalá, que goza de buena relación con el ministro José Manuel García Margallo y con el presidente de Les Corts, Juan Cotino, continúa siendo uno de los nombres con mayor atractivo si hubiera que cambiar el cabeza de cartel: una suposición que molesta en el entorno de Presidencia de la Generalitat.

No ayuda el hecho de que en las últimas semanas se haya reavivado desde medios nacionales esta incertidumbre sobre la candidatura de Fabra para 2015, condicionándose a los resultados de las elecciones europeas.

Con este escenario, en el entorno de Fabra se mira con cierta distancia a Catalá e incluso algunas voces en la Generalitat la señalan como responsable del problema con la AVL por falta de previsión. La consellera, por su parte, ha redoblado sus esfuerzos en los últimos días por calmar los ánimos respecto al conflicto con la institución.

Así, mientras Castellano u otros dirigentes, como el portavoz del PP en Les Corts, Jorge Bellver, se dedican a 'sacar pecho' cuestionándose la razón de ser de la AVL, el desgaste está corriendo a cargo de la conselleria de Catalá, que ha sido la encargada de solicitar un dictamen urgente al Consell Jurídic Consultiu (CJC) sobre la definición hecha por la Acadèmia, además de enviar una carta al organismo solicitando consenso.

En cualquier caso, y pese a que los 'populares' parecen haber entrado en una batalla con la AVL de difícil solución, todo apunta a que la responsable del departamento -que nunca se ha caracterizado por un discurso beligerante contra la unidad de la lengua- deberá ser la que se enfrente al 'mal trago' del conflicto.