VALENCIA. "Que no, que no vais a sacarme con una mala cara". Rita Barberá insistía ante los medios una y otra vez con este tipo de sentencias. "Que no estoy triste", aseguraba, con la cara compungida y tras horas de silencio en la sede del Partido Popular de la Comunitat Valenciana, y la todavía alcaldesa de Valencia tenía gestos dispares con los miembros del grupo político en estado de schock ante la debacle electoral.
Entre todos esos gestos, Eva Mañez capturaba con su fotografía un abrazo especial, más de Serafín Castellano a la alcaldesa que al revés, pero que gracias a una grabación de Cuatro se ha revelado como uno de los mensajes más clarividentes de la sensación en el partido. "¡Qué hostia!, ¡qué hostia"!, repite Barberá ante el ahora delegado del Gobierno para la Comunitat Valenciana, consciente del varapalo para el partido que ha perdido, en términos autonómicos, más de medio millón de votantes.
Ahora Barberá inicia a su vez la estrategia para tratar de convencer, Madrid mediante, a Ciudadanos y a PSPV y crear "un pacto de Estado" como oposición a las fuerzas de izquierda. Por su parte, el candidato de la formación naranja Fernando Giner ha asegurado que la corrupción es una línea roja infranqueable para su partido, aunque durante la campaña se ha mostrado abierto al diálogo. Más complicada parece la conversación con Joan Calabuig, el candidato socialista, que descartó cualquier conversación en este sentido y que estaría llamado a formar gobierno con Compromís y València en comú, el grupo político derivado de Podemos.