Tan pronto responde a los incendios o presenta nuevos policías, como se reúne con asociaciones universitarias o maneja en la sombra sus hilos para fortalecerse en el partido. Su última tarea, presidir actos en los distritos de Valencia ciudad
VALENCIA. Hasta sus detractores reconocen que la capacidad de trabajo del secretario general del PPCV, Serafín Castellano, es la mejor de sus cualidades. Desde que se erigió número dos de los ‘populares' valencianos, el de Benisanó se ha multiplicado en sus funciones de partido y Gobierno.
Tan pronto se le ve respondiendo ante los incendios o presentando nuevos policías en calidad de conseller de Gobernación, como constituyendo comisiones de cultura o educación en el partido, presidiendo cenas comarcales, reuniendo a las asociaciones universitarias en la sede del PP de la calle Quart o, en otra de sus especialidades, manejando en la sombra los hilos para tratar de fortalecer su posición en el formación 'popular'.
La última tarea novedosa para el secretario general del PPCV son las conferencias en distritos de Valencia capital. El pasado jueves inauguró el curso político en el distrito de Exposición, presidido por Julio Aguado y la semana que viene estará en Abastos, con Luchy Esteban al frente. Ambos cercanos al concejal de Urbanismo y vicesecretario de área del PP, Jorge Bellver.
Cabe recordar que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, junto al presidente provincial del PP, Alfonso Rus, fue una de las que discrepó con Alberto Fabra acerca del nombramiento de Serafín Castellano como secretario general.
Si el trabajo es su mejor cualidad, la ubicuidad de la que hace gala es precisamente el objeto de buena parte de las críticas internas que sufre el número dos de Fabra. El mes pasado, por ejemplo, presidió una comisión de turismo en Denia que se solapó con otro acto del PP provincial, una descoordinación que provocó cierto malestar en las huestes de José Císcar, líder 'popular' alicantino.
Esa ubicuidad, junto al poco reparto de juego que ofrece, ya ha suscitado ciertos recelos de los que no le conocían en la distancia corta. "En esa Ejecutiva es el único que tiene el colmillo afilado", subrayó un dirigente del PP a este diario tras echar el primer vistazo al organigrama de Fabra en el congreso de mayo.
Y es cierto. Castellano está dispuesto a comerle el terreno a cualquiera. Pese a que cuenta con pocos apoyos reales, estos le son fieles. La secretaria autonómica de Gobernación, Asunción Quinzá, o la todavía presidenta de Nuevas Generaciones y diputada, Verónica Marcos, son dos de sus baluartes que pisan la sede a menudo.
En cuanto a las comarcas, controla parte del Camp de Morvedre y de Los Serranos. Además de disponer de arietes en municipios sueltos como Ontinyent, Náquera, Casinos o Benaguasil, entre otros. Consciente de que no podrá plantear una batalla de poder a poder frente a Rus en los congresos locales y comarcales, jugará sus bazas estratégicas: tratará de ganar donde pueda, alimentar descontentos con la actual dirección provincial y dar soporte a frentes opositores a Alfonso Rus -su histórico rival- como el que parece orquestarse en l'Horta Sud, con María José Catalá como referente.
Con casi tres años de legislatura por delante, Serafín Castellano es uno de los nombres no dejará indiferente a nadie. Entre sus múltiples frentes abiertos, está de los congresos comarcales y locales de los próximos meses -donde Alfonso Rus ya ha maniobrado para atarlos en corto- y el de su continuidad como conseller de Gobernación, una cartera que podría desaparecer en una próxima remodelación del Ejecutivo valenciano.