VALENCIA. El pasado día 12 el Museo de la Ciencia Príncipe Felipe de Valencia presentó el legado del profesor Santiago Grisolía que se exhibirá junto al de su maestro, Severo Ochoa. En ese acto el director del centro, Manuel Toharia, pronunció una pequeña presentación. Y en ella deslizó un comentario: "Se supone que éste tenía que ser mi úitimo acto...". Se supone. No lo dio por hecho.

No es la primera vez que Toharia desliza de manera sutil que no está tan clara su marcha. Este 1 de enero acaba el contrato por el que la Ciudad de las Artes y las Ciencias pagaba 100.970 euros al año a Aspetera SL, una empresa propiedad del científico y su esposa.

El contrato de Aspetera con Cacsa se firmó en el año 2000 e inicialmente tenía una duración de cuatro años. Sin embargo, contaba con una cláusula que permite su renovación automática cada año si ninguna de las dos partes lo denunciaba. A Toharia se le avisó en tiempo y forma el pasado mes de septiembre de que el contrato ya no sería anual. De que se rescindía.

Este martes partirá para Estados Unidos a pasar las Navidades con sus hijos que viven allí y así podrá estar con sus nietos. De normal se habría despedido de los trabajadores del Museo de las Ciencias, pero, sorprendentemente, ha decidido esperar a su regreso, el próximo siete de enero.

Precaución o incredulidad, Toharia no parece dar por seguro su adiós aunque reconoce su ignorancia sobre el futuro del Príncipe Felipe. "Si lo supiera podría al menos callarme", decía este lunes a personas de su confianza.

Ahora, como todo el Museo de las Ciencias, espera a que se ponga en marcha el pliego de condiciones para la privatización del centro. "No hay más que rumores en torno a que empresas se presentarán al concurso pero como no ha habido ni presentación del plego de condiciones no hay nada claro", dicen desde CACSA. "Nos esperan unos meses muy interesantes desde el punto informativo", comentaban este lunes.

Desde la Generalitat no dan el nombre de un director suplente. Si lo hay, lo guardan en secreto. Las opciones que se manejan para que no haya un vacío de poder en este periodo de transición es que alguien del museo ocupe provisionalmente la plaza de director e incluso hubo quien, desde CACSA, no descartó la posibilidad de que Toharia siga al frente unos meses hasta que se resuelva el concurso, una opción que parece remota, habida cuenta la desafección del Consell hacia el divulgador científico.

Desde la Conselleria de Economía insistieron: Toharia debe irse. De ahí que muchos se pregunten con quién ha hablado Toharia o qué le han dicho para que no tenga tan claro su adiós. ¿Apego al cargo?  ¿Información privilegiada? El caso es que podría haberse despedido hace unos días y no lo ha hecho.