VALENCIA. A cámara lenta, pero algo se mueve entre los socialistas valencianos de la era Ximo Puig. En 101 días ya han hecho dos propuestas válidas, aunque una inviable y la otra por demostrar. La primera, la reivindicación de una mayor y mejor financiación autonómica. La propuesta, justa y necesaria, llega en el peor momento de la historia del último tercio de siglo, con el Estado en crisis y las autonomías en quiebra.
Imposible en estos momentos rascar un duro del Estado para ese menester, por mucho que también Fabra amenace ahora con tirar de cláusula Camps para reformar el Estatuto y exigir mayor financiación. Casi mejor sería que se concentrara en poner coto al desmadre del sector público empresarial, hinchado artificialmente bajo el mandato de su partido y al que, las cosas como son, nadie es capaz de poner el cascabel y menos, parece ser, un señor de Castellón.
La segunda propuesta de Puig trata sobre la racionalización del la nómina de altos cargos del Consell. Como se puede observar en el cuadro adjunto, la propuesta, de llevarse a cabo en su totalidad, representaría un ahorro anual mínimo en sueldos de 8,98 millones de euros.
La propuesta de los socialistas frente a la actual estructura del Consell de Alberto Fabra y dentro de un plan extraordinario de reducción de altos cargos de la Generalitat, contiene la reducción de diez a seis el número de consellerias, la supresión de las actuales 20 secretarías autonómicas y de las tres delegaciones provinciales del Consell, bajando entre un 40 y un 70 por ciento otros altos cargos y asesores del Gobierno valenciano. En concreto, la propuesta del PSPV plantea eliminar 143 cargos del Ejecutivo.

Puig aseguró durante la presentación que el plan de los socialistas valencianos permitiría "cuatro veces más ahorro" que suprimir 20 escaños en las Corts. "No hace falta esperar a 2015, ahora es el momento de hacer las reformas necesarias". Lástima que el dirigente socialista no gobierne y que su partido fuera vapuleado hace un año como nunca antes en la democracia. Así que hasta 2015, nada, salvo que el PP tome en consideración su propuesta, cosa harto difícil (el pesebre es el pesebre, al menos hasta que los interventores del Estado digan lo contrario).
Por otra parte, y no es una cuestión personal hacia Puig sino más bien hacia toda la clase política, resulta cuestionable en estos precisos momentos cualquier compromiso que un partido o preclaro lider político adquiera, ya sea desde la oposición o desde el gobierno. Pero en fin, la intención es lo que cuenta. Y comoquiera que siempre es fácil sentarse ante un papel con el esquema de la estructura del Consell para cortar y pegar sobre él, desde aquí emplazamos al dirigente del PSPV que se atreva con misiones más audaces, como desvelar cómo resolvería los problemas de la deuda autonómica, el paro, la sobredimensión de la Administración autonómica o la del sistema universitario, el pago de las nóminas, etc, etc. Con datos y partidas presupuestarias incluidas. Por supuesto. O sea, un #siyofuerapresidente completo.