VALÈNCIA. Con “un caballo ganador” dicen sus actores llegar a Valencia y para el tan conocido José Luis Gil -Juan Cuesta en Aquí no hay quien viva y Enrique Pastor en La que se avecina- se trata de su obra teatral de ensueño, esa con la que se ha imaginado miles de veces actuando y que ya con 12 años dejó escapar en pequeñas escenas mientras estudiaba Arte Dramático. En Cyrano de Bergerac “hay mucho José Luis” porque según confiesa le “ha apasionado desde siempre” y por ello la obra pasa por su “comprensión” y por cómo él la viviría. Aterriza en el Teatro Olympia- del 2 al 12 de noviembre- después de agotar entradas en numerosas funciones en Zaragoza y tras un pequeño recorrido por Teruel.
Cyrano de Bergerac es una versión “sin pretensiones” de la creación del poeta Edmond Rostand que firman Carlota Pérez Reverte y Alberto Castrillo-Ferrer. Castrillo dice contar con un elenco “de ensueño” donde son siete los actores en escena; José Luis Gil, Ana Ruiz, Álex Gadea, Nacho Rubio, Joaquín Murillo, Rocío Calvo y Ricardo Joven. Prácticamente todos desdoblan sus interpretaciones en más de 20 personajes, como es el caso de Nacho Rubio quien se pone en el papel de hasta seis personalidades. Y en escena se entremezclan canciones, música original, luchas de esgrima, continuos cambios de vestuario y actuaciones acompañadas de versos.
Pero, ¿quién es Cyrano de Bergerac? Cyrano de Bergerac fue un soldado gascón, lunático y poeta, famoso a parte de por su talento por su pronunciada nariz. Guardaba interiormente un gran amor que no se atrevía a afrontar y es justo desde aquí desde donde parte la historia. Vive enamorado de Roxana, pero acomplejado por su gran nariz no es capaz de transmitirle sus sentimientos. Además ella ama a otro hombre llamado Cristian, quien carece del talento por la palabra que sí tiene Cyrano. Así que con el deseo de felicidad para su amada Roxana, ayuda a Cristian a enamorarla a través de cartas de amor que él mismo escribe, creando un pacto que le convertirá “en esclavo de un amor imposible”.
Desde toda la producción defienden que es una “obra de verso fácil” que deja espacio para un “público popular”. La actriz Ana Ruiz ha contado como muchas familias se sorprenden al llevar a sus hijos principalmente “por ver a José Luis el de La que se avecina” y “se encuentran con que los niños entienden la obra”. Algo que también constata el propio actor al afirmar que “los espectadores se olvidan a los 10 minutos de que la obra es en verso, porque han entrado en ese juego.” Además, apunta que el verso no lo convierte en una obra "cantarina" porque "suena de forma fluida y encaja perfectamente".
Representada por primera vez en diciembre de 1897 en el corazón de París, es una versión original que “no coge apenas influencias de otros textos”. La idea del proyecto surgió precisamente del propio José Luis, quien le traspasó su ida a Alberto Castrillo, y así nació por medio de una conversación. Con una idea tan clara desde hacía tanto tiempo, manifiestan no haber “hecho experimentos” para mantenerse “lo más fielmente” a los escritos originales. Y es que "sobre un clásico tan irrepetible no se puede añadir mucho" aclaran.