Tristes momentos nos toca vivir a los europeos en estos días, pues después de sufrir la pandemia, soplan vientos de guerra en nuestras fronteras del Este
Vladimir Putin ha hecho honor a uno de los padres de la US Navy John Paul Jones cuando afirmaba que “el que puede sorprender debe conquistar”, porque desde luego la acción llevada acabo por las Fuerzas Armadas rusas en Ucrania ha supuesto una gran sorpresa para todos, no tanto en cuanto en que iban a entrar en acción en territorio ucraniano, sino de la forma en que lo han hecho.
¿Por qué?, porque la mayoría de los analistas daban por descontado, incluso el alto representante de la Unión Europea Josep Borrell, también lo dio como algo hecho en unas inoportunas declaraciones en Nueva York, que se iba a producir una intervención de los rusos en el territorio del Dombás por vía terrestre después del reconocimiento de las Repúblicas Populares del Donets y Lugans. Esta acción, como es lógico, conllevaría dentro del normal desarrollo de las operaciones modernas, una acción conjunta y previa de las fuerzas aéreas y estratégicas, para así neutralizar la capacidad de respuesta militar ucraniana, y no solo en la Zona de Operaciones de aquella región del este de Ucrania limítrofe con Rusia, sino en todo el Teatro Operacional de Ucrania, atacando bases aéreas, instalaciones de radar, comunicaciones y guerra electrónica, así como ciertas infraestructuras criticas para lograr paralizar tanto al ejército ucraniano como a la acción de gobierno de Kiev. Y la aparente sorpresa ha sido que precisamente esta siendo ésta capital el objetivo principal de los columnas blindadas rusas; otra cosa sería dominar y conquistar la trimillonaria ciudad de Kiev (pues los rusos aún deben tener presente aquella batalla de Grozny -Chechenia- (1994-1995) y el desastre inicial para sus blindados dentro del casco urbano), y he dicho aparentemente, según los datos que nos llegan, pues con todas las reservas posibles hay que recordar a Esquilo cuando hace 2500 años dijo aquello de que la primera víctima de la guerra es la verdad.
Pero la sorpresa también es para muchos, entre ellos el alto representante de la Unión Europea, respecto a que Putin pretende alterar el orden mundial y reconfigurar el sistema de seguridad europeo, (además Borrell en la Conferencia de Seguridad de Munich de hace unos días también metió por el medio en todo este lio a China como otro agente desestabilizador de la Paz mundial juntamente con Rusia); ante esta otra sorpresa yo les recordaría el viejo refrán español de que no hay mayor ciego que el que no quiere ver, y que el impulso de Putin a reorganizar el mundo, al menos en el entorno y vecindario de Rusia, viene de antiguo.
En 2005 el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ante la Duma (su parlamento) ya afirmó que el mayor desastre geopolítico del siglo XX había sido la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas -URSS- y fíjense lo que fue el siglo XX, guerras mundiales, genocidios, asesinatos planificados y limpiezas étnicas, pandemias, etcétera. Este mensaje lo volvió a repetir en la Conferencia de Seguridad de Munich -MSC- dos años después, en 2007, con un público foráneo, con lo que era un claro mensaje al mundo en general y Europa en particular. A esto hay que añadir que, desde su punto de vista, existen millones de rusos y/o rusófonos fuera de las fronteras rusas viviendo en las ex repúblicas soviéticas que están desamparados, viven como ciudadanos de segunda en esos nuevos países (según su relato), uno de ellos Ucrania, pero también, y ésta es nuestra gran preocupación porque son aliados de la OTAN, en los países bálticos de Estonia, Letonia y Lituania, a quien finalmente debemos defender en base al artículo 5 del Tratado de Washington. Si a todos estos datos le añadimos la línea de pensamiento estratégico ruso, que viene ya de la segunda mitad del siglo XVIII, y que en palabras de la zarina Catalina, decía algo así como que, “la defensa de mis fronteras la baso en expandirlas”, las intenciones son claras.
Así llegamos al año 2008, hace ya 14 años, donde de las ideas se pasó a los hechos, tuvo lugar el conflicto de Georgia, en ese mismo verano. En aquel momento desde hacía meses, aproximadamente desde el año anterior tanto ese país caucásico como Ucrania estaban, permítanme la expresión, coqueteando con la entrada en la OTAN, de hecho creo recordar que había tropas norteamericanos en labores entrenamiento en su capital Tbilisi; de tal forma el presidente de Georgia, Mikheil Saakashvili, estaba envalentonado por el apoyo occidental que decidió iniciar una acción contra los separatistas pro rusos en Osetia del Sur (uno de los conflictos congelados Post guerra fría al igual que la Transnistría en Moldavia o el Nagorno-Karabaj en Azerbaiyán), con un operativo militar el 7 de agosto de 2008, esto desencadenó la reacción de Rusia desde la región de Abjasia y desde Osetia del norte, por lo que fuerzas rusas entraron en territorio georgiano yendo mucho más allá de esas dos repúblicas que se declararon independientes (casi hasta las puertas de la capital) les suena de algo, siendo reconocidas por supuesto por el Kremlin y por una parte escasa de la comunidad internacional que no toda, al igual que ocurrió con Kosovo, aunque éste haya sido reconocido por la mitad aproximada de los miembros de la ONU.
Y fue a los dos años de producirse esta agresión internacional cuando la locomotora europea, Alemania, bajo el gobierno de Angela Merkel (todos tenemos nuestros claroscuros), y dirigiendo la empresa gasista por el ex canciller socialdemócrata anterior Gerhard Schröder, se inició la construcción del gasoducto Nordstream que conectaría directamente a Alemania con Rusia a través del mar Báltico; a continuación por el buenismo y el ecologismo se abandonó la energía nuclear, por lo que la servidumbre y dependencia con Rusia se incrementó, pero no solo de ese gran país germano, sino de gran parte de Europa, como Italia que también depende en un 40 % de la gas ruso, aunque el máxima dependencia la tiene Finlandia con un 90 %, entremedias están países como Eslovaquia, Chequia, Austria a Bulgaria, que están entre un 60 % y un 80 %; por eso se proyectó el Nordstream 2 para aumentar la capacidad de esos gasoductos que circulan por el báltico, con una inversión de 11.000 millones de euros, y que ahora Alemania ha suspendido en cuanto reconoció Rusia la independencia de la repúblicas del Dombás. Lo que la gente no sabe es que ese proyecto está sostenido por grupos y fondos de inversión y financieros también de occidente, en concreto de Austria, Francia, Inglaterra, Países Bajos y Alemania, con lo que son los ahorradores europeos los que pierden, también otra vez, con la paralización de este proyecto.
Entre el Nordstream 1 y 2, en el 2014, y tras lo ocurrido en la plaza de Euromaidán se produjo el cambio de gobierno traumático del presidente electo Victor Yanukóvic del pro ruso partido de las regiones, en donde unas revueltas lograron poner fin a su gobierno, que estaba intentando negociar acuerdos alternativamente con la Unión Europea o con Rusia, y entonces se produjo la ocupación, es decir invasión, por parte de Rusia de la península de Crimea (con su puerto de Sebastopol, y así asegurarse una salida a un mar de aguas calientes otra de las fijaciones en el pensamiento estratégico ruso), a la vez que se sublevaban las repúblicas pro rusas del Dombás. Y es aquí cuando recuerdo el refrán español recogido ya por el Marqués de Santillana allá por el siglo XV, y que encabeza el artículo, “de aquellos polvos estos lodos”, esta servidumbre con Rusia nos hace a los europeos dependientes, y con una escasa independencia y seguridad energética, frente a las decisiones del Kremlin, que por otra parte como dice mi amigo el Marques de Foyos, ha visto aún más la debilidad de Europa, tras lo ocurrido durante la Pandemia.
Mientras tanto, para intentar doblegar a Putin en sus acciones bélicas, cosa que por el momento es más que dudoso, se han incrementado la sanciones ya impuestas en el 2014, en las que nuestro campo fue y es uno de los afectados de forma negativa, y que en esta ocasión puede provocar o incrementar la crisis económica, que se vislumbra por los precios de la energía y por todo lo que aporta Rusia en cuanto a materias primas y materiales estratégicos a la economía mundial y sobre todo europea. La Comunidad Valenciana también nos veríamos afectados, uno de los sectores que pueden ser más perjudicados puede ser el cerámico, no solo por el incremento de los precios del gas sino porque de aquellas regiones, por ejemplo importamos arcillas de Ucrania, y exportamos más de 100 millones de euros en azulejos a Rusia.
Ahora mismo se desconoce claramente el alcance de los objetivos militares (ademas del asedio a Kiev) que responden a un designio político, él de Putin, lo razonable es que se esté tomando una posición de fuerza por parte del ejército ruso, para posteriormente negociar unas condiciones vía diplomática, entre ellas que Ucrania no entre en la OTAN una de las líneas rojas que desde el principio estableció Putin, y en las que quizás China participe, de una forma u otra, que como vieron, a través de su ministro de Asuntos Exteriores pedia mantener la calma a los dos contendientes, curiosas formas.
Aunque como siempre lo triste del caso son los muertos que pueda producir el conflicto, que algunos de forma osada lo han descrito como el peor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, olvidándose los más de 150.000 muertos en la guerra de los Balcanes, con decenas de miles de asesinatos en genocidios, decenas de miles de mujeres violadas, y también soldados españoles que dieron su vida allí en misiones de paz, por lo que hay que ser un poco más respetuoso con las personas y la Historia, cuando se comentan estos conflictos.
Y no son solo los muertos, sino también los millones de refugiados que intentan huir de esta guerra, que se desconoce la capacidad o necesidad de resistencia por parte del presidente Volodímir Zelenski, viendo como las fuerzas armadas rusas van controlando claramente la situación militar. Ya veremos cómo se desarrollan los acontecimientos, totalmente cambiantes, pues como decía Carl von Clausewitz “la Guerra es el reino de la incertidumbre”, son tiempos difíciles, tiempos que como dijo en el siglo primero antes de Cristo, Marco Tulio Cicerón “malos tiempos, en los que los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros”; por favor los responsables públicos cuando tomen decisiones gasistas, energéticas o vitales para la nación, a corto, medio o largo plazo, deben tener en cuenta todos los factores, también el factor geopolítico, porque de aquellos polvos vienen estos muertos.