La educación en diseño nació antes que la alfabetización, y las religiones con su simbología son buena muestra de ello
VALÈNCIA.-Los símbolos son al diseño lo que el arroz a la paella. Necesitamos simbologías para representar conceptos, y en comunicación visual (de eso va el diseño) la unidad mínima, el elemento base, sería el símbolo.
Entendidos como signos que representan ideas, los símbolos se utilizan para diseñar logos o crear marcas para empresas, pero contamos con casos con miles de años de antigüedad y a los que seguimos acudiendo como una forma de tener controlado cómo el público percibirá el diseño, recurriendo a elementos cuya representación ya está asentada culturalmente. No hay mejor manera de construir una identidad que hacer que sea popular, bien para un grupo concreto de personas, para una sociedad en general, que sea entendible para su público objetivo, para un target concreto.
Si un grupo amplio identifica que una cruz verde representa un medicamento o señala una farmacia es un éxito del símbolo. Y así es cómo, con signos construidos hace miles de años, las religiones siguen cargadas de simbolismo que destila connotaciones místicas basadas en interpretaciones milenarias.
Al fin y al cabo, ya antes del lenguaje escrito aparecen los signos como forma de representación del pensamiento, por tanto la educación en diseño nace antes que la alfabetización, por un tema de necesidad. Ya esas primeras representaciones en forma de pinturas rupestres buscaban semejanzas reales con el elemento en cuestión, y así nacen los iconos, como los mismos que tenemos en las paletas de herramientas de cualquier software actual.
* Lea el artículo completo en el número de abril de la revista Plaza
Tal día como hoy de 1994 fallece el cardenal Vicente Enrique y Tarancón. Cuatro años antes, en diciembre de 1990, concede una entrevista a TV Castellón en la que repasa su trayectoria vital desde una espléndida lucidez de 83 años. En aquel tiempo, una humilde televisión local se veía abocada a reciclar el material y regrabar cada cinta, por lo que la entrevista se emite y después, pasa a la oscuridad de la desmemoria. Salvo por un detalle: el padre de la entrevistadora -María Padilla- graba el programa, casi íntegro, en una cinta de VHS que, 34 años después, maltrecha por el paso del tiempo, ha sido rescatada para este reportaje, gracias a la colaboración del Servicio de Comunicación y Publicaciones y del LabCom de la Universitat Jaume I