Hasta el 8 de octubre se expone en Radio City la muestra fotográfica València Queer, un recorrido visual por la historia del travestismo y el transformismo valenciano de los ochenta hasta la actualidad a través de 40 fotografías que retratan la obra de 13 artistas queer que componen la historia de la ciudad
VALÈNCIA. Nunca se ha visto en València una sala de “travestis y transformistas ilustres”, hasta ahora. Óscar Bendito y Alberto Lázaro, han decidido crear una “galería ilustre” en pleno corazón del Carmen, en Radio City. Ahí podrá verse, del 9 de septiembre al 8 de octubre, un paseo entre 40 piezas de un imponente tamaño (de 50x70) en el que se homenajea y celebra el trabajo de las primeras travestis valencianas. Desde las que comenzaron a ejercer a finales de los 70, hasta las drag queens más imponentes que han llegado a platós estadounidenes, como es el caso de la excelentísima Choriza May, quien dio el tinte valenciano en el popular programa de televisión Ru Paul. La muestra pretende ilustrar cómo se da el salto del travestismo y el transformismo al show y performance de las drag queens, en una València queer que se encuentra en un momento de máximo esplendor. Además, el 23 de septiembre (sobre las 20h) Radio City acogerá también un pequeño coloquio sobre la Historia de travestismo y transformismo en València, en el que algunas artistas de la escena actual, como Tracy Pop, Rita Amores, Vampirashian, Cristel Rogers y Albie, reflexionará sobre historia y el momento que se está viviendo.
Para comprender el momento dorado que está viviendo la ciudad cabe hacer repaso desde el pasado. Tal y como lo cuenta Benito todo surge a partir de los años 70, cuando València comienza a fijarse en otras ciudades españolas para explorar el trabajo de las artistas y su performance. Unos años más tarde aparece en escena La Margot, quien se convierte en uno de los más grandes referentes de la ciudad, luego se une al espectáculo Rita Amores, quien ya empezó a desarrollar su actividad en locales como Balquis o la discoteca Oh València, lugares que se tornan imprescindibles para entender la evolución de la historia del travestismo y transformismo, tal y como lo explica Lázaro: “Estos eran espacios seguros para ellas, en los que podían llevar a cabo el travestismo y transformismo independientemente de la expresión artística, muchas veces en materia de divertimento”.
En el caso del travestismo, que se refleja en la exposición también con la imagen de La Margot y Rita Amores entre otras, lo que se buscaba era hacer una performance en cuerpo de mujer, y actuar como tal: “Muchas veces tenían que resaltar características muy clave para poder distinguirse. Además algunas de ellas contaban con pocos recursos, por lo que su forma de destacar era siendo lo más llamativas que pudieran con lo que tuvieran”. Esta actuación performática iba acompañada, la mayoría de veces, de un número de tipo musical con el que ofrecer espectáculo, en el que jugaban con el concepto de la feminidad: “Lo que hacían era poner en duda el género a través de su propio estilo y creando un personaje”, aclara Bendito.
Estas prácticas eran socialmente aceptadas, ya que en el mundo del espectáculo se permitía que los hombres encarnaran personajes femeninos sin exponerse a la censura, aunque hasta día de hoy no ha empezado a considerarse como un arte. De cara a los noventa surgen nombres como Ana Boweles y La Faraona, que mezclan su travestismo con una mirada más drag y enfocada al espectáculo escénico, cuenta Lázaro: “A principios de los noventa las drags son un “producto demandado y valorado” gracias a su boom en la escena. Muchas travestis dan el salto a ser drag queens, que ya no solo performan el concepto de la feminidad, artística y performáticamente son súper llamativas”, generalmente aparecen en macrodiscotecas de La Ruta como Puzzle y Barraca u se unen a las fiestas masivas de Sala canal. De cara a los 2000 y avanzando hasta la actualidad el fenómeno televisivo Ru Paul es encargado de “aterrizar en lo sociocultural como una conquista nunca antes experimentada por el colectivo”, es en este momento cuando Choriza May, originaria de Guadasuar (València) da el salto a la visibilidad drag queen dentro de lo mainstream, y donde se ceden ya todo tipo de espacios a drags famosas de la ciudad como puede ser Liz Dust, que desarrolla su actividad con normalidad en el teatro, las discotecas y el cabaret.
Choriza May (Fotos: ALBIE LEO)
A día de hoy todos estos precedentes llevan a que las nuevas generaciones puedan desplegar su talento en cualquier espacio, ahí surgen nombres como Vampirashian y Albieleo, que cuentan ya con una aceptación social significativa si contemplamos el panorama desde los 80 hasta hoy. De forma irónica su “imagen” (fotográfica, en este caso) es proporcional a su presencia profesional en los clubes de la ciudad. En los 80 las travestis actuaban en todo tipo de clubes, pero no tenían grandes equipos para capturar todo ello: “En los 70 o los 80 sólo si eras una gran actriz o actor tenías un gran fotógrafo. Las travestis más antiguas intentaban llegar a la máxima calidad tirando de imaginación, y de los recursos más cercanos. No es hasta que empiezan a venderse como producto cuando consiguen tener más dinero y contactos”.
Sin embargo las imágenes más cuidadas y trabajadas riñen con la presencia de las artistas drag en los clubes, en la actualidad. Mientras que cuentan con un gran equipo y fotógrafos especializados de travestis (como pueden ser Javier Vivó o Mista Studio), su presencia en la ciudad ha ido en picado. En València en el año 2022 tan solo quedan dos espacios creados específicamente para disfrutar de shows: Barbarella y Turangalila. Bendito reflexiona sobre cómo en el momento de mayor visibilidad y aceptación es cuando el colectivo “encuentra menos espacios donde les programen”. Es por ello que la exposición busca, también, hace un llamamiento a la conquista de los espacios seguros y hacer un homenaje a estas “personalidades ilustres” situándolas en la historia y dotándoles del reconocimiento que merecen: “Esto es como en las academias de arte o en los paseos presidenciales, ellas son esas figuras que hay que admirar”.
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