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¿QUIÉN QUIERE LLAMARSE 'MUERTE'?

La leyenda de Death: la banda que hizo punk antes del punk en mitad de la Motown

La banda de Detroit de los setenta, cuyo legado musical fue un secreto entre coleccionistas hasta hace poco, actúa este jueves en Valencia por primera vez en la historia

29/09/2016 - 

VALENCIA. Es fácil comprender las razones por las que la música de Death atravesó su época sin pena ni gloria. Solo hay que imaginar el Detroit de principios de los años setenta. Estamos en la cuna de la industria automovilística y de los movimientos sindicales norteamericanos, pero también en la cantera de los mejores artistas de blues, góspel, R&B y soul del momento. Lugar de origen del sonido Motown y sede de tantos otros sellos discográficos, en Detroit la música disco empezaba por entonces a dominar el mercado y a llenar las pistas de baile de purpurina. En ese contexto, los hermanos Hackney (que habían empezado tocando funk, como se esperaba de cualquier chico negro), decidieron pasarse a la música de blancos. El rock and roll llamó a la puerta de estos tres adolescentes cuando The Who llegó a la ciudad. Alice Cooper, MC5 y los Stooges –todos ellos también de Detroit- hicieron el resto. De ellos tomaron la energía desbordada, la estética de la autodestrucción, el volumen y los acordes de quintas. Y así, en el garaje de una casa de clase obrera de la Ciudad del Motor, es donde comenzó a escribirse la leyenda de Death.

Este tipo de historias nos encantan. Las del triunfo de la integridad artística frente al rechazo y la incomprensión del sistema. Las historias de tesoros ocultos a lo Sixto Rodríguez, descubiertos en el momento más inesperado por mero azar del destino. La diferencia es que el fracaso de Death no se debió exactamente a la falta de atención de la industria, sino a que no quisieron cambiarse el nombre. A mediados de los años setenta, llamarse “Muerte” era una cosa de muy mal gusto. La posmodernidad no había llegado y el ocultismo no vendía discos ¿Quién querría escuchar a una banda con un nombre tan agorero?

 

Convencidos de estar haciendo algo revolucionario, David (guitarra), Bobby (bajo y voz) y Dannis (batería) Hackney ensayaban con disciplina militar, a razón de tres horas al día. Atormentaban a los espeluznados vecinos con su música nerviosa, agresiva y contestataria; a medio camino entre el hard rock y otra “cosa diferente”. Death eran punk sin que nadie lo supiera, varios años antes de que se acuñara el término y de que Los Ramones y Bad Brains (los otros precursores afroamericanos del género) aparecieran en escena. 

Tal y como se relata en el documental de 2013 “A band called Death”, el grupo sí llegó a llamar la atención de la industria. Cuando estuvieron listos para grabar, buscaron una discográfica tirando a ciegas un dardo en las Páginas Amarillas. La cosa terminó con los tres adolescentes (17, 19 y 21 años) sentados frente a Don Davis (productor de bandas como Funkadelic) en Groovesville Productions. En 1974 empezaron a grabar en los estudios United Sound de Detroit, pero el LP no llegó a ver nunca la luz.

Decir “no” a Columbia Records

El mítico productor Clive Davis, de Columbia y Arista Records, llegó a escuchar estas grabaciones y -suponemos que guiado por cierto pálpito premonitorio- ofreció a los chicos de Detroit un contrato discográfico. La única condición era que tenían que buscarse otro nombre. David, que había alumbrado la idea de llamarse Death poco después de la muerte de su padre, se negó en rotundo. Esto generó una agria discusión con sus hermanos, pero finalmente los tres decidieron dejaron pasar el trato con el sello, llevarse los masters de las grabaciones y autoeditar ellos mismos su primer single con dos temas icónicos: “Politicians in my eyes” y “Keep on knocking”. Sacaron 500 copias de aquel primer 7” que tres décadas después llegó a alcanzar precios de hasta 800 dólares en eBay. 

 

Los tres hermanos se mudaron a vivir a un pueblo de Nueva Inglaterra y continuaron componiendo, pero ya nunca llegaron a publicar ningún LP ni a firmar por una compañía. Los años fueron pasando y el repetido rechazo por parte del público y de la industria (de nuevo a causa del nombre maldito) acabó minando la moral de los Hackney. Eventualmente accedieron a rebautizarse como The 4th Movement, al tiempo que viraron su sonido hacia una especie de góspel rock en consonancia con la creciente espiritualidad religiosa que iba arraigando en los miembros del grupo.

En 1982, David vuelve a Detroit dejando sus sueños y a sus hermanos detrás. Ninguno de ellos se alejó de la música. La frustración condujo a David al alcohol, pero continuó componiendo en solitario hasta su muerte por cáncer de pulmón en el año 2000. Bobby y Dannis montaron una banda de reggae (Lambsbread). Pasaron los años y todo el mundo orilló en su recuerdo la historia truncada de Death. Todos menos David, que siempre insistió en que “algún día, alguien vendrá buscando los masters”. Y cuánta razón tenía. 

Los caminos del underground son inescrutables y el olfato de los coleccionistas frikis infalible, de modo que sí, la música de Death volvió a aflorar a la superficie en el año 2008. Y esta vez lo hizo a lo bestia. Los hijos de Bobby no tardaron en descubrir el pasado proto-punk de su padre una vez que el famoso single de 1976 empezó a escucharse en fiestas underground de la Costa Oeste. “Reconocí la voz de mi padre y no podía creerlo. Era de los mejores temas de rock and roll que había oído en mi vida”, cuenta Bobby Jr. en una entrevista.

 

En 2009, la discográfica Drag City editó el LP “For the whole world to see”, con los siete singles grabados en United Sound (le seguirían después otros dos álbumes con demos y canciones desechadas). Al mismo tiempo, tres de los hijos de Bobby montaron un grupo llamado Rough Francis para rendir homenaje a las canciones de Death. En 2010, el batería y el bajista original del grupo ficharon a Bobby Duncan como guitarrista y se embarcaron en una primera gira de reunión. Ahora, seis años más tarde, y con nuevo material bajo el brazo –el LP “N.E.W. Death”, en el que todavía la mitad de las composiciones son originales del malogrado David-, la banda llamada Muerte viene por primera vez a España. No sabemos lo que vamos a encontrarnos en el concierto que este jueves ofrecerán en la sala 16 Toneladas, pero son muchos los que no se quedarán en casa para que se lo cuenten. Son historia viva del punk.

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