huertos urbanos para el grao

Debajo del cemento está la huerta

7/11/2018 - 

VALÈNCIA. No son los primeros, como reconocen desde el Ayuntamiento de València, pero sí que tienen algo especial porque a diferencia de los huertos urbanos que salieron a concurso en La Rambleta y Malilla, los del Grao se ubicarán en un espacio sin huerta en las inmediaciones. Sin nada de huerta. Sin nada. Sólo cemento y hormigón. Taponada su salida al mar por el Puerto, con la única escapatoria de La Marina, a la espera del PAI que tardará en llegar, el Grao encontrará huerta bajo el asfalto como los románticos de Mayo del 68, que hallaron la playa debajo de los adoquines de la calzada.

El Ayuntamiento de València anunció este martes la licitación de las obras que se llevarán a cabo en un solar sin uso de 1.254 metros cuadrados en la calle Barco, muy cerca de la avenida del Puerto, para comenzar así el proyecto de ajardinamiento y huertos urbanos para este barrio. Una buena noticia de las que les gusta en el Govern de la Nau, empeño personal del alcalde de València, Joan Ribó (no en vano el líder de Compromís es ingeniero agrónomo), que le correspondió hacer público a la concejala de Parques y Jardines, Pilar Soriano.

El proyecto ha tenido en cuenta la conservación de los restos puntuales de las naves que se hallaban en el solar, para preservar parte de la historia del mismo, de su patrimonio industrial. Así, las zonas de huerto y los macizos vegetales se situarán en las zonas del solar donde hay ausencia de losa de hormigón. Se trata pues de una cuadratura virtuosa, aprovechar tierra condenada a ser baldía, para transformarla en algo productivo.

El huerto urbano se organiza a partir de un eje principal de circulación y, a cada lado del eje, se sitúan las dos zonas principales de huerto (a nivel del suelo). También se disponen diferentes zonas destinadas a árboles frutales. La vegetación, la diferenciación de pavimentos y el mobiliario habilitado contribuirán a la organización del espacio, permitiendo generar diferentes zonas: de huerto y de frutales, áreas de estar, de experimentación y reunión, y para el almacenamiento.


El recinto será visible desde el exterior y se delimitarán, a través del pavimento, la vegetación y el equipamiento que se emplee, así como las diferentes zonas dentro del solar. De esta manera, podrá albergar los diferentes usos solicitados por los vecinos y establecer los accesos al espacio y las circulaciones principales y secundarias.

Soriano aseguró que la intención final con estos huertos urbanos es “fomentar lazos entre los vecinos y promover el consumo de kilómetro cero”. Para favorecer lo primero, este espacio dispondrá de una zona para hacer talleres y actos culturales, así como zonas de juego para los niños y niñas, con lo que se reforzará su carácter de espacio de encuentro, de foro amable de convivencia.

La regidora describió este modelo de urbanismo como “innovador” y resaltó que dotará al barrio de un espacio de huerta que vaticinó que “se convertirá en una zona muy apreciada y vivida por todos los vecinos de esta parte del barrio”. Una esperanza fundamentada en otras experiencias similares.

Sin ser los primeros, estos huertos urbanos del Grao tienen mucha importancia a nivel metafórico para el consistorio ya que se instalarán en un solar que, a día de hoy, recalcan desde el Ayuntamiento, se encuentra sin uso y vacío, con algunos restos puntuales de antiguas naves industriales, tan habituales en este barrio. Donde ya no quedaba nada, con un poco de ayuda, la vida se abrirá camino de nuevo. Michael Chrichton tenía razón.

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