Ya me perdonarán por el título de la columna de esta semana, pero "es que de verdad" he terminado un "poquitito" cansado del debate estrella previo a las elecciones presidenciales norteamericanas entre los candidatos Harris y Trump, casi tanto como cuando los debates los tenemos con los políticos de casa.
Si no fuera por la importancia que tiene a nivel económico global quién lleve el timón de la nave norteamericana, den por seguro que me lo hubiera evitado… Pero como suponía que mis intervenciones en medios llevarían aparejada la pregunta de "a quién has visto vencedor", tocó verlo y atenderlo. (Aunque les confieso que sólo vi partes del debate en diferido, ya que en España se emitía a las tres de la madrugada – un horario muy exigente para los que tenemos que madrugar para trabajar al día siguiente – centrándome fundamentalmente en el primer punto del orden del día, en la economía).
Desde mi punto de vista, este tipo de debates son más efectistas que efectivos.
Los candidatos los preparan y los desarrollan en base a lo que les indican sus equipos de asesores y rara vez cuentan algo que sea ciertamente relevante (y si me permiten) que sea verdadero, ya sea desde un punto de vista político o económico.
En el caso de Estados Unidos, además, los debates son esenciales para la recaudación de fondos para las campañas, y esa consecuencia se pudo ver después del primer debate entre Biden y Trump. Ante la evidente "inferioridad" de Biden, su equipo se dio cuenta que la primera consecuencia iba a ser que se iban a quedar sin fondos, porque las donaciones iban a bajar de forma dramática y las consecuencias ya sabemos las que han sido para el todavía Presidente.
Desde que se supo que la señora Harris tomaba el relevo, las fuentes de financiación de los demócratas aumentaron y no solamente se puede decir que han puesto a Harris en la carrera, sino que además le han puesto casi en cabeza de la lucha por la presidencia.
Pero por lo que nos llega aquí, tanto encuestas como apuestas se mantienen muy igualadas y no está claro que alguno de los dos candidatos haya tomado ventaja después del debate.
El primero de los capítulos que se abordó fue el económico. Harris criticó a Trump por el estado en el que los demócratas encontraron la economía del país, cuando dejó el cargo. Apostó por crear una "economía de oportunidades", (que no sabemos muy bien qué es).
Por su parte, Trump presumió del crecimiento de la actividad económica durante su mandato, afirmando que él creó una de las mayores épocas de crecimiento de la historia del país.
¿Quién me convenció más?
Ninguno.
Desde mi punto de vista, la economía norteamericana tiene un problema tremendamente importante: Su enorme volumen de deuda pública y el elevado déficit fiscal. Ninguno de los dos se refirió a ello.
Partiendo de cifras ciertamente elevadas, que venían ya de los movimientos que hubo que realizar después de la crisis financiera de 2008/2009, durante el mandato de Trump la deuda pública terminó disparándose. Es verdad que tuvo que lidiar con el covid, pero también es verdad que durante el mandato de Biden y de Harris (que no hay que olvidarse que es la actual Vicepresidenta) ese volumen se ha multiplicado “por mucho”, alcanzando cifras que jamás se habían visto… con el déficit fiscal completamente disparado y con el techo de gasto prorrogado.
Ambos fueron muy generalistas en sus propuestas y respuestas, y ninguno dijo cómo piensa solucionar el problema, si es que tienen intención de hacerlo.
La economía norteamericana está completamente dopada por la deuda. Hay crecimiento, sí… pero basado en un gasto público desmesurado.
Un poco de teoría económica con aplicaciones prácticas
El producto interior bruto, que es la magnitud con la que se mide el crecimiento económico de un país es -a grandes rasgos- el resultado de sumar el gasto público, el consumo privado (el que realizan las familias), más la inversión (que es el gasto que realizan las empresas), más las exportaciones, menos las importaciones.
Si un estado aumenta masivamente el gasto público (como está ocurriendo en Estados Unidos durante la última década, pero especialmente durante los cuatro últimos años) tirando masivamente de deuda, el producto interior bruto se mantiene "vigoroso" y los políticos salen bien en la foto.
Pero claro, lo que no dicen, lo que no quieren explicar es que recurriendo masivamente a la deuda, lo que se va a producir es un empobrecimiento a medio y largo plazo de la población y especialmente de la población más vulnerable.
La gente de la calle, el ciudadano medio, piensa que el gasto público y el déficit fiscal no le afectan, pero esas personas no se dan cuenta de que ese aumento de deuda y déficit lo que generan es un proceso de empobrecimiento lento.
Para financiar la deuda hay que acudir a los bancos centrales, a la Reserva Federal en el caso de los Estados Unidos. Esa deuda se monetiza, se inyecta liquidez en el sistema (¿recuerdan los Quantitatve Easing?)… Y ese proceso genera inflación.
Los ciudadanos empiezan a entenderlo cuando se dan cuenta de que cada vez es más difícil adquirir una vivienda, que cada vez es más difícil llegar a final de mes. No se dan cuenta que lo que ocurre realmente es que se han empobrecido. Miran y dicen: La economía crece… hay empleo. Pero ¿ese empleo es de calidad? ¿Cuántas personas se han tenido que pluriemplear, trabajar más horas para llegar a final de mes?
Ninguno de los dos candidatos ha respondido a eso, que no es un problema exclusivo de los Estados Unidos, pero lo que es preocupante es que la mayor economía del mundo pueda caer en procesos semejantes, a los que han arrastrado a la pobreza a otros países que todos conocemos.