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"pintar desde el alma"

Del aceite al óleo: Rebeca Plana sana a través del arte con ‘Untdelemn’

20/04/2024 - 

VALÈNCIA. “El arte no se puede explicar, tiene que leerlo el espectador”, explica la artista Rebeca Plana sobre su obra, sesenta cuadros a los que les ha arrancado el nombre porque no quiere que se identifiquen con una palabra o una idea. Considera que para pasear por la exposición Untdelemn lo que tiene que hacer el visitante es “dejarse llevar y observar, transitar por sus sentimientos” cómo hace ella cuando crea. Para mantener la viveza de su obra y una lectura única Plana dispone dentro de la Fundación Chirivella Soriano sus obras de forma aleatoria, hasta que se descuelguen el próximo 23 de junio de los muros y vuelvan a su taller, o a adornar un hogar, quien sabe. 

Cuando Plana trabaja dentro de su taller trabaja sobre seis obras a la vez, para mantenerlas vivas, todas ellas tienen un gran formato y se pintan con brochas que se podrían parecer más a una escoba por su gran tamaño. Esto se debe a que para ella las obras tienen que ser como un “acompañante”, como una persona con la que pasar el rato, ocupar presencia en el hogar o en los muros de una sala y "cuando uno se aburra de ellas guardarla". Con esto genera un paseo entre azules eléctricos, rojos, amarillos y verdes en los que la aleatoriedad compone el relato de sus ideas. 

Foto: JORGE PÉREZ ZAERA

Esta muestra se bautiza con el nombre de un aceite esencial, este que nace de la primera “prensada” y es el más puro. Es el que se utiliza para curar tanto lo físico como lo del alma, una reflexión que para la artista refleja el propósito de sus cuadros y de su ser: “Creo que la pintura cura los estados del ser y mi trabajo es curarme primero a mi porque ser pintor es ser egoísta. Tú trabajas para ti mismo y luego para explotarlo hacia el exterior, después lo das a los demás porque sin este intercambio no hay nada. No se pueden guardar los sentimientos porque si no no hay nada”, añade. Para comprender su trabajo prefiere que "quien lo vea lo analice", no explicárselo. Lo ve así porque considera que la obra la termina el espectador con una especie de “querer voluntario” en el que ambos conectan sin que existan intermediarios de por medio más allá de la mirada.

Entre sus obras sin título se pueden encontrar grandes lienzos en los que habla de los pecados capitales, de las virtudes, entre colores habla también de las lecturas que le acompañan y de la banda sonora que le inspira para crear, como la música original de “La Ruta”, pero “de la de verdad y no de las nuevas versiones”. Dentro de su taller en Albalat de la Ribera las puertas siempre están abiertas a quien quiera conocer los procesos, de una forma más natural y con una conversación mejor que con un letrero. Ahora es la Fundación Chirivella la que acoge este relato entre sus muros, con cuadros de gran medida y una técnica que va retándose a sí misma hasta escalar a la tercera planta del Palacio de Valeriola, donde su obra “se expande y se trabaja siempre con un trazo potente”.

Foto: JORGE PÉREZ ZAERA

Ella misma considera que sus creaciones nacen desde “el estómago, la mente y el corazón” con una creación visceral en la que la constancia es su mayor aliada, y donde considera que escucharse es clave para poder trabajar. Para esto habla de los aceites sanadores como los de los óleos, si es que no son los mismos: “Para mi cuando duele el alma o el corazón uno no puede trabajar, tiene que darse un parón o un respiro. En mi caso la creación es un acto de fe porque llevo 25 años luchando contra viento y marea, saltándose las modas y desnudándome frente a mi obra”, explica. 

Todo esto se resume en la palabra que da vida a este paseo: untdelemn, que se refiere a ese aceite sacramental que se considera como algo sagrado, que sirve tanto para ungir como para cocinar. Un aceite que ahora resbala por los muros del Palacio de Valeriola una vez ya ha sanado a su creadora, quien espera que sus cuadros puedan sanar también a quien se acerque a ver su obra. Un viaje a través del arte en el que lo sanador está dentro del óleo, donde el arte da un salto del taller a los muros en blanco para crear un espacio en el que el espectador tiene que entender la obra sin letreros, un reto en el que leer a Rebeca Plana sin palabras. 

Foto: JORGE PÉREZ ZAERA

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