Hoy es 11 de octubre
¡La Liga ha vuelto, y con ella el espectáculo de siempre! Pero para los aficionados del Valencia CF, más que un espectáculo, parece un episodio repetido de un drama deportivo. Rubén Baraja, el entrenador, ya dejó claro después de la derrota contra el Barcelona que las dificultades económicas limitaban el nivel de inversión, y a eso había que adaptarse. Y es que, al igual que en las empresas, la realidad económica siempre pone los pies en la tierra.
Las organizaciones, sean deportivas o no, están formadas por personas que, con su talento y experiencia, son la clave para alcanzar los objetivos. Pero ojo, porque aunque todos estemos de acuerdo en que "lo más importante son las personas", a veces parece que lo que más importa es cuánto cuestan.
En el mundo empresarial, esto se refleja en dos grandes estrategias: la de diferenciación y la de costes. Las empresas que optan por diferenciarse buscan destacar con productos o servicios de alta calidad. Estas organizaciones, como el Real Madrid o el Barcelona en el fútbol, no escatiman en gastos cuando se trata de contratar a los mejores talentos (imagínate a Mbappé o Dani Olmo con sus camisetas). Y si no pueden traer estrellas, desarrollan a sus propios jugadores y los comprometen a largo plazo, como hace el Athletic Club de Bilbao con Nico Williams.
Por otro lado, tenemos a las empresas que se enfocan en los costes. Aquí, la idea es ofrecer productos básicos, sin lujos, pero que hagan su trabajo. El Valencia CF es un buen ejemplo. Es verdad que también trata de aprovechar la cantera fichando al principio de su carrera a profesionales con potencial y que sientan un vínculo emocional con la organización que favorezca su permanencia (por ejemplo, José Luis Gayà, en el Valencia CF desde los 11 años). Pero en los últimos tiempos, su política de fichajes se parece más a ir de rebajas que a buscar piezas de lujo. Muchos de sus jugadores han llegado sin coste o cedidos, y mantenerlos a largo plazo no es prioridad (algunos de los cedidos ni siquiera tienen opción de compra). Es un enfoque práctico, aunque claro, con este modelo, las expectativas de resultados grandiosos son limitadas.
La lección aquí es clara: no podemos pedirle peras al olmo, ni al árbol ni a Dani. La estrategia que una empresa (o un equipo de fútbol) elija va a dictar cómo maneja a sus profesionales. Y así como no esperamos que el Valencia CF compita con el presupuesto del Real Madrid, tampoco podemos esperar que una empresa con una estrategia de costes compita en igualdad de condiciones con otra que invierte en diferenciación. André Gide opinaba: "No hemos de gozar con mayor deleite las cosas que nos han costado caras, ni con menos las que no nos han costado nada".
Entonces, la próxima vez que te encuentres suspirando por la situación del Valencia CF o la política de recursos humanos de tu empresa, recuerda: todo tiene un precio, y ese precio lo dicta la estrategia. Como le decía Gal Gadot a Ryan Reynolds, en el filme Alerta roja, "puedes tener excusas o resultados, pero no ambas cosas a la vez". Y, sobre todo, mantén el sentido del humor, porque como en el fútbol, la vida laboral también tiene sus temporadas, con sus victorias y derrotas. ¡Que no decaiga el ánimo!