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al otro lado de la colina / OPINIÓN

Del ruido de sables en Rusia, al incendio de Francia

1/07/2023 - 

24 horas después de escribir mi anterior artículo, se produjeron unos sucesos en Rusia que me obligan, la actualidad manda, a volver a escribir sobre ese conflicto, lo siento si son parte de ese gran público harto del tema. Cuando un país se encuentra inmerso en una guerra, que se alarga, según las previsiones iniciales, por diversos errores/fracasos de la planificación inicial, es inevitable (antes o después) que surjan disparidad de opiniones entre el mando político de la nación y el mando militar de las operaciones. Estas discrepancias las hemos visto en regímenes autoritarios, democráticos, y de cualquier otro tipo, aunque eso sí con distinto desenlace ¿o no?, por lo que se cuenta, sobre lo ocurrido en la Rusia de Vladimir Putin, y que esta claro que algo en parte lo debilita, es algo de lo que Occidente no está libre ¿o si? . Aunque está claro que los sistemas que usan la violencia psíquica y/o física, o de cualquier otro tipo,  para el control de su población, están más expuestos a que los instrumentos necesarios para esa intervención invasiva en la ciudadanía, ya sean armados, de inteligencia, de coacción, o tecnológicos, etcétera., se rebelen y se hagan dueños de la situación.

Porque recuerden, dentro de nuestro entorno Occidental, las controversias en la guerra de Corea entre el general (de cinco estrellas) Douglas MacArthur y el presidente Harry S. Truman derivó en el relevo del militar, o el cese del general (de cuatro estrellas) Stanley A. McCrystal, jefe (con un mando de escasos 12 meses) tanto del contingente militar de los USA como el de la OTAN-ISAF en Afganistán por el presidente Barack Hussein Obama II. Aunque existen casos más cruentos como en nuestra vecina, la muy democrática y progresista Francia, donde una asonada militar provocó no sólo la caída del gobierno socialista sino del régimen (que no reaccionó), con el fin de la IV Republica e inicio de la Quinta, y la consiguiente guerra civil y/o de independencia de Argelia, en la segunda mitad del siglo XX.

En Rusia lo ocurrido tampoco es nuevo, en la Gran Purga, terror comunista de 1937, por parte del exseminarista Josef Stalin, la purga del Ejército Rojo fue devastadora, pues fue ejecutado la mayoría del cuerpo de oficiales generales, hasta el emblemático Mariscal Mijaíl Tujachevski fue asesinado, y en las siguientes proporciones; de los Mariscales el 60 % fue ejecutado, de los Comandantes de Ejército el 87 %, de los Almirantes el 89 %, de los Generales de Cuerpo de Ejército el 88 %, de los Generales de División el 83 %, el 100 % de los Comisarios del Ejército y de los Comisarios de los Cuerpos de Ejército el 89 %, por lo que provocó la desorganización del Ejército, cosa que facilitaría la invasión de la Wehrmacht en 1941.

Aunque todavía faltan muchos datos, respecto lo ocurrido la semana pasada, pues todo esta aún confuso y está muy manipulado, es difícil aventurarse y crear hipótesis, de todas formas vamos a ello. Primero realizaremos una escueta descripción de los dos actores, personal y orgánico, responsables del (si me permiten) desaguisado.

Yevgueni Prigozhin es un claro producto de la oligarquía moscovita, huérfano desde la más temprana infancia, con 18 años empezó a tener problemas con la ley por robo, para posteriormente pasar en la cárcel desde los 20 hasta casi los 30, de donde salió con una gran ambición y capacidad para hacer negocios, en donde enseguida probó suerte con gran éxito en el de la restauración alimentaria. Esta notoriedad, incluidos restaurantes de lujo, tuvo su recompensa al verse beneficiado por contratos públicos en ese sector de catering, dando posteriormente su salto al sector de la seguridad con la empresa Wagner.

Este segundo actor del que les quería hablar, la compañía privada militar (PMC) Wagner, se fundó hacia el final de la primera mitad de la década de los 2010 (2013-2014), como instrumento de la política exterior expansionista de Rusia, es decir desde que Putin quiere volver a recuperar el esplendor de la URSS. Y está motivado porque las Fuerzas Armadas de este país están conformadas en parte por soldados de recluta, y la actuación en las guerras civiles de Siria, Sudan, Mali, o Ucrania, de su ejército regular tiene unas complicadas y complejas derivadas respecto a su política interior y exterior.

Esto tampoco es nuevo, recuerden en la guerra de Irak como Reino Unido y los USA también usaron las PMC, como la famosa Blackwater (que ya no existe) por ejemplo, y multitud de agencias internacionales también las usan para la seguridad de sus instalaciones y protección de su personal, nada nuevo bajo el Sol, un remedo de la Legión Extranjera (que sí formaba parte del ejército francés) o mejor aún de las unidades que usaban las Compañías Británicas de las Indias Orientales.

Lo que sí que podemos asegurar es que la utilización en territorio ucraniano-ruso de esta compañía Wagner, va en contra de su naturaleza y de los motivos por la que fue creada, como actor y/o agente, independiente del ejército regular ruso, por lo que era inevitable, antes que después que surgieran problemas en la cadena de mando operativo, como así ha ocurrido, por las manifestaciones de Prigozhin desde hace tiempo, y sobre todo con los combates en Bajmut, contra el ministro de defensa ruso Serguéi Shoigú y el mando militar, que presagiaba que algo malo le podía ocurrir, y parece que él ha intentado adelantarse, lo de más, parole, parole, parole, ni golpe de Estado, ni ruido de sables, ni nada de eso, creo yo. Ridícula ha sido la actitud europea, primero congraciándose de este hipotético golpe, para después pasar a esta asustada por si el arsenal nuclear ruso caía en manos de lideres más arriesgados y duros que el propio Putin, si este era depuesto.

Y si hablamos de guerras civiles y de ruidos de sables, es inevitable hablar de Francia, ya han visto en las noticias como está, en una situación convulsa, en llamas, como no se recordaba desde el año 2005. Ya en 2021 un grupo de militares, primero en situación ajena al servicio activo en abril, y después se adhirieron en mayo personal en activo, escribieron una carta pública en la que se veían obligados “a denunciar la desintegración que golpea nuestra Patria" (Francia), y el  “riesgo de una guerra racial” por la segregación en dos de la República, y la necesidad de intervenir contra los “islamoizquierdistas”.

Estas manifestaciones fueron acogidas con las típicas críticas y calificativos de extrema derecha, racismo, etc. etc. Hoy estamos viendo en las calles de nuestra vecina republicana como están quemándose, no sólo bienes privados como coches, motocicletas, y todo tipo de vehículos, sino también centros públicos, como la biblioteca de Marsella, o el saqueo de supermercados, etcétera, con la excusa de la muerte de una persona menor de edad (algo siempre triste) en la que aún no esta nada claro por las imágenes que se observan y que circulan por internet. Porque, qué habría pasado si este vehículo, como en otras tantas ocasiones hemos podido ver, como consecuencia de la alta velocidad y posible consumo de sustancias, hubiera arrollado a los vecinos de la localidad, o hubiera también arrollado a esos ciudadanos como consecuencia de un ataque terrorista como ocurrió aquí en España, en las Ramblas de Barcelona; estaríamos viendo un aluvión de críticas a la pobre Policía (un trabajo difícil donde los haya, donde en una milésima de segundo esta la diferencia entre que te maten o que puedas responder al ataque), y que en estos tiempos de crisis de autoridad y de identidad, es un blanco fácil de atacar, porque sale prácticamente gratis. Esperemos a las investigaciones que aún tardarán antes de emitir una opinión, porque si no está estará más cerca de una critica inquisitorial y visceral, que de un juicio justo.

Y por su parte que hace el hiperactivo presidente Emmanuel Macron, el que predijo en un debate electoral con Marine Le Pen, ¡hay cuidado con  los debates, que los convoca el Diablo y no se sabe como acaban!, diciendo que si era ella la elegida como presidenta habría una guerra civil en Francia, y miren como estamos. Desde luego parece que es otro de los que usa la técnica, de que viene el lobo, que viene el lobo. Lo que si se sabe es que sus relaciones con los uniformados no deben ser muy allá, pues lleva nombrados tres jefes de Estado Mayor desde 2017, los generales Pierre de Villiers, François Lecointre y Thierry Burkhard, por manifiestas y públicas desavenencias, cuando es un cargo de máxima confianza, que debería ser el mismo mientras dure el cargo presidencial.

Por lo menos, ahora mismo, lo que deseamos es que esta crisis de nuestros vecinos del norte, se solucione lo mas rápido posible y con la mínima violencia, pues el uso de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad en estos momento es inevitable y totalmente necesaria para restablecer el imperio de la Ley en defensa del Estado de Derecho y Democrático francés.

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