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mirando al mar

Deporte femenino

| 22/10/2019 | 1 min, 52 seg

VALÈNCIA.-El deporte femenino se ha puesto de moda. Me refiero al deporte profesional femenino, porque las mujeres llevan haciendo deporte desde el siglo XIX. Ahora, cuando las corrientes feministas le hacen un flaco favor a las mujeres, afloran los patrocinadores que están dispuestos a aportar este tan necesario mecenazgo. La igualdad y la paridad están muy bien, pero solo se aplican en ciertos casos. Las mujeres siguen cosificadas en esto del deporte. Me refiero a los equipos mixtos o a las competiciones. ¿Es posible hoy en día que en un equipo de Primera División de fútbol haya futbolistas femeninas? No lo veo aún y creo que tardará mucho en que lo veamos. Solo en honrosos casos existen los equipos mixtos en deportes en los que se puede experimentar.

El Comité Olímpico Internacional ha dado un golpe encima de la mesa para que haya una paridad del 50% de hombres y mujeres en los Juegos Olímpicos. Para ello ha tomado como conejillo de indias al deporte de la vela y ha obligado a algunas clases a presentar equipos mixtos para los Juegos de París 2024, pero ha sido incapaz de hacer las pruebas de las competiciones a modo unisex, es decir, que hombres y mujeres puedan competir revueltos en los 1.500 o en los 100 metros, en las piscinas, en la gimnasia…

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Esto es poner el caramelo en la boca y luego quitárselo. Una cosa es anunciar a bombo y platillo que hombres y mujeres somos iguales y otra, muy distinta, es demostrarlo. Hay muchas cosas que son imposibles en el mundo del deporte, porque el físico de un hombre y de una mujer, se pongan como se pongan las feministas, no son iguales.

¿Se imaginan ustedes a Usain Bolt (9,58) corriendo los cien metros lisos contra Florence Griffith (10,49)? Hay casi un segundo de diferencia y eso no es porque Usain se haya preparado mejor que Florence, es por la genética. Este caso lo podemos extrapolar a otros deportes individuales como la natación.

* Lea el artículo completo en el número de 60 de la revista Plaza

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