CASTELLÓ. La primera vez que escuché a Derby Motoreta´s Burrito Kachimba fue porque un buen amigo, fan del rock, me envío un enlace. Era 'Gitana'. Aquel rock imaginativo, psicodélico, con aroma a Triana pero también a Cult se mezclaba en aquella canción mientras no podía salir de mi asombro. 'Gitana' pertenecía a un disco único, capital, de esos que suceden cada muchos años: Hilo Negro. Derby Motoreta estará en Castellón el viernes 22 para volarte la cabeza como también lo consiguieron conmigo. Estarán en Concerts del Pinar del Grau de Castelló el 22 de julio. Un festival veraniego con grupos de la altura de Los Chikos del Maíz, Lendakaris Muertos, Reincidentes o El Diluvi. Pero antes hablamos con el guitarrista de Derby Motoreta, Scott sobre la historia de la banda.
Los astros se alinearon en perfecta conjunción en el nacimiento de Derby Motoreta. “La creación de la banda es casi una coincidencia milagrosa, una concatenación de sincronicidades o una cosa así; en realidad la banda nace de una especie de cenizas de un proyecto anterior que teníamos Dandy Piranha, Bacca y yo, aquello duró muy poco y a los dos o tres años, que Dandy volvía, que estuvo en Edimburgo y me avisó: tío, vamos a montar una banda o recuperar eso que teníamos y tal”, recuerda el guitarra. Quizá el destino de la banda ya estaba escrito.
“Y con esa idea, en un festival aquí en Sevilla, terminamos en la zona de músicos y le contamos la película a nuestro batera, Papi. Le contamos lo que queríamos hacer, sin tener definido el sonido de la banda, que se definió en el local. Las ganas que teníamos de echar toda la carne, toda la experiencia que teníamos de tantos años acumulados a la música, tanto lo que habíamos aprendido en los conciertos como a nivel de sello, promo, todo lo que conlleva la industria musical, que está relacionada con la música pero son dos apartados diferentes”, comenta. “Papi dijo que se apuntaba, creó el grupo de whatsapp, que hasta hoy es el que usamos, donde metió al resto de los componentes. Y dos semanas después hicimos el primer ensayo, un miércoles, en un local de ensayo prestado, que terminó siendo nuestro local durante un año”.
La semilla de la banda ya estaba plantada, quedaba regarla de diferentes ingredientes, algo que aportarían los nuevos miembros. El eclecticismo en estado puro. “Poco a poco íbamos quedando, haciendo las canciones, nos empezamos a emocionar con lo que iba saliendo”, señala. “Ese primer germen de lo que luego ha sido Motoreta, pero luego ha sido más amplio con la entrada de los nuevos miembros y su aportación. Al final nosotros componemos en común, y es una cosa que al final se nota la riqueza del potaje porque hay muchos ingredientes”
En ese local prestado, la magia estaba a punto de suceder. La magia de ir en la misma dirección y tener claro que el camino iniciado es el que desean. “Cuando hacíamos las primera grabaciones en el local, que las hacíamos con el móvil, graba esa idea, qué está muy guapa (risas), íbamos escuchando eso que iba saliendo y hacía falta un nombre potente para la banda, y después de un montón de idas y venidas, que si motoreta por un lado, que si derby motoreta; después apareció burrito cachimba por otra parte”, recuerda.
El nombre fue un acierto; primero llama la atención y segundo tiene esa fuerza que desconcierta primero, y luego te gusta. “Hubo un tiempo que nos debatíamos entre derby motoreta o burrito cachimba; al final todo se determinó un día que tuvimos que poner ya el nombre en un cartel, que dimos nuestro primer concierto en diciembre de 2017, si mal no recuerdo”.
En ese 2017 Derby Motoreta dieron el disparo de salida. “Ese fue nuestro primer concierto, que teníamos cuatro canciones, que tocamos veinte minutos (risas)”, comenta. El material, como se puede comprobar en cualquiera de sus canciones, era tan bueno, que había que grabarlo y mostrarlo. Cuando uno sabe que lo que tiene entre las manos es de primera calidad, las cosas suelen funcionar. “La banda funcionó siempre así, en vez de componer quince canciones e irte a grabar, a poco que teníamos dos canciones, que sentíamos como buenas, las fuimos a grabar, les hicimos un video, las fuimos sacando. El nombre viene por eso, que reflejara el sonido que estábamos teniendo en el local. Al final tuvimos este concierto, y se decidió que fuera Derby Motoreta´s Burrito Cachimba, que es el mejor nombre que podíamos tener”, afirma.
Aquello fue un pelotazo, un éxito. Algo se estaba gestando en Sevilla de proporciones épicas. Aire muy fresco y nuevo entraba en el rock dejando sin aliento a quienes los escuchaban. “Hasta que no grabamos las primeras dos canciones, y salimos con el videoclip, que sacamos el singles en Bandcamp, que fue cuando el sello de Primavera se pone en contacto con nosotros, ese mismo día se pusieron en contacto con nosotros”, comenta. Parece que Derby ya estaba en el punto de mira de cualquiera con buen gusto musical. “Ellos ya estaban avisados, ya les habían pegado el chivatazo de que había una banda, al final nosotros no somos nuevos, llevamos tiempo y ya había un runrún que había una banda que estaba haciendo algo por Sevilla. Fue ahí cuando comenzamos a dejar las bandas poco a poco que teníamos y centrarnos más en el proyecto”
Su sonido viaja por el rock como medio de expresión, pero ante todo son músicos. Exploradores de sonidos. “Nosotros lo que hacemos es potaje, es una definición muy acertada porque nosotros somos varios en la banda y cada uno aporta algo, y ese algo lo vamos echando en el caldero, y al final salen las canciones que son como tapitas de potaje”, señala Scott.
El último registro sonoro ha sido gracias a la banda sonora de Las Leyes de la Frontera, con la más que merecida nominación al Goya a la mejor Banda Sonora. “Fue un reto gordo para la banda, nos llamaron en pleno confinamiento, nos llegó un correo, que nos habla un poco de la idea y que querían hacer una videollamada con nosotros”, comenta. “Hicimos la videollamada, nos comentaron un poco la idea; en principio solamente para hacer una canción, pero hubo una sinergia muy guay entre Daniel (Daniel Monzón, director de la película) y nosotros, Daniel al final es uno más de la banda. Después de esa conversación ellos se reunieron y pensaron, ¿por qué no les decimos a los chavales que hagan el resto de la banda sonora? Y nos lo ofrecieron y de cabeza les dijimos que sí”.
Durante la pandemia trabajaron en la banda sonora de la película y en su segundo redondo, Hilo Negro. “Durante la pandemia nosotros estábamos, digamos, que reestructurando un poco el disco, porque la pandemia nos pilló con Hilo Negro a medio componer y a medio grabar, cuando llegó el confinamiento teníamos como tres canciones ya grabadas. La creación de la banda sonora también fue muy orgánica, ellos nos pasaron el guion, las escenas que necesitaban música y una serie de referencias de escenas similares, con algún ambiente que ellos habían pensado. Y a partir de ahí nos metimos en el local a componer”.
La metodología de trabajo, a pesar de la distancia, fue muy eficiente; siempre teniendo presente que la banda sonora era una parte fundamental para el filme. “Las ideas las grabábamos y se las íbamos enviando. Los viernes les enviábamos ideas nuevas, los lunes teníamos una videollamada con ellos y nos devolvían un feedback, y así fuimos trabajando durante dos o tres meses. Y en quince días en los estudios Sputnik terminamos de empaquetar la banda sonora”, apunta.
En Castellón tendremos a una banda que lleva ya kilómetros de gira, que ha salido de España con éxito y que están en un momento creativo indiscutible. “Vamos con la presentación del Hilo Negro, metemos temitas del primer disco que a nosotros nos gusta muchos tocarlas, y también la gente lo recibe muy bien y después también, desde que se estrenó la peli incluimos Las Leyes de la Frontera, la canción. Y la verdad es que es uno de los highlights del concierto, la peña se pone lalalalalala (risas) a nosotros también nos flipa, porque de repente, nosotros tampoco somos un grupo que se hubiera planteado nunca hacer una canción a esos niveles de coreable”, comenta.