VALÈNCIA. Las smart cities son ciudades conectadas que han llegado para mejorar la vida de los ciudadanos, pero requieren su complicidad para el desarrollo además de la agilidad burocrática por parte de la administración. Esta fue una de las conclusiones del desayuno 'Smart Cities: ciudades conectadas y habitables', organizado por Valencia Plaza y Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana (COIICV). Un encuentro celebrado en el Hotel SH Valencia Palace y al que asistieron Salvador Puigdengolas, decano del COIICV, Rosa Porcar, directora de Innovación del IBV, Rosa Sanchidrián, rectora de la Universidad Europea, Jaime Castillo, de Relaciones Institucionales de Global Omnium, Elena Lluch, gerente de Avia y Javier Ferrer, CEO de Witrac.
También estuvieron presentes Andrés Ferrando, ingeniero de Telecomunicaciones, Jorge Tejedo, director regional de Medioambiente de Ferrovial, Santiago Colomo, responsable de desarrollo negocio de Lucentia Lab, María Diago, gerente de la Asociación Agrin, Joaquín Prieto, director Comercial del Área de Telecomunicaciones de Nunsys, Christian Crespo, fundador y CEO de Klab Corporate, Federico Torres. director de Seguridad, Medio Ambiente e Instalaciones de la Autoridad Portuaria de Valencia, Pablo Martínez, CEO de Ingeniería Global Aplicada y Olivia Estrella, secretaria general de la Agència Valenciana de la Innovación.
Las ciudades están en pleno proceso de abordar su transformación digital para convertirse en espacios más eficientes y seguros y, en este sentido, desde el COIICV señalan la importancia de la figura del ingeniero industrial para poner en marcha estos procesos. "Hay estudios que dicen que en el año 2050 el 70% de la población será urbana. El siglo XXI será el siglo de las ciudades y la situación provocada por la covid muestra la importancia de la tecnología en esta era", explicaba Salvador Puigdengolas, decano del ente colegial.
Y para poner en marcha este proceso, recordaba que el coste de la tecnología ha dejado de ser un impedimento. "La tecnología a día de hoy es barata y da resultados muy buenos, aunque su implementación tiene que ser útil y rentable. Es necesario empezar a ponerla en valor para saber cuándo implementarla de manera eficiente", recordaba. En este sentido, los asistentes ponían sobre la mesa las cifras que demuestras las ventajas del modelo. En este sentido, Rosa Porcar, directora de Innovación del IBV, aseguraba que el coche autónomo reducirá un 87% los accidentes mientras que rebajará un 54% los problemas de aparcamiento. "Prepararse para este escenario es un camino, a veces el ciudadano se siente implicado y a veces no, pero es una gestión de expectativas", reconocía.
En todo caso, los presentes seguían ofreciendo argumentos de que la tecnología facilitará el día a día de las ciudades. "Se convertirán en espacios más seguros, con información mucho más fácil de gestionar en cuanto a la criminología y permitirá atraer más capitales y recursos", aseguraba Rosa Sanchidrián, rectora de la Universidad Europea. "Las smart cities aportarán más prevención en la salud, una economía mucho más saludable e inteligente".
Javier Ferrer, CEO de Witrac, recordaba el alto valor que las smart cities aportan a los ciudadanos gracias la mejor gestión de cuestiones como el agua, la movilidad o la sanidad. "Los usuarios somos unos privilegiados por usar los servicios ampliados de la tecnología y se dan ventajas a los ciudadanos como la reclamación en tiempo real. Además, con menos se hace más y aporta eficiencia económica y sostenibilidad medio ambiental para el planeta". Sin embargo, para abordar todo este proceso Ferrer pedía más colaboración y recordaba que la ciudad no es un ente estático, sino un ser vivo. "Tiene que ser un importador de talento, un exportador de conocimiento y un irradiador de felicidad".
Jaime Castillo, relaciones Institucionales de Global Omnium, destacaba que, aunque en la mayoría de ocasiones las evidencias de ahorro son evidentes con la tecnología, no siempre los empleados de la administración tienen la voluntad de escuchar lo que se tiene que proponer. "A veces el funcionario busca que la tarifa sea lo más barata posible y no se creen la colaboración público privada, pero cierto es que se dan ahorros del 25% en captación del agua o incluso 20% en ahorro energético".
Sin embargo, recordaba que no siempre se analizan los problemas actuales que tiene las ciudades. "Aquí en València hemos realizado la transformación de varias plazas pero, por ejemplo, no sé si hemos planteado sistema de drenaje urbano sostenible para evitar que se conviertan en piscinas, y eso es porque no han hablado con ingenieros". recordaba. "No estamos hablando de futuro, ni de vender producto, ni de vender tecnología, estamos trabajando por hacer una sociedad mejor". En este sentido, consideraba necesario evangelizar para que la sociedad entienda que estos modelos no son "una cosa rara".
"Estamos en un momento en el que el mejor preparado no es una persona, sino un equipo. Se necesitan equipos multidisciplinares", señalaba Andrés Ferrando, ingeniero telecomunicaciones. "La clave es una colaboración abierta y honesta fomentada por el entorno. Hay que aplaudir las nuevas prácticas y evitar las peleas entre colegios por temas de competencias de atribuciones. Europa no está fomentando una colaboración, es el sentido común. Los Objetivos de Desarrollo Sistenible son sentido común. En ese camino estamos".
En este sentido, recordaba que en la colaboración público privada es necesario que colegios, universidades, institutos, empresas, clientes o startups caminen juntos. "Lo que hace falta es un plan conocido y vertebrador y que cuando haya innovación sea pragmática y con un objetivo. Tiene que haber un plan con retos y objetivos muy concretos, pero si hacemos un repaso de cuántos proyectos se desarrollan simultáneamente de lo mismo, estamos desaprovechando recursos".
Julio Bel, gerente de Gestión Ambiental en Ferrovial Servicios, apuntaba a la utilización de palancas como la compra pública innovadora e insistía en que la introducción de tecnologías permite el abaratamiento a largo plazo. Sin embargo, recordaba que la infraestructura de la ciudad tiene que estar clara para poder implementar la smart city. "En muchas ciudades cuestiones como la movilidad están concebidas con el carril bici para el ocio, y no tanto para el trabajo. Si yo voy en bicicleta eléctrica para trabajar necesitaré parkings seguros, por ejemplo".
Santiago Colomo, responsable de Desarrollo de Negocio de Lucentia LAB, insistía en las ventajas de implementar estos modelo. "Por ejemplo, en el pliego de recogida de residuos en una ciudad media calculamos un 30% menos con inversiones amortizadas en tecnología de tres años", destacaba. En este sentido, recordaba que en muchas ocasiones la administración supone un freno, sobre todo para cuestiones como el tratamiento de datos. "Hay proyectos desarrollados que no se pueden poner en marcha porque la legislación lo impediría". Además, recordaba la necesidad de poner al ciudadano en la ecuación. "Ahora me voy a cualquier smart city de España, saco el móvil y no pasa nada, tenemos que conseguir que pase algo".
María Diago, gerente de la Asociación AGRIN, insistía en la importancia de transmitir a la población las ventas del modelo. "Yo no hablaría de si la ciudadanía está preparada, sino de si está concienciada. Seguimos siendo en general unos ciudadanos generosos, mucho más de lo que se nos dice o comunica pero en este sentido tenemos que trabajar mucho los temas de transparencia". Mientras, Joaquín Prieto, director Comercial del Área de Telecomunicaciones de Nunsys, señalaba la importancia de abordar los proyectos de manera global y no solo por verticales. "Hay que encontrar la rentabilidad y que todo sea útil para la ciudad y para el ciudadano", apuntaba.
Christian Crespo, fundador y CEO de KLAB Corporate, insistía en el valor que aporta la tecnología y recalcaba la importancia de la colaboración y las compañías tecnológicas en este camino. "Nuestro software propicia que los entes públicos y privados se conecten. Las startups somos un granito de arena, pero tenemos un gran potencial para impactar en la sociedad". Mientras, Federico Torres, director de Seguridad, Medio Ambiente e Instalaciones de la Autoridad Portuaria de Valencia, apuntaba a lo fundamental de la tecnología en los puertos.
"Las empresa nos demandan tiempo real, gestión del tráfico, automatismo y gestión de la energía. La tecnología, en un sector como el portuario, no es una necesidad, es una exigencia que forma parte de nuestro día a día y si no estamos trabajando en ello, en un futuro inmediato nos podemos quedar fuera de la competitividad en un sector tan dinámico como el portuario", lamentaba. En este sentido, recordaba que la evangelización acerca de la tecnología compete a todos, desde universidades a consejos sociales. También recordaba la importancia de agilizar los trámites administrativos que imposibilita que muchos proyectos se lleven adelante.
Pablo Martínez, CEO Ingeniería Global Aplicada, insistía en la necesidad de aplicar los conocimientos que se tienen para el área industrial a las ciudades. "Se podrían dar ahorros del 62% en iluminación con nuestra tecnología", apuntaba. "Durante la pandemia, ¿hacía falta tener la iluminación a tope de carga? Si estábamos confinados, igual esto habría servido para ahorrar. ¿Por qué no usar KPIs en las ciudades?". En este camino, también recordaba la necesidad de integrar todos los modelos existentes.
Olivia Estrella, secretaria General de la Agència Valenciana de la Innovació, insistía en lo esencial de la compra pública innovadora para abordar todo este proceso. "Intentamos apoyar proyectos para que no se queden en los cajones de los investigadores de las universidades, que no siempre piensan en la transferencia tecnológica", recalcaba. En este sentido, recordaba que dentro del marco de la CPI, en 2018 solo cinco ayuntamientos de la Comunitat Valenciana querían investigar en esto, y en 2020, la cifra ascendió a 15, desde destinos turísticos inteligentes a ayuntamientos de municipios industriales. "El Ayuntamiento de Alcoi está instalando nodos de IOT dentro de su principal arteria comercial", mostraba como ejemplo.
En este camino de colaboración, Elena Lluch, gerente de AVIA, hacía referencia al al Mobility Innovation VLC la gran apuesta del sector de la automoción valenciano por trascender la idea de que solo se fabrican piezas. Queremos seguir fabricando, pero queremos ofrecer soluciones escalables, reales y sostenibles y que nuestros proyectos atraigan a los que toman las decisiones en las grandes empresas para que elijan la Comunitat Valenciana para sus inversiones", reconocía. "Se está produciendo un cambio en la mentalidad de los ciudadanos y de los consumidores. Y la transformación debe ir en paralelo. Las empresas tecnológicas tienen una capacidad elevada de proponer proyectos muy avanzados y las administraciones deben saber compaginar y acompasar todos estos ritmos".
Y para abordar todo este proceso, Rosa Sanchidrián recordar que en este camino los profesionales se están polarizando hacia la salud y la ingeniería. "La calidad de vida y salud y la gestión eficiente de los recursos se han convertido en materias clave y un mensaje positivo es la colaboración de las universidades para definir proyectos". "Las ciudades van a necesitar perfiles más innovadores". Mientras, Puigdengolas recordaba que, en muchos casos, el ciudadano tiene miedo de usar estas tecnologías que se ponen a su disposición. "Lo que no conocemos nos da miedo, y ese miedo nos impide utilizarlo. Como técnicos, no sabemos vender y no nos sabemos vender. Para eso tenemos que generar esos proyectos, para demostrar a la sociedad que la tecnología no es mala".