VALÈNCIA (EFE). El Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE, dependiente del CSIC, la Universitat de València y la Generalitat) ha participado en un nuevo estudio que analiza cómo algunas especies vegetales, las plantas facilitadoras, contribuyen al establecimiento de otras plantas en condiciones climáticas adversas.
En el estudio, recientemente publicado en la revista Ecology Letters, han colaborado junto con los investigadores del CIDE otros del King’s College de Londres (Reino Unido) y del CREAF (UAB – IEC – UB - CSIC - Generalitat de Catalunya), de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Universidad de Jaén.
De este modo, fuentes de la UV han explicado este jueves que las plantas se distribuyen geográficamente en función de distintas variables, entre ellas las condiciones climáticas. Por lo tanto, si estas condiciones varían, pueden tener efectos notables sobre dicha distribución.
En este sentido, el estudio analiza la forma en que las plantas facilitadoras ayudan al establecimiento de otras en condiciones climáticas diferentes a las de su nicho habitual, contribuyendo a la estructura de comunidades vegetales.
La muestra comprendió 28 localidades distribuidas a lo largo del sur de la península ibérica. El área muestreada abarca un amplio rango de condiciones ambientales tanto en términos de temperatura como de precipitación, incluyendo tres tipos climáticos principales: el clima mediterráneo, mayoritariamente hacia las zonas centro y oeste; el clima semiárido, que cubre mayoritariamente la parte oriental de la región y el clima alpino-mediterráneo en las cumbres montañosas.
Concretamente, se registraron un total de 26.252 individuos de 141 especies vegetales distintas. Los resultados han mostrado que las plantas facilitadoras proporcionan una protección, en forma de cubierta vegetal, para otras especies que tendrían muy complicado sobrevivir en ambientes más cálidos y áridos, o con temperaturas más frías.
Por el contrario, "las comunidades vegetales del sotobosque así establecidas verían comprometida su supervivencia si esta cubierta vegetal protectora desapareciera", explica el investigador del CSIC en el CIDE, Miguel Verdú.
En cuanto a las implicaciones de estos resultados, aseguran que son "muy importantes" en el contexto actual de cambio climático.
Para los investigadores, la amortiguación que ofrecen este tipo de plantas frente a altas temperaturas podría ser clave en el mantenimiento de la biodiversidad en los climas típicamente mediterráneos, donde las temperaturas extremas pueden ser "letales".
La primera autora de este estudio e investigadora en el King's College London (Reino Unido), María A. Pérez Navarro, ha explicado que esta función facilitadora permite el establecimiento de especies menos adaptadas a las condiciones áridas, pero también lo favorece en ambientes fríos de las altas montañas mediterráneas, actuando como un "reservorio de especies adaptadas al cambio climático".
El tipo de estudio desarrollado por este equipo ha permitido observar patrones de distribución de plantas y centrarse en las condiciones microclimáticas, frente a los estudios habituales que analizan las condiciones climáticas a una escala macro.
El CIDE ha asegurado que este cambio de paradigma supone un salto cualitativo en los estudios en ecología de plantas.