Y no nos referimos a ninguna coalición política, sino a una forma de actuar bastante arraigada en nuestro ‘cap i casal’
El gran director de cine Luis García Berlanga, tenía una forma tan particular de representar la realidad que algunos han llegado a hablar del estilo berlanguiano: “Dícese de la situación coral aparentemente caótica o esperpéntica donde los caracteres muestran o ponen en evidencia su monstruosidad sin categoría moral pero de una forma vitalista”, así definido por el antaño rentable actor y hoy reconvertido a político independentista Juanjo Puigcorbé, que como insinúa esta semana Pilar Vicente en el Valencia Plaza que duro es sufrir el ‘síndrome del príncipe destronado’ también profesionalmente.
Y la verdad que a veces la situación valenciana adquiere tintes berlanguianos, ojo eliminando de la definición eso de “monstruosidad sin categoría moral pero de una forma vitalista”, si lo sustituimos por “ponen en evidencia su humanidad de una forma vitalista” (como se nota que el ex-actor no es valenciano y no ha llegado a entenderlo del todo). Y a cuento de qué traigo a colación todo esto, pues por toda la tempestad (eso si en un vaso de agua) ocurrida estos últimos días en el mundo fallero. La verdad es que si me permiten la licencia, el estilo berlanguiano es al cine lo que el estilo de las Fallas es al Arte, fallas acepción monumento: “Dícese de la expresión artística profundamente satírica y aparentemente caótica donde los personajes y ninots muestran o ponen en evidencia su humanidad de una forma vitalista”.
Y digo en un vaso de agua, porque le hago a usted una pregunta querido lector, qué hubiera ocurrido si el alcalde de Pamplona dijera que los toros corriendo por las calles de la ciudad persiguiendo a la gente es algo grotesco, o el alcalde de Sevilla manifestase que la personas montadas a caballo entre las casetas de la Feria son grotescas, pues no sé, pero cuando pasa lo que pasa, que no pasa nada, se entiende eso de la sangre de horchata, lo de no tener corredor del Mediterráneo, lo de la infrafinanciación, y un largo etcétera.
Pero claro cuando el Consell del Botànic brama por la infrafinanciación y las pocas inversiones estatales (que no digo que no) pero después sólo se ejecuta presupuestariamente el año pasado (según los datos de la web del Ministerio de Hacienda) el 55,48% de la operaciones de capital, y dentro de ellas el 50,58% de las inversiones reales —capítulo 6— previstas, es decir si tenían presupuestado construir 100 km de carreteras al final solo terminar escasos 50,48 km o si tenían que realizar 100 aulas o camas de hospital no llegar a acabar 51 de ellas, es algo curioso cuanto menos, que jamás me atrevería a definirlo como grotesco.
O por ejemplo los tiras y aflojas entre la Conselleria de Educación y los Tribunales, ¡lo que hacen dos años de gestión¡, algunos han cambiado la posición de denunciantes a acusados fíjense (porque es sintomático) la escenificación de la comparecencia del conseller Vicent Marzà flanqueado por su Secretario Autonómico y sus Directores Generales, pues ya saben lo que decía Sun Tzu en El arte de la guerra: “aparenta ser débil cuando eres fuerte y fuerte cuando eres débil”. Porque también es curioso ver al conseller de Educación que manifiesta claramente su posicionamiento por lo público frente a otras iniciativas sociales o privadas, pero que opta a conveniencia por lo privado, ora si ora no, concertada si concertada no, pues parece que ahora para construir colegios sin subir la deuda les parecen magníficos los consorcios con mayoría privada, como nos recordaba Miquel Gonzalez desde VP el pasado día 27 de junio, según manifestaciones del propio Ximo Puig excusándose en la infrafinanciación y la necesidad de acabar con los 1000 barracones escolares que quedan (me remito a lo dicho sobre la escasa ejecución presupuestaria de inversiones).
O lo curioso de pasar de reclamar comisiones de investigación por doquier, que fenomenal pues esa es una de las funciones de Les Corts el control del ejecutivo, a usar el rodillo de los votos para eludir una comisión de investigación de la gestión de los centros de menores, a lo que se le une la dimisión de Rafa Carbonell colíder del Bloc con criticas a su compañero de Compromis Marzà, serán estos algunos de los motivos del bajo nivel mediático de los últimos tiempos de la Vice Mónica Oltra; una cosa es predicar y otra dar trigo.
Otro de los temas que causan curiosidad es como se produce una reunión, muy bien relatada por Regina Laguna también en VP, en concreto la asamblea plenaria anual del Grupo de Acción Financiera Internacional con “ochocientos delegados y ministros de 37 países, observadores de la OCDE, OSCE, la Comisión Europea, Naciones Unidas y la Directora General del Fondo Monetario Internacional (FMI)”, y parece que se haya producido en el limbo (ahora que parece que ya no existe), pues ni los ciudadanos ni las autoridades anfitrionas del evento ni lo sabían (o eso parece) ni estaban ni se les esperaba. ¿Y saben dónde se celebró? Pues en Valencia, en instalaciones de la GVA para más inri. Descoordinación, ignorancia…, no lo sé, pero otra vez repito no me atrevería a definirlo como grotesco.
Que todo el mundo políticamente correcto se escandaliza con la actitud de Donald Trump (por Dios que juego da este hombre para todo) frente al cambio climático pues aquí ya sabemos cómo se va a luchar contra el calentamiento global en nuestras capitales: con “más bicis y peatones” según manifestaron en rueda de prensa conjunta los alcaldes de Alicante, Castellón y Valencia.
También parece curiosa la situación del PP en Valencia, o el partido de las gestoras, cuasi en plena guerra civil entre Vicente Betoret y Mari Carmen Contelles, donde ha tenido que venir el primo de Zumosol (Pilar dixit), alias Fernando Martinez Maillo, a poner orden, y aunque les pese a algunos (propios y extraños) esta nueva situación beneficia a Isabel Bonig, líder regional que ha visto como la recuperación de voto del PP en las dos últimas elecciones generales han reforzado su posición a pesar de patinazos presupuestarios, y que por fin tiene a su partido desbloqueado en Valencia (a la par que preparado en Alicante con la bicefalia Pepe Císcar-César Sánchez y muy engrasado en Castellón con Miguel Barrachina), a la espera del objetivo 2019 como alternativa de gobierno al tripartito.
Y así podríamos estar escribiendo un sinfín de casos: la escisión de Ciudadanos, los particulares idus de marzo del PSPV, o la abstención del Guanyar Alacant (Podemos) a homenajear a Ignacio Echevarria, el héroe español en el atentado de Londres, y un largo etcétera.
En fin, algunos prefieren ser cabeza de ratón aquí y echar siempre las culpas a Madrid, manteniendo su silla y particular status quo en Valencia, aún en perjuicio de la colectividad que parece no quejarse mucho, porque la verdad aquí, como regla general, se vive muy bien, pues como le decía Blasco de Alagón hace casi ya 800 años al rey Jaime I, esta es la millor terra del món.