VALÈNCIA (VP/EP). El Teatre Talia de València acoge el fin de temporada del espectáculo Después del ensayo, donde el actor Emilio Gutiérrez Caba se mete en la piel del autor y director sueco Ingmar Bergman para reflexionar sobre el ser humano, el amor y los sentimientos en un drama en el que las ironías cobran especial importancia.
La obra, que se representará en el teatro valenciano del 24 al 27 de mayo, ha sido presentada este jueves en rueda de prensa por dos de sus actores protagonistas, Gutiérrez Caba y Rocío Peláez; además de sus coproductores, Víctor Fernández y Josep Simón.
Después del ensayo es la pieza "más autobiográfica" de Bergman y su origen es una película para televisión que el director sueco rodó en 1984, en la que presentaba a un viejo director de teatro, él mismo, a quien tras un ensayo se le aparecen dos mujeres.
La versión dirigida por Juan José Alfonso cuenta con únicamente tres personajes: Gutiérrez Caba, que tiene su propio nombre como personaje pero representa a Bergman; Chusa Barbero, que representa a Raquel, la amante y musa que falleció hace cinco años; y Peláez, que hace de Ana, la hija de Raquel. Los personajes que representan las mujeres son un "compendio" de muchas de las mujeres que pasaron por la vida del sueco.
Gutiérrez Caba ha señalado que se puede considerar "metateatro", ya que es "teatro dentro del teatro", pero asegura que tiene "más cosas". "Habla de qué demonios está haciendo [Bergman], de si sirve para algo lo que hace. Son reflexiones en voz alta que nos hacemos todos", ha explicado el actor teatral.
La obra es una reflexión sobre los sentimientos, el amor y los seres humanos, representados en las conversaciones de los tres únicos personajes que la componen, junto con la luz y el público, que cuenta con numerosas ironías y "evidentes" viajes al pasado, en los que el personaje de Peláez no actúa a pesar de estar en escena porque en teoría tenía doce años.
"Es una historia en la que parece que no pasa nada, pero cuando termina la obra te das cuenta de que ha pasado de todo en los conversaciones entre los personajes", ha indicado Peláez.
Con referencias al teatro nórdico y a autores como Henrik Ibsen o Jean-Baptiste Poquelin, Molière, el "duro" drama puede sacar sonrisas a los espectadores, porque se sientan identificados, ya que como ha manifestado Gutiérrez Caba la frontera entre la comedia y el drama es "muy pequeña".
En los 80 minutos de duración, se habla del "inexorable" paso del tiempo, la decadencia del cuerpo enfrentada a la pulsión de los deseos, la necesidad de actuar por encima de todo, los fantasmas de personas y personajes que albergan las paredes del teatro o las relaciones íntimas que terminan invadiendo a esos seres que se atreven a representar las emociones y dilemas humanos, frente a los que los observan, empatizan o juzgan.
El actor también se ha referido a la "especialización" de los personajes que interpreta en el género dramático, que ha considerado más como un "encasillamiento", a pesar de que ha asegurado que tiene "un gran sentido del humor". "Te encasillan en un punto y creen que para ser gracioso hay que tener una fisionomía especial, pero no tendría ningún problema en hacer una comedia pasado mañana", ha destacado Gutiérrez Caba.
Asimismo, también ha criticado la utilización del teléfono móvil por parte del público: "Cuando uno entra en el teatro, hay que dejar el móvil, la pastilla y las cosas fuera, y entrar en un mundo mágico que es el teatro. Cuando se entra ahí es una ceremonia, eso es lo único que salva esto", ha recalcado.