CASTELLÓ. Abrazos, recuerdos, corrillos, muchos ánimos... Este jueves fue una jornada de despedidas en Marie Claire. La fábrica de Vilafamés ya ha parado las máquinas a la espera de un inversor que haga viable la continuidad de la compañía. Una paralización traumática que supondrá el despido de 190 trabajadores mientras que otros 105 seguirán en la firma, aunque afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), a la espera de poder reanudar la actividad.
Este jueves a mediodía precisamente terminaba el plazo para la inscripción de aquellos empleados que voluntariamente quisieran acogerse al ERTE y, por tanto, continuar en la compañía. La alternativa, en ese sentido, era un ERE de liquidación contractual. Y si la empresa había acordado con los sindicatos el mantenimiento de 105 plazas de trabajo, a la postre las solicitudes han sobrepasado este número, según han confirmado diferentes fuentes.
Así pues, al haber recibido más peticiones de las requeridas, Marie Claire deberá elegir qué 105 empleados se quedarán en la compañía. Una tarea para la que se utilizarán diversos criterios, tales como la adecuación a los puestos de trabajo necesarios, la productividad, la antigüedad, entre otros. Aspectos, cabe recordar, fijados en el acuerdo entre sindicatos y la empresa.
La compañía trabaja intensamente desde la tarde de este jueves para hacer la selección y notificar cuanto antes a los empleados inscritos si se quedan en la firma y por tanto entran en el ERTE o si, por el contrario, entrarán en la nómina de los 190 despedidos. Esta comunicación deberá producirse a más tardar este viernes, dado que la intención es que ambos expedientes sean efectivos a partir del día 15 de julio y la ley exige comunicar la extinción de los contratos con dos semanas de antelación.
Para muchos, este jueves era por tanto el día de despedirse, dado que la firma sita en Vilafranca ya cerraba los viernes para ahorrar energía. Algunos ya sabían que se iban. Otros, a la expectativa de la decisión de los directivos. Del personal que quede, como ya avanzó este diario, 72 personas trabajarán en Vilafranca para la confección de medias con alto valor añadido y la logística necesaria para la distribución de este producto y el llegado del extranjero. Y las 33 restantes estarían distribuidas entre las oficinas de administración y marketing de Castelló y València.
En paralelo a los trámites laborales, la firma centenaria textil espera encontrar un inversor que aporte los tres millones de euros que harían viable la actividad futura. Hay que recordar que el ERTE acordado es de tres meses y prorrogable otros tres. Este es el tiempo aceptado por los trabajadores para que la firma encuentre una solución. Aunque en la plantilla admiten que la fe "es lo último que se pierde", lo cierto es que "el golpe ya se ha producido" con la parada y los casi dos centenares de despidos tras meses "apretándose el cinturón".
Mientras tanto, la empresa hará efectivo, también a mediados de julio, el preconcurso de acreedores que ya ha presentado en el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Castellón. Esta es la fórmula a la que se ha tenido que acoger la dirección de la firma al no haber llegado todavía el dinero que permita refinanciar su deuda, que asciende a 21 millones de euros.