Los empresarios Diego Rose y Jon Fatelevich entran en la promoción inmobiliaria con un proyecto en La Cañada

VALÈNCIA. Aunque de forma más pausada que antes de la covid, pero la actividad inmobiliaria no cesa en Valencia. Los empresarios Diego Rose y Jon Fatelevich entran en el segmento de la promoción inmobiliaria con un ambicioso proyecto en La Cañada con el que pretenden 'reinventar' esta zona, ubicada junto al entorno natural de la Vallesa y muy próxima a València. Ambos son conocedores del mercado valenciano, aunque hasta ahora, su actividad se había centrado en la compra de inmuebles enteros para adecuarlos y destinarlos al alquiler. Pero, en esta ocasión el objetivo ha sido levantar un inmueble destinado a un uso residencial.

Bautizado como 'Edificio 3023', ambos empresarios adquirieron hace tiempo el edificio, de principios del siglo XX, para su transformación y reforma con el objetivo de ofrecer una alternativa habitacional en una gran ubicación a los compradores, pero también una oportunidad para que los pequeños inversores puedan obtener rentabilidades por alquiler de mínimo el 6%. "Creemos que ahora es un buen momento para sacar inmuebles a la venta", explica Fatelevich.

Así, el complejo se ubicará entre las calles 30 y 23 a 100 metros de la estación del metro y contará con 17 viviendas, de las cuales cinco son áticos, y están distribuidas entre las tres alturas del inmueble. Los pisos serán de dos y tres dormitorios, algunos con terraza. El proceso de comercialización ya ha arrancado y los precios van desde los 89.000 hasta los 149.000 euros.

"La elección de La Cañada para esta importante inversión no ha sido casual. Se han evaluado decenas de ubicaciones, pero se ha seleccionado esta zona porque a mucha gente le gustaría vivir aquí, pero no encontraba oportunidad porque los precios estaban por encima de los 250.000 euros. Nosotros vamos a cumplir sus sueños", explica Diego Rose.

Las obras ya están en marcha y el calendario que manejan es poder entregar las primeras viviendas en marzo de 2021. "Llevamos unos cuantos años disfrutando de València tras haber vivido en otras ciudades, lo que nos da la perspectiva para reconocer el potencial que tiene esta ciudad para, no solo apostar por ella, sino para convertirla en un foco inversor. De hecho, poco a poco nuestra ciudad se está ganando un lugar destacado a nivel mundial tal y como lo reflejan los últimos informes sobre extranjeros que deciden venir a vivir y trabajar en València", explica Jon Fatelevich. 

El empresario, de origen argentino, lideró la compra, hace un par de años, de uno de los edificios más emblemáticos de València, 'Casa Calabuig''. El edificio, el último de la avenida del Puerto -número 336-, pertenecía a la viuda e hijos de Juan Brotons, quien regentó el bar Casa Calabuig en la planta baja hasta su fallecimiento hace ya cinco años. 

"Mucha gente me decía que València vivía de espaldas al mar, pero para nosotros era una apuesta clara y no lo dudamos ni un segundo. Los situación actual y el constante crecimiento de La Marina de València demuestran que no nos equivocamos", puntualiza Fatelevich.

Nuevos vehículos inmobiliarios

Pero, además, el 'apetito' inversor de estos dos empresarios sigue muy latente. Así, esperan en enero poder lanzar un nuevo vehículo inmobiliario más grandes que los anteriores y con el que confían en alcanzar una  capitalización de entre 4 y 5 millones de euros. "Hasta ahora siempre han sido sociedades vehículos con un único activo y la idea ahora es adquirir varios edificios en zonas consolidadas de Valencia o con alto potencial de crecimiento con unas rentabilidades anualizadas superiores al 26% en línea con las inversiones realizadas hasta ahora", explica.

Por el momento, están en un momento de valorar oportunidades y opciones, pero ambos confían en el dinamismo de la plaza valenciana y su gran atractivo para los inversores.