Tras años de mejora de la movilidad ciclista, el reciente impulso a la inversión metropolitana en transporte, y la centralidad del espacio público en el relato de ciudad, planteo diez retos inmediatos para la movilidad sostenible en València y su área metropolitana.
1- De la movilidad al espacio público
Durante los últimos años el ayuntamiento ha hecho un esfuerzo innegable para la mejora de las conexiones ciclistas en la ciudad, en calidad y cantidad, lo que se ha traducido en un incremento notable de las personas que usan día a día la bicicleta. Por otro lado, la retórica municipal ha ido también dirigida a la mejora del espacio público y la dotación de espacios verdes, desde el centro (con las grandes plazas en plena reforma) a los barrios.
No obstante, las políticas de movilidad y de espacio público no están todavía lo suficientemente imbricadas. La mejora de la movilidad debería ir aparejada a mejores usos sociales del espacio urbano que pongan en el centro a la persona que se desplaza andando o que simplemente disfruta de la ciudad.
2- Del espacio público al modelo de ciudad
Una vez estructuradas las mejoras de movilidad y la vocación de transformación del espacio público, el siguiente paso debería ser que las soluciones de acupuntura urbana y los proyectos específicos se constituyan en una idea de modelo de ciudad.
Más allá de la zonificación del suelo y la planificación estratégica, València necesita ir avanzando con un modelo de ciudad que marque una dirección para su desarrollo global a la manera de una brújula, con sus misiones, objetivos etc. Dicho modelo debe ser capaz de incorporar valor en ese trayecto de manera compartida y responder a situaciones no previstas (desde la atracción de inversiones al desarrollo -o no- de grandes infraestructuras).
3-La cuestión de la inclusión
La pandemia ha puesto de manifiesto cómo las brechas —de género o de edad— y las desigualdades se ven explícitas en el sistema de movilidad. Para las profesiones esenciales, aquellas que tienen que ver de manera genérica con los cuidados, las cosas que garantizan nuestra supervivencia (alimentación, salud o educación), la movilidad es esencial. El sistema de movilidad tiene que servir también como un sistema de redistribución y de garantía del acceso, lo que se ha venido a llamar mobility justice.
4-La movilidad que no se da (elegida o no)
La movilidad que no se da tiene dos vertientes. Por un lado existe el reto de fomentar la no-movilidad opcional, a través del teletrabajo, la conciliación o la ciudad de proximidad. Por otro lado se trata de permitir la movilidad que no se da y actualmente impide el acceso a oportunidades: lo que tiene que ver con la falta de opciones de movilidad nocturna, metropolitana o suficientemente segura para determinados colectivos. 
5-El impacto industrial
Si somos capaces de aumentar desplazamientos no motorizados o eléctricos, convirtiéndonos incluso en líderes en ello, existe la oportunidad de conectarlo al desarrollo de una industria sólida alrededor de la movilidad sostenible, con la generación de productos, tecnologías o conocimiento.
6-La capacidad de experimentar e innovar
Para ello necesitamos regulaciones que se adapten a las nuevas maneras de vivir. La movilidad necesita de la posibilidad de experimentar y evaluar, a través de Regulatory Sandbox, Living Labs o nuevas ordenanzas, etc. Una mejor regulación es imprescindible para impulsar la innovación.
7-La integración metropolitana
El problema actual más evidente está ligado (¡todavía!) al acceso a la ciudad desde el área metropolitana, el fomento de nuevas centralidades y la integración metropolitana.
8-La conexión mega-regional
No podemos hablar de movilidad urbana, y de la equidad y sostenibilidad del sistema, sin planteamientos a nivel mega-regional bajo los mismos principios. Eso significa fomentar las conexiones en tren y sus opciones nocturnas, desincentivar los vuelos cortos, repensar la política de cruceros, o impulsar la vertebración ferroviaria de la costa.
9-La accesibilidad total a oportunidades
En resumen, el sistema de movilidad debe garantizar el acceso total a los servicios, oportunidades económicas y culturales en condiciones dignas; para todos y todas.
10-El reto climático
Y, por último, el reto global en el que el sistema de movilidad tiene una gran influencia es el del cambio climático, tanto por lo que refiere a las prácticas individuales, exigiendo cambios de mentalidad hacia opciones más sostenibles (no moverse, andar, ir en bici o en transporte colectivo) pero todavía más en cuanto a las cuestiones de carácter estratégico como las mencionadas conexiones mega-regionales o el sistema metropolitano de infraestructuras.
*Las ideas expuestas en este artículo fueron presentadas en la “Jornada de presentación del estudio sobre movilidad sostenible i colaborativa en la ciudad de València” organizadas el pasado 10 de noviembre en Las Naves por la Càtedra d’Economia Col·laborativa i Transformació Digital de la Universitat de València. Agradezco a los profesores Andrés Boix y Adrián Todolí la amable invitación.
