VALÈNCIA. "Por más que quería, no encontraba nada de mi bisabuelo. Él era Ricart de apellido y le cambiaban la t por la d, entonces cuando busqué el apellido con d ya me apareció el sumarísimo, pedí una copia al Ministerio de Defensa y entonces descubrí que lo habían enterrado en Llíria. Fui una tarde con mis padres al cementerio y vimos que hay una cruz con fecha del 30 de octubre de 1939, y fue cuando me di cuenta de que era en esa fecha cuando acabaron las ejecuciones en Llíria por el listado de Gabarda. Después me encontré con otra cruz, a los dos días contacté con el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica, fuimos al ayuntamiento y ahí ya se destapó que había bastante probabilidad de que hubiera una fosa común".
Así descubrió en 2018 Sergio García, presidente de la Agrupación de Familiares y Víctimas del Franquismo 'Cementerio de Llíria', dónde se supone que están enterrados su bisabuelo y el tío de su abuela. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no era la única persona que tenía familiares sepultados en el cementerio de Llíria sin que lo supiera nadie, excepto los hijos y las hijas de aquellos que fusilaron durante los últimos años de la Guerra Civil y el Franquismo.
Después de tres años de investigación, burocracia y reuniones, la agrupación, en colaboración con el Ayuntamiento de Llíria, ha dado un paso más en su objetivo. El pasado martes el consistorio presentó a los familiares la primera campaña de apertura de fosas comunes, que se enmarca dentro del proyecto para la detección de los restos de víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura.
El primer edil, Joanma Miguel, quiso valorar este encuentro con los familiares "que nos acerca todavía más a su dolor, y porque debe ser un compromiso de las administraciones públicas llevar a cabo estos ejercicios de justicia democrática para que puedan recuperar los restos de las personas que perdieron en una época negra de nuestra historia". Así, la presentación sirvió para que las familias de las víctimas conociesen de primera mano las características de esta primera fase y, además, tuviesen la ocasión de plantear cualquier cuestión u observación sobre la misma.
Esta iniciativa está financiada íntegramente por la Conselleria de Participación y Transparencia, dotada con unos 40.000 euros. Además, contará con la colaboración activa de la Mancomunitat del Camp de Túria, en las labores de difusión del proyecto e identificación de los familiares de las víctimas en la comarca, ya que "es una deuda que tenemos pendiente con muchas familias, y estos trabajos servirán para aliviar un poco el dolor de muchas personas, vecinas de la comarca, que ni siquiera saben dónde están sus seres queridos", ha querido manifestar su presidenta Lola Celda.
Esta primera campaña consistirá en la realización de hasta tres sondeos arqueológicos de 2x2 metros en el cementerio de Llíria, con el objetivo de localizar las fosas comunes donde deberían encontrarse los restos de las 29 víctimas asesinadas en las sacas del 5 de agosto, 24 de octubre y 30 de octubre de 1939.
Por su parte, el gobierno local ha hecho un llamamiento a todas las personas que crean que pueden tener familiares en las fosas del cementerio, no solo de Llíria, sino de toda la comarca. Como explica concejala de Memoria Democrática Consuelo Morató a Valencia Plaza, en los próximos días se publicarán en el boletín municipal los nombres de las víctimas que suponen que pueden estar en los sondeos que van a abrirse.
"Por eso hacemos un llamamiento a los familiares, para que puedan reconocer a sus víctimas poniéndose en contacto con la asociación o con el ayuntamiento para realizar las pruebas de ADN y, sobre todo, para que puedan recuperar a sus seres queridos", declara Morató.
El siguiente paso es pedir la autorización de la apertura a Conselleria y, una vez publicados los nombres y con el permiso en mano, la empresa arqueológica adjudicataria de la licitación del proyecto, ArqueoAntro, podrá empezar la exploración. Desde el consistorio calculan que el trabajo de campo podrá empezarse a mediados de noviembre y durará en torno a tres semanas. La concejala de Memoria Democrática ha detallado que, tras el estudio, tendrán que realizarse los trabajos de levantamiento de víctimas, estudios antropológicos, etc., lo cual llevará mucho más tiempo.
A finales de 2018 la Agrupación se puso en contacto con el ayuntamiento de Llíria sabiendo que se trataría de un proceso largo. No obstante, Sergio García cuenta que desde entonces el consistorio les ha ayudado "en todo lo posible", ya que "es muy difícil que una asociación sola lleve a cabo todo este proceso". Además, también el presidente ha querido dejar claro que su intención es alejarse del discurso político.
"Lo único que queremos es dignificar a los nuestros, que esas personas mayores puedan cerrar sus duelos y sus heridas. Simplemente tenemos un derecho recogido en una ley y queremos ejercerlo, y que se sepa que existe una fosa en la que hay alrededor de 200 personas que han estado 80 años sin saber dónde estaban. Al final, más allá de la historia del país o de la comarca, esto forma parte de la historia de cada uno", reivindica García.
Es más, cuenta que uno de los motivos por los que sigue en la lucha por la dignificación de sus familiares son las historias que su abuela y su tía le han contado. "Cuando empecé a preguntar a mis familiares supe que mi bisabuela identificó los cadáveres antes de cerrarlos gracias a una llave y a una cruz que llevaban, y siempre cuenta esa historia porque sabe que alguien de su familia iría a por ellos para que los pudiésemos identificar. Son cosas que te dan fuerza para seguir adelante, para sacar los restos de ahí y dignificarlos, no solo a los míos, sino a todas las personas que hay detrás", ha explicado.
Por su parte, Consuelo Morató también reconoce que el camino es muy largo, pero merece la pena. Como ha manifestado, aunque este es un primer paso, su intención es acompañar a la asociación para que puedan desarrollar proyectos posteriores. "Además, debemos reivindicar las exhumaciones en las propias fosas como un espacio de Memoria Histórica, no puede dejarse atrás", ha reiterado.
Desde el ayuntamiento tienen previsto para los presupuestos del año viene un proyecto para dignificar el espacio del paredón del cementerio, aparte de la preparación de unas jornadas formativas "para que podamos trasladar a los demás lo que pasó aquí en Llíria en los años de posguerra, sobre todo en los propios centros educativos, ya que conforme se vaya abriendo podremos identificar de dónde venían las víctimas, porque los que fueron fusilados sí tenemos fechas exactas, pero de los demás no", aclara Morató.
"Casi nadie sabía que existía esta fosa en Llíria", sentencia Sergio García. De hecho, la propia Morató reconoce que desconocía su existencia hasta que llegó la asociación. Es más, una de las anécdotas que cuenta García es que en un vídeo promocional del municipio se hablaba de memoria histórica, pero no de la fosa. Es decir, no fue hasta que García y Matías Alonso, presidente del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica de la Comunitat Valenciana, fueron al ayuntamiento cuando se investigó la posibilidad de que hubiera una fosa común.
"Mi abuela me contaba que ella y su hermana llevaron flores a Llíria, a una zona de tierra, por lo tanto sí había gente que sabía que ahí había más personas enterradas, pero solo eran los familiares de los que allí estaban", recuerda el presidente de la asociación. Es más, también cuenta que la comisión de Memoria Histórica de Llíria sí tenía constancia de que había víctimas enterradas de los hospitales y de la prisión, pero no sabía dónde.
Así, tanto la asociación, como el ayuntamiento, la Mancomunitat y la Conselleria están a la espera del siguiente paso para saber qué se descubre con los sondeos, con el optimismo de que más familiares se pongan en contacto con ellos para "dignificar lo desconocido" y poder cerrar heridas.