VALENCIA. La estética de la sala de espera del dentista es un claro ejemplo de que las impecables atmósferas bancas se han convertido en la estética por definición de este nuevo tipo de clínicas odontológicas que invaden, de un tiempo a esta parte, nuestras calles.
En los últimos cinco años la proliferación del modelo de cadenas con decenas de franquicias frente a la clínica de dentista privada ha hecho que las calles se llenen de rótulos de este nuevo tipo de comercio, desplegando así un abanico de logos que junto a los de yogurterías o locales de brunch toman el relevo de establecimientos de cigarrillos electrónicos mientras van desapareciendo los de inmobiliarias y sucursales bancarias. Bancos ya sin crédito reemplazados por yogures helados y dentistas low cost. Todo bien. Con caso de fraude de franquicias de clínicas incluido.