VALÈNCIA (VP). Según la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), se calcula que más de un millón de personas en España tienen trastorno bipolar, aunque solo unas 300.000 personas han sido diagnosticadas correctamente. El trastorno bipolar es una patología del estado del ánimo, crónica y recurrente donde la persona que lo padece suele presentar oscilaciones periódicas de su estado de ánimo, las cuales suelen alternar fases con sintomatología depresiva (episodios depresivos) y fases de euforia e incremento de la vitalidad (episodios maniacos o hipomaniacos).
Para el doctor Victor Navalón, psiquiatra del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, “los síntomas que tenga dependerá de si la persona se encuentra en una fase depresiva o maniaca. Durante la fase depresiva suelen experimentar síntomas típicos del cuadro depresivo como profunda tristeza, desánimo, irritabilidad, falta de motivación y de energía, mientras que durante la fase maniaca suele aparecer energía y motivación desorbitada, euforia, necesidad de realizar muchas actividades o disminución de la necesidad de horas de sueño”.
Las variaciones de ánimo estacionales afectan a casi todo el mundo, al menos de una manera leve. Pero cuando se tiene un trastorno bipolar se puede convertir en un problema mayor. “La luz, -subraya el especialista-, es uno de los factores externos más importantes que afectan al trastorno bipolar. La temperatura, el viento o la humedad no tienen apenas efecto pero la luminosidad es el factor que más altera la emociones. Por eso las épocas en las que hay un aumento o disminución rápida de la luminosidad les afectan especialmente. Los mayores cambios en la longitud del día ocurren en las transiciones entre el invierno-primavera y verano-otoño. Son las épocas más peligrosas”.
Según explica el Dr. Navalón, “he conocido a personas con trastorno bipolar que suelen ser reticentes a iniciar un tratamiento. Por un lado quieren “poder salir ellos solos” y por otro tienen muchas dudas y a veces el sufrimiento les puede sobrepasar. En estos casos, suelo recomendar que al menos se permitan consultar con un psiquiatra y que planteen todas las dudas que tengan sobre su situación personal y familiar. Esto les ayudará a conocerse y es un primer paso importantísimo”.
Para las familias, el primer eslabón es conocer la enfermedad, saber en qué consisten las fases depresivas y maníacas. “Es importante, por ejemplo, entender que si se encuentra malhumorado o irritable con nosotros durante un momento de crisis y descompensación emocional, no es algo personal sino, posiblemente, parte de los síntomas de la enfermedad y desde ese punto podremos brindarle el acompañamiento y apoyo necesario en los momentos difíciles. Es clave tener paciencia y empatía con alguien que tiene trastorno bipolar”.
Existen recursos y guías especializadas para familiares de pacientes con trastorno bipolar donde el principal objetivo es apoyar y evitar la sobrecarga del cuidador. Además existen diversas asociaciones por todo el territorio español donde brindan atención personalizada y grupal a familiares de pacientes con trastorno bipolar.
Para evitar los desencadenantes del trastorno bipolar en el hogar es primordial establecer un flujo de comunicación abierto y cercano. “Esto nos permitirá estar atentos y reconocer señales de alarma que nos hagan sospechar una posible descompensación, como por ejemplo observar que necesita menos horas de sueño y que se despierta con mucha energía, ver que realiza muchas tareas, o que las ideas y el habla van más rápido de lo normal, además de permitir adelantarnos a una posible descompensación inminente y permitirnos ajustar el tratamiento médico”.
Las personas afectas de un trastorno bipolar pueden trabajar, viajar, casarse, estudiar, formar una familia… Para ello es importante que mantenga una serie de hábitos de vida saludable como una buena higiene del sueño, realizar ejercicio físico, no consumir drogas... Es importante también buscar actividades para realizar conjuntamente en la que pasen tiempo de calidad y disfrute, como hacer deporte, compartir aficiones o quedar con amigos.