La compañía Teatre del Temple bebe de la ironía y "cierto grado de locura" del clásico para crear una comedia contemporánea
VALÈNCIA (EP). La compañía Teatre del Temple desembarca en el Teatre Talia con Don Quijote somos todos, una comedia que narra los esfuerzos de un pueblo manchego, de cuyo nombre nadie se acuerda, por no desaparecer para siempre.
Abandonado en medio de 'la España vacía', con malas comunicaciones y escasos servicios, su único patrimonio está en su pasado: ser la cuna del más famoso caballero andante, el ingenioso don Quijote de la Mancha. La aparente intención del Gobierno de edificar un Parador Nacional de Turismo abre una ventana de esperanza para el pueblo, que se lanza a luchar por ser el lugar elegido para su construcción.
El pueblo entero decide armarse caballero andante y, haciendo honor a la memoria de su ilustre antepasado, pelear contra los gigantes que lo amenazan y alcanzar la gloria con todos los merecimientos posibles.
Una propuesta a partir del inmortal clásico de Cervantes, que estará en el Talia del 18 al 22 de noviembre. Tanto su director Carlos Martín, como el autor del texto, el también intérprete, José Luis Esteban, han presentado la pieza este miércoles en València junto al resto del elenco que completan Carlos Martín, Félix Martín, Minerva Arbués, Francisco Fraguas, Irene Alquezar y Gonzalo Alonso.
Su autor, José Luis Esteban, ha explicado que es una obra creada a partir de uno de los mitos más importantes de nuestra literatura, pero lejos de ser una adaptación o una versión, intenta encontrar una historia que pueda atañer a los ciudadanos de hoy en día".
Para Esteban, "los clásicos son clásicos por algo, porque no solo revelan algo del tiempo en el que fueron escritos, sino que nos siguen desvelando a nosotros mismos, a nuestra sociedad, sobre nuestra manera de vivir, de pensar, de amar, de reír y de llorar hoy en día".
En este sentido, el autor cree que "aprovechar esa potencia literaria para explicar lo que no está pasando hoy, ahora mismo, pone en valor nuestra riquísima tradición literaria y con un espíritu social porque nuestro trabajo también tiene cierta función social y ese es el mensaje que queremos transmitir: que todos somos don Quijote", ha remarcado.
El clásico cervantino comienza con la frase En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme pero "¿por qué no quiero acordarme del nombre del pueblo?", se cuestiona Esteban, "porque está en mitad de la España vacía y su patrimonio más que futuro es pasado". Esa es la clave de la que parte esta historia.
Así, estos habitantes, descendientes de Don Quijote, se lanzan todos juntos a la tarea de reivindicar la memoria, el nombre y la existencia de su pueblo. Y para ello, apelan a la figura de Don Quijote.
La pieza rescata "ese humor que trasciende lo costumbrista y se convierte en un elemento de cierta crítica divertida, amable, a veces punzante, de algunos famosos humoristas poscervantinos" como Luis García Berlanga, Rafael Azcona o Marco Ferreri "para contar la historia de estos habitantes que son los propios de cualquier pueblo de nuestra geografía" (el cura, el ventero, el alcalde, la maestra, el médico, la ganadera y el músico mudo), ha explicado Esteban.
Todos los personajes, en su intento por reactivar un pueblo que se está desvaneciendo, viven un "proceso de quijotización", ha agregado el director, Carlos Martín. "Cambian su pasado por una ilusión y la ilusión les hace vivir. De algún modo, esta ilusión hace que el pueblo encuentre la manera de seguir adelante y de vivir", ha subrayado.
Se trata de una obra "muy coral a ritmo de comedia dinámica" con unos personajes profundos que guardan secretos y con capas que los espectadores irán descubriendo a lo largo de la función, ha avanzado la actriz Minera Arbués.
La obra que se estrenó en septiembre del año pasado, se ha visto paralizada durante un tiempo por la pandemia pero desde el verano ha retomado su gira y próximamente tiene previsto viajar a Valladolid, Toledo y Soria, y el año que viene a Soria y Madrid, entre otros destinos.