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la estrategia de diversificar 

Donde cabe 1 entran 3: emprendedores que lanzan proyectos en paralelo

26/11/2018 - 

VALÈNCIA. Lo primero que crearon Víctor Rodado Frutos y Pepe Martín al asociarse fue una marca, Minimalismbrand. La crearon para comercializar a través de su ecommerce unas carteras funcionales que adaptaron de un diseño estadounidense y a las que ahora añaden ya la venta de unas mochilas con un concepto similar. Como el negocio va bien montaron otro ecommerce en paralelo, Mabuidesign, donde distribuyen artículos de diseño en madera como decorados de  interiorismo con un componente emocional y personalizado para cada cliente. Y ahora que se han dado cuenta de que saben un montón de ecommerce, se plantean abrir en los próximos meses lo que ellos llaman una universidad donde, de la mano de otros emprendedores de referencia, enseñarán a todo el que lo desee los secretos para montar un negocio de venta online que triunfe. Cuentan que la necesidad la detectaron a través de los múltiples correos que reciben a diario con preguntas referentes a este ámbito.

“Nosotros, desde el primer momento, decidimos no focalizar solo en Minimalism. No queríamos poner todos los huevos en el mismo cesto, por eso estamos diversificando. Si cae alguna de las tres, nos dolerá porque son nuestros niños, pero siempre nos quedará otro asidero para seguir trabajando”, dice Pepe Martín. Esta estrategia de diversificar y lanzar varios proyectos en paralelo que algunos pueden considerar una locura es, en realidad, una práctica cada vez más frecuente en los emprendedores. Hasta hace poco todo era foco y mercado en el mundo de las startups. Ahora han aprendido que, si se da la circunstancia de que, atendiendo una demanda del mercado, descubres que con la misma infraestructura y un poco más de esfuerzo puedes satisfacer varias, aparece una oportunidad que no se debe desaprovechar. La clave está en agregar al principal otros negocios que se acomoden a lo que ya tienes y que te permitan crecer de forma transversal.

Vendedores hiperactivos

“Una vez que aprendes cómo hacerlo y coges experiencia, esto de montar empresas es casi como hacer churros. Yo he llegado a montar hasta 4 a la vez”, declara el emprendedor Pablo Sanagustín. A sus 35 años, ha lanzado 13 empresas y ha conseguido 6 exits. Ahora lidera el grupo Arelux, matriz que engloba a 4 compañías que operan en sectores tan diversos como la venta de productos químicos, proptech, paisajismo o marketing online. “Al final es el mismo sistema, la misma fórmula para vender, lo único que cambia es lo que vendes”, sostiene este emprendedor empeñado en desmentir aquello de que “quien mucho abarca, poco aprieta”. 

Pero es ese factor de no despreciar la actividad comercial, el trabajo del vendedor, lo que comparte este perfil de emprendedores. “Victor es capaz de vender una nevera en el polo norte”, dice de su socio Pepe Martín. Luego Víctor Rodado lo corrobora. “A mí esto del ecommerce me atrae porque es muy similar al negocio tradicional. Empresas como Hawkers o Pompeii que algunos consideran tan vanguardistas son, en realidad, modelos de negocio de toda la vida en los que hay un proveedor que te fabrica y tú que te encargas de vender por el canal que sea, lo mismo vale el online que una tienda física o un mercadillo. Al final es vender, y a mí eso me gusta”.

También Sanagustin reconoce su inclinación por la labor comercial y entiende que “ningún emprendedor que desprestigie ese oficio puede ser un buen empresario”. Tan en serio se toma esta parte que asegura haber desarrollado un algoritmo propio para vender con éxito.

El efecto mágico de pivotar

Y si en los casos anteriores la compatibilidad de distintos negocios obedece a una estrategia premeditada, también la casualidad puede llevar a un emprendedor a montar un negocio que poco o nada tiene que ver con lo que se había propuesto. Esto es lo que le sucedió a César Calero Cebrián quien, con el propósito original de comercializar una silla anfibia de su invención para dotar de autonomía en la playa a personas con movilidad reducida, ha terminado montando en València el primer espacio de coworking para actividades industriales: L’Horta Studios. 

“La primera empresa que constituí se llamaba SandRoller, para poder distribuir la silla que tenía patentada. El producto es bueno e interesó, entre otros, a Juan Roig con quien coincidí en un evento deportivo. Él mismo se acercó para interesarse por la silla, aunque yo no me di cuenta de quien era hasta que, después de 20 minutos hablando, me animó a presentar el proyecto en Lanzadera”, recuerda este ingeniero mecánico de la Universitat Politècnica de València .

Al final ni entró en Lanzadera ni obtuvo la financiación necesaria para pasar de prototipo a producto. Sin embargo, todo ello le sirvió para identificar un vacío y otra oportunidad de negocio: la ausencia de espacios de coworking industriales, más allá de los destinados a desarrollos web, diseño digital o aplicaciones móviles. Así es como, junto a su socia y pareja, Miracle García Martínez, se hizo con una nave de, aproximadamente, 1.200 m2 donde emprendedores de todo tipo, desde interesados en la industria de la automoción o la aeronáutica, hasta ceramistas, desarrollan sus prototipos en condiciones seguras y legales. A esto se dedican en L’Horta Studios, “el primer coworking industrial de Valencia y, creo, de España”.

La silla anfibia permanece aparcada en el altillo de la nave, a la espera de reunir capital suficiente para su fabricación y retomar el proyecto de SandRoller. “Yo empecé con un blog que me dio cierta popularidad. Ese fue el inicio de que ahora tenga dos ecommerce que funcionan y que, a su vez, han dado pie a la idea de la universidad. Todo está enlazado, pero solo hay un inicio, que es empezar a hacer cosas porque, como con todo, a emprender se aprende emprendiendo” concluye Pepe Martín.

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