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tribuna libre / OPINIÓN

¿Dónde está el futuro de la arquitectura valenciana del Movimiento Moderno?

15/12/2020 - 

Las antiguas Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola de Valencia con sus talleres y Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos junto con los cuerpos bajos que unen ambos edificios en la fachada de la avenida Blasco Ibáñez y Menéndez Pelayo, forman un conjunto edilicio representativo de la arquitectura moderna valenciana, construido entre 1962 y 1967, por Fernando Moreno Barberá. 

Su indiscutible interés arquitectónico es manifiesto con su incorporación a los registros más significativos de la arquitectura moderna del siglo XX como los de DoCoMoMo Ibérico, una institución de reconocido prestigio dedicada a la Documentación y Conservación de la arquitectura del Movimiento Moderno, desde 1993. Este citado conjunto universitario fue incluido concretamente en el Registro Equipamientos I. Lugares públicos y nuevos programas, 1925-1965 publicado en el año 2010, a propuesta de Carmen Jordá, nuestra representante en el Comité de Expertos. La presencia de la arquitectura valenciana de Fernando Moreno Barberá en dicho registro se completa con otros dos conjuntos universitarios, las facultades de Derecho y Filosofía y Letras y la Universidad Laboral de Cheste. Este último, ha sido beneficiado con un Grant Award de la Getty Foundation de Los Angeles, en el año 2019, para el desarrollo de un proyecto de Conservación y Gestión del Paraninfo. En definitiva, ha sido reconocida internacionalmente la importancia de la obra del arquitecto Fernando Moreno Barberá y los valores patrimoniales de su arquitectura, también presentes en los talleres derribados precipitada y aceleradamente.

En otras comunidades el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno recibe mejor tratamiento con unas instituciones responsables a favor de su rehabilitación antes que la destrucción y consiguiente pérdida patrimonial. En el mismo sentido, intervenciones internacionales como la revitalización de la Fábrica van Nelle en Roterdam, el sanatorio Zoonestral en Hilversum o el sanatorio Paimio, entre otros muchos ejemplos, hubieran podido servir de modelo para el futuro de la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola de Valencia. ¿Por qué no se ha rehabilitado? Sabemos que los valores arquitectónicos del conjunto permiten alojar otros programas, entre ellos el sanitario. La flexibilidad espacial, la independencia entre la estructura y el cerramiento, la calidad de la sección, la ventilación, los espacios soleados, la transparencia, la versatilidad son valores que la arquitectura moderna desarrolló para mejorar la vida de la sociedad del siglo XX y todos estaban presentes en la obra que se ha derribado.

Resulta paradójico que en otros tiempos de pandemias la arquitectura moderna resolvía programas mientras que en la actual situación sanitaria, la administración valenciana encargada por ley de la tutela del patrimonio arquitectónico, se vuelve contra la arquitectura moderna y autoriza su derribo apresuradamente, con apenas una semana para pensar -se solicita el permiso el día 30 de noviembre y se aprueba el 7 de diciembre-. Parece que la balanza se ha inclinado a favor de la mayor edificabilidad que propone el planeamiento en lugar de preservar el patrimonio arquitectónico valenciano. 

¿Qué sucede con el patrimonio arquitectónico valenciano del Movimiento Moderno? Se está perdiendo a gran velocidad. Es necesario transmitir los valores de esta arquitectura a la sociedad valenciana para que no se permita que desaparezca el legado de la cultura del siglo XX. Lamentablemente, en nuestra comunidad, el derribo de los talleres no es una novedad. Lo sucedido no podemos ni debemos consentir que se repita, evitando otros derribos que se pueden intuir en el proyecto para la nueva fachada de Blasco Ibáñez. 

En el ámbito nacional se están imponiendo nuevas directrices para el patrimonio moderno que ponen el foco en la conservación y reutilización. El Plan para la Conservación del Patrimonio Cultural del siglo XX es la nueva estrategia del Ministerio de Cultura que busca detener la pérdida de la herencia cultural moderna. Con esta iniciativa se vislumbra un futuro posible para la arquitectura del Movimiento Moderno. En la Comunidad Valenciana el ejemplo estatal se debería tomar como modelo para la nueva Ley de Patrimonio Cultural Valenciano, incorporando un articulado específico sobre el patrimonio arquitectónico del siglo XX. 

Maite Palomares Figueres es subdirectora de Cultura de la ETSA-UPV e Ivan Cabrera i Fausto es director de la ETSA-UPV

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