Volverán a llamar a la puerta para pediros el voto. Os dirán que ahora sí, que tras una legislación fallida ha llegado la hora de formar un Gobierno que defenderá vuestros intereses. No os fiéis de los partidos de la izquierda, ni siquiera del niño Errejón. Os han engañado demasiadas veces. Volverán a hacerlo si se lo consentís
Lo pregunto sin ánimo de ofender: ¿dónde está vuestra izquierda? ¿Qué ha hecho por vosotros en la legislatura recién clausurada? ¿Os ha tenido en cuenta?
Fieles a su tradición cainita, los dos principales partidos de izquierda han fracasado con estruendo, incapaces de pactar un programa y un gobierno para defender los intereses de sus votantes “progresistas”.
Este fiasco —uno más en la larga historia de desencuentros y enfrentamientos entre socialistas y comunistas— revela lo poco que vosotros, los votantes de izquierda, les importáis a ellos, los políticos que dicen representaros. De lo contrario, hubieran pactado. Tuvieron oportunidad de hacerlo. En realidad, lo único que les preocupa es mantener el statu quo personal. Su verdadero propósito es conservar sus elevados sueldos; seguir viviendo en lujosas residencias; garantizarse unas jubilaciones de oro y colocar a familiares y amigos en alguna covachuela de la Administración, un cortijo andaluz para ellos.
Todo ello lo hacen, cómo no, en nombre de la solidaridad y la justicia social. Sus discursos siguen tocando la fibra sensible de vuestro limpio corazón de progresistas. Os tienen cogida la medida. ¿Aún os lo creéis, amigos de la izquierda?
Muchos estáis contentos con la exhumación de los restos de Francisco Franco, en nombre de una memoria histórica que tiene mucho de revancha y poco de memoria. El trasiego de los huesos del dictador, acaben en El Pardo o en una gasolinera de la carretera de La Coruña, no mejorará vuestros sueldos miserables, ni bajará el precio de la luz ni las comisiones de los bancos, ni os facilitará el acceso a una vivienda digna. Nada de esos sucederá, me temo.
La mayor contribución de la izquierda es pintar los bancos de las calles con los colores del arcoíris, y contratar a Rozalén para las fiestas de los pueblos
Franco es el pretexto, el recurso fácil, de unos antifranquistas sobrevenidos que nunca lo combatieron (PSOE: cien años de honradez y cuarenta de vacaciones) y que, ante la ausencia de políticas reales para mejorar la vida de la gente, recurren al espantajo del gallego para entreteneros. Y parece que lo logran.
Porque, contestadme: ¿qué ha hecho la izquierda gobernante por derogar una reforma laboral que ha convertido a vuestros hijos en semiesclavos? No ha tocado ni una coma. ¿Qué ha sido del impuesto a la banca? Se olvidaron de él y lo metieron en un cajón. ¿Y de la regulación de los alquileres? Siguen subiendo ante la indiferencia oficial. ¿Y del hundimiento de la enseñanza pública? Con la interesada complicidad de los nacionalistas sólo tienen propuestas para derribar lo poco que queda de ella en pie.
Seguid haciendo memoria desde que el presidente maniquí conquistó el poder. Contestadme, si queréis, a lo siguiente: ¿qué ha hecho la izquierda por mejorar vuestras condiciones de vida? ¿Ha reducido las listas de espera en la sanidad pública? ¿Ha agilizado las ayudas a la dependencia? ¿Veis menos desigualdad y pobreza en vuestros barrios? ¿Se ha acordado de ti, parado de larga duración? La respuesta no invita al optimismo, ¿verdad?
Ellos —socialistas, comunistas y nacionalistas— hacen lo contrario de lo que os prometen: mientras el Consell prepara recortes en servicios esenciales después de nombrar a más de 250 altos cargos y asesores contratados a dedo, los alcaldes del buen rollo como el iaio Ribó suben impuestos y tasas. Os mintieron, a la vista está.
Bien mirado, la mayor contribución de la izquierda es pintar los bancos de las calles con los colores del arcoíris, y contratar a Rozalén para las fiestas de los pueblos. Y darnos la matraca con el lenguaje inclusivo y el feminismo talibán. La izquierda, en cierta medida indigente desde el punto vista intelectual, se ha reducido a eso: poco pan y mucho circo progresista de buenas y baldías intenciones.
En las próximas semanas llamarán a vuestras puertas para pediros de nuevo el voto. Los que os traicionaron volverán a hacerlo a la menor ocasión. Se presentarán como el mal menor y atizarán el miedo a los otros, a las terribles derechas lideradas por el Caudillo invicto. El cuento de siempre. Estáis avisados. Si aceptáis sus mentiras, seréis cómplices del engaño. Esta vez no os dejéis utilizar; no participéis en la mascarada que están urdiendo. Que no les salga gratis y sean ellos los que se paguen la fiesta de su democracia.