Foto: JORGE RAMÍREZVALÈNCIA. La antigua discoteca Salitre ya no muestra el cartel de "Se vende" que la ha acompañado durante dos décadas, al borde de la carretera en El Perellonet. Veinticinco años después de su cierre, el inmueble, que era propiedad de la familia González-Lliberós, ha sido adquirido por dos particulares, el abogado Iván Bosch Martínez y Marcos Garrido Sáez.
Valencia Plaza ha tratado de ponerse en contacto con los nuevos propietarios en las últimas semanas, sin éxito, aunque Iván Bosch sí ha respondido indirectamente para manifestar que su intención no es reabrir el local de ocio.
En el Ayuntamiento de València no consta ninguna petición de licencia de obra ni de actividad, aunque fuentes municipales aseguran que el local tiene en vigor la licencia de actividad. En El Perellonet señalan que los compradores proceden de Carlet y que su intención es habilitar una vivienda y una zona de esparcimiento.
Los nuevos dueños han acometido unos trabajos de limpieza de la abundante vegetación que había crecido alrededor de la antigua discoteca. El inmueble, que presenta un deterioro evidente –el mástil de su cabina de DJ, que simulaba el puente de mando de un barco, lo tiró una tormenta hace un par de años–, está rodeado de un amplio terreno que llegó a albergar un campo de fútbol en la parte de atrás.
La mayoría de los terrenos situados entre El Perellonet y El Perelló en el lado oeste de la carretera están dedicados al cultivo de tomate, dado que las licencias de construcción y actividades están muy limitadas al tener esa área especial protección dentro del Parc Natural de l'Albufera.
Situada en primera línea geográfica de lo que se conoció como Ruta Destroy o Ruta del Bakalao, con Dream's Village o Spook Factory al norte y Barraca, Puzzle o Chocolate al sur, Salitre se mantuvo al margen de la 'movida valenciana' tanto en lo que respecta al tipo de música como por la configuración de la discoteca, más parecida a un disco-pub al aire libre con una terraza compartimentada de estilo ibicenco y dos pequeñas pistas de baile.
Abrió a principios de los años ochenta por iniciativa de los hermanos Carlos y Víctor González-Lliberós y el empresario Miguel Ángel Ruiz Sanahuja, directivo durante muchos años del Levante UD. Primero fue un chiringuito al otro lado de la carretera y en 1983 se trasladó a su ubicación definitiva. Abría durante el verano, todos los días, y estuvo muy de moda algunos años como alternativa a las grandes discotecas de la Ruta, pero a partir de los años noventa se vio afectada por las restricciones horarias impuestas a los locales de ocio. Cerró definitivamente a finales de esa década.
