FOTOS: INMA CABALLER Ni todo es tan feo como lo pintan unos, ni tan bonito como nos quieren hacer creer los otros.
De todo lo que aconteció el pasado lunes en el esperado Debate de Política General de nuestra Comunitat, me quedo con esta idea que mi síndica Ruth Merino espetó al inicio de su intervención tras escuchar al president Puig.
Tras 6 años al frente de la Generalitat, el president Puig tuvo su más floja intervención. Por otra parte, tuvimos un debut en el puesto de síndica del PP, el de María José Catalá, que no acaba de aterrizar en Les Corts y que seguramente habrá revisionado más de una vez su intervención.
Poco hemos aprendido de la pandemia que aún sigue entre nosotros, al menos los políticos. Qué lejos quedan los Pactos de la Reconstrucción que firmamos ahora hace un año y que debían servir para marcar el inicio de un nuevo futuro de nuestra Comunitat. Cuánto rencor se pudo notar en unos y en otros, pero también en unas y en otras.
Mucho se ha escrito ya del debate del lunes y no les quiero aburrir con los mismos detalles. Un debate que además viene acompañado de una serie de propuestas que ya les aseguro tienen poco recorrido si es la oposición quien las plantea y algo más de trascendencia cuando son los grupos que conforman el Botànic. Estas marcarán la agenda y las sorpresas no contadas por el president Puig que se verán reflejadas en los Presupuestos del 2022.
Una frase que debe llevar a los grupos del centro derecha a entender, asimilar y poner en marcha si lo que quieren es cambiar al gobierno del Botànic en las próximas elecciones autonómicas, es que el bipartidismo no tiene cabida en nuestra sociedad actual. La frase es del genial Fran Ferri, y coincido totalmente con él.
Y esto último no va de tragarse sapos, como se traga más de una vez el PSPV con sus socios, y viceversa. Va de que la vieja política que volvió a sobrevolar en buena parte del debate de Política General se equivoca si piensa que ese es el camino a seguir.
Ni rojo ni azul. El futuro valenciano tiene más colores.
