MADRID (EP). El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha indicado que "en otoño, probablemente", se tomará una decisión sobre cómo y cuándo se iniciará el esperado 'tapering' -retirada progresiva de estímulos en la economía-, despejando así cualquier duda en torno a la fecha y apuntando directamente a la reunión del 26 de octubre que tiene prevista el Consejo de Gobierno de la institución en su calendario.
"Las discusiones tendrán lugar, probablemente, en otoño", señaló Draghi en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno de la entidad, que decidió mantener el tipo de referencia en el 0%, así como el tipo de depósito en el -0,40% y el de préstamo en el 0,25%. De igual modo, en lo que se refiere a las medidas extraordinarias, la institución se reafirmaba en que las compras netas continuarán al actual ritmo de 60.000 millones de euros mensuales hasta el final de diciembre de 2017.
El banquero italiano, frente a las últimas reuniones donde mostraba una retórica más 'dovish' para evitar una sobrerreacción del mercado, fundamentalmente del de divisas, expresó la importancia que el tipo de cambio está teniendo a la hora de adoptar una decisión de política monetaria, dada su fuerte apreciación en lo que va de año. Según ha apuntado, el tipo de cambio "ideal" para el BCE entre el euro y el 'billete verde' está en los 1,18 dólares.
En este sentido, explicó que la divisa única, aunque no es la principal variable a tener en cuenta a la hora de adoptar una decisión de política monetaria como lo es la inflación y el crecimiento, acumula una apreciación desde comienzos de 2017 (+13%) frente al dólar que ha provocado que se deba de tener muy en cuenta al afectar directamente en los precios de toda la eurozona. Así, Draghi subrayó que esta fortaleza de la moneda es vista por el BCE como un factor con una vertiente positiva, debido a que refleja una economía robusta, pero a la vez negativa ya que "estanca o reduce la inflación al hacer las exportaciones menos competitivas".
"La reciente volatilidad del tipo de cambio representa una fuente de incertidumbre que requiere de un seguimiento continuo por sus posibles implicaciones para las perspectivas a medio plazo de la estabilidad de precios y del crecimiento económico", afirmó el presidente de la institución.
Por otro lado, reiteró su retórica de las '3P', aseverando la necesidad de ser "persistentes, pacientes y prudentes", a la vez que añadió que la expansión económica proporciona confianza en torno a que la inflación se dirigirá gradualmente al objetivo de estabilidad de precios del BCE, ligeramente inferior al 2%. No obstante, apuntó que todavía tanto la inflación general como la subyacente se mantienen en niveles "moderados", justificando ello la necesidad de los ajustes monetarios que logren que las presiones inflacionarias subyacentes se acumulen gradualmente y apoyen así su sostenimiento en el medio plazo.
Al mismo tiempo, el BCE actualizó su cuadro macroeconómico para este año y los dos siguientes. Así, mejoró sus previsiones de crecimiento económico para el ejercicio actual, pero revisó a la baja las de inflación como muestra de la importancia de la fortaleza del euro. En concreto, la institución comunitaria elevó su pronóstico de crecimiento real de la economía para el año 2017 hasta tres décimas, desde el 1,9% que preveía en junio hasta el 2,2% actual. De resto, mantuvo sus previsiones para 2018 y 2019, en el 1,8% y 1,7%, respectivamente. En lo que respecto a la inflación, el BCE mantuvo la previamente apuntada para este año, en el 1,5%, pero decidió revisar a la baja una décima tanto la proyección de 2018 como la de 2019, hasta el 1,2% y el 1,5%.