Dulcebolla, la cebolla especial para ensaladas que es dulce, sabrosa y no pica

VALÈNCIA (VP). La cebolla es la reina de los sofritos, ensaladas y platos de la cocina mediterránea. Tenemos la suerte en España de cultivar una gran variedad de tipos de cebolla: grano, blanca, roja, tierna, etc. pero la más apreciada por sus propiedades organolépticas es la cebolla dulce y en especial dulcebolla de Cebollas Consuay.

A diferencia de otras variedades, dulcebolla, contiene menos componentes azufrados, no pica, tiene sabor suave y es crujiente. Sus propiedades y características hacen que sea excelente para consumir cruda, tanto en ensaladas o como en forma de tropezones en cremas y purés de verduras.

Además, al tener un sabor suave, es más agradable al paladar para los más pequeños. Una hortaliza fundamental por sus valores nutricionales y que acompaña perfectamente a otros vegetales como el calabacín, zanahoria, guisantes, judías, patatas, calabaza, etc. A partir de los seis meses, se debe incorporar a la dieta del bebé en forma de crema o papilla.

A medida que crezca y vaya comiendo lo mismo que el resto de la familia, la variedad de platos aumentará. La puedes incorporar en salteados, tortillas, guisos y todo tipo de sopas y cremas.

La cebolla junto con el resto de vegetales debe ser un pilar fundamental en la alimentación de nuestros hijos y en la nuestra por ser fuente de nutrientes, fibra, hierro, calcio, potasio, sodio, vitamina C, flavonoides y distintos compuestos azufrados.

Son múltiples los beneficios de la cebolla:  La quercetina contribuye a la inhibición de la oxidación de las liporpoteínas de baja densidad (LDL-Colesterol), previniendo el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. También se han relacionado los flavonoides presentes en la cebolla con la reducción de la tensión arterial y con una actividad antiagregante plaquetaria (impiden la formación de trombos). La quercetina presente en la cebolla es además, muy fácilmente absorbida por el organismo (cuatro veces mayor que la de la quercetina procedente de la manzana o el té), lo que ayuda a alcanzar los niveles de antioxidantes necesarios para la promoción de la salud.

Algunos estudios indican que los compuestos sulfurados que contiene la cebolla ejercen un efecto protector en el inicio de la carcinogénesis. Concretamente, los estudios realizados en humanos han mostrado un efecto protector frente al cáncer de esófago y estómago.

Por otra parte, componentes derivados de las cebollas han demostrado poseer actividad antiasmática. La capacidad antiasmática y antiinflamatoria de las cebollas se debe en parte a la presencia de tiosulfinatos (compuestos azufrados). Además, la cebolla cruda ejerce un potente efecto antifúngico y antibacteriano.

Es interesante destacar que los procesos culinarios (fritura, cocción...) no ocasionan grandes pérdidas sobre el contenido total de flavonoides en la cebolla, por lo que los platos elaborados con cebolla constituyen una buena fuente de estos componentes. (Datos recogidos de la página web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación).