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Eduard Navarro: «Queremos ayudar a las empresas a dar el salto a EEUU»

  • (DANIEL DUART)
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VALÈNCIA. Eduard Navarro (València, 1979) es un hombre de mundo. Valenciano de origen -la familia de Castelló de Rugat, es sobrino del escultor Evarist Navarro-, pasó su infancia y juventud en Estados Unidos donde cursó estudios de Arquitectura en la prestigiosa Universidad de Columbia (Nueva York), una de las pocas fundadas antes de la independencia del país. Apasionado del urbanismo y del diseño de las ciudades, con tan solo veinte años contrató a unos amigos y montó una promotora dedicada a los grandes terrenos. Sin embargo, con los años descubrió su verdadera vocación: el mundo financiero. Fue en 2014 cuando decidió fundar Net de Gerrers, una gestora de productos financieros alternativos que evoca sus orígenes familiares y busca tender puentes entre el capital americano y empresas españolas que a su vez puedan implantarse en EEUU.

«Queremos reducir las barreras de mercados inicialmente inaccesibles, como EEUU o Reino Unido, para que las empresas puedan tener acceso con facilidad a entornos ricos en oportunidades», explica. Entre sus proyectos más sonados destacan la Torre Eólica, en la Marina de València, o el rescate de InTempo, el rascacielos más famoso de Benidorm. Muy centrado en sus inicios en la inversión del negocio inmobiliario, ahora busca completar su abanico de inversión entrando en el venture capital y el private equity; es decir, en el capital riesgo —toma de participaciones en empresas— en sus diferentes etapas. «El ladrillo sigue siendo importantísimo, pero hay que mirar más cosas», señala.

Y lo quiere hacer en casa, en València, siempre presente en su vida. «Quizás nunca me fui. Siempre tuve a la ciudad en mi identidad. Ha sido siempre mi pequeña patria. He tenido la suerte de sentir ese arraigo desde muy joven y me ha proporcionado una estabilidad de raíz que da sentido a mucho de lo que hago y a lo que me dedico», señala. Un player que se consolida en la city financiera local tras dejar la vertiginosa velocidad de Nueva York -no del todo, porque Net de Gerrers ha abierto allí una filial- y la monotonía de Arabia Saudí, donde lideró el plan director de la nueva ciudad económica del rey Abdullah y trabajó para la promotora estatal del país. 

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— La mayor parte de su vida ha vivido en Estados Unidos, observando Valencia desde lejos. ¿Que llevó tu familia allí?

— Vivíamos ya desde pequeños entre Estados Unidos, Alemania y España. Teníamos, por aquel entonces, una casa en Kansas City. Cuando mi abuelo falleció nos mudamos definitivamente a Estados Unidos, al estado de Georgia. Tenía diez años. Casi como experimento, vivimos dos años en el norte del estado de Georgia, en un pequeño pueblo llamado Adairsville. Luego ya nos mudamos a Atlanta. Al principio fue un shock, la distancia cultural en ese tiempo se notaba mucho más y la libertad del pueblo y ciudad españolas no existía porque se requería el coche para todo. Ese fue el despertar de una de mis grandes pasiones, el urbanismo, el diseño de las ciudades y el espacio construido. Después de cursar estudios en Atlanta y París, a los veinte años recibí la noticia de que me habían aceptado en la Universidad de Columbia. Ahí empezó mi duradera relación con Nueva York.

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