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análisis vp - calendario electoral

El adelantador que adelante buen adelantador será (menos Ximo Puig)

14/02/2019 - 

VALÈNCIA. El proyecto de Presupuestos Generales de Estado de Pedro Sánchez fue rechazado este miércoles en el Congreso tanto por el PP y Ciudadanos como por los partidos independentistas de los que se sirvió el ahora presidente del Gobierno para 'tumbar' a Mariano Rajoy vía moción de censura el pasado junio. Tal y como se preveía, la caída de las cuentas del líder del PSOE se consumó con la aprobación de las enmiendas a la totalidad del texto, que regresa el Ejecutivo y deja a Sánchez ante la tesitura de presentar otras, gobernar con los últimos Presupuestos del PP prorrogados o convocar Elecciones Generales.

Esta última opción de cara al mes de abril, aún sin confirmación oficial, es la que adquiría este mismo miércoles más peso entre los medios de comunicación nacionales y entre distintos dirigentes socialistas, aunque la decisión final se emplazó a este viernes tras la reunión del Consejo de Ministros. Unas turbulencias estatales que tuvieron consecuencias en la Comunitat Valenciana, donde el síndic del PSPV en Les Corts, Manolo Mata, abrió la puerta -que se cerró hace semanas- también a un hipotético adelanto electoral valenciano. Por partes.

La mayoría de estrategias socialistas consultados por este diario admiten la dificultad para ponerse en la cabeza de Pedro Sánchez, más aún cuando diversas fuentes aseguran que está tomando decisiones de forma muy personal y apoyándose sólo en un grupo muy reducido de personas de su confianza. Aún así, el escenario solo parece dejar espacio para tres soluciones. La favorita: adelanto electoral al 28 de abril -a un mes de las autonómicas-, 'superdomingo' el 26 de mayo juntando todos los comicios o, hay quien no lo descarta todavía, resistir y no convocar pese al revés presupuestario.

Sánchez durante la sesión en el Congreso de este miércoles. Foto: OSCAR DEL POZO/EP

1.-Adelanto antes de las autonómicas. El avance que muchos sitúan probablemente para el 28 de abril sería sin duda una prueba de fuego para la audacia de Pedro Sánchez. Pese a su delicada situación, el presidente del Gobierno tendría tres cartas que jugar: un papel de víctima -le ha funcionado en otras ocasiones- entre el bloque de derechas y los independentistas; el voto útil de la izquierda y el temor a la extrema derecha representada por Vox. Para el primer argumento le sirve el rechazo a los PGE articulado por PP y Cs pero también por los independentistas; sobre el segundo dispone de mejor posición que Podemos, últimamente sumido en una crisis interna y cotizando a la baja en las encuestas y, en cuanto al tercero, una convocatoria inmediata permite usar la foto de Pablo Casado, Santiago Abascal y Albert Rivera -ahí puede rescatar votos- juntos en la manifestación del domingo. Sobre esto, el potencial que está exhibiendo la extrema derecha de Vox en las encuestas puede ser utilizada por Sánchez para alimentar el miedo y hacer palanca para animar la participación erigiendo al PSOE como la fuerza cobijo a la que recurrir.

2.-Superdomingo el 26 de mayo. Parece la más improbable. Según fuentes socialistas, se comprometió con los barones autonómicos de su partido y también con otras fuerzas como el PNV a evitar esta coincidencia de fechas, aunque la posibilidad no puede descartarse. Ahora bien, la mayoría de dirigentes del partido no le ve beneficios y quizá pasaría demasiado tiempo para polarizar a través de situaciones recientes como el rechazo a los PGE o la foto de PP-Cs-Vox juntos en la manifestación.

Puig y Sánchez durante un encuentro en La Moncloa. Foto: EFE

3.-Resistir con presupuestos prorrogados. Algunos estrategas del partido todavía la consideraban a última hora de este miércoles como una opción a tener en cuenta. Guardar el disparo y mantenerse a la espera de los resultados en las elecciones autonómicas para, a partir de ahí, seguir manteniendo la posibilidad de presionar el botón nuclear en una situación más propicia. De esta manera, se examinarían en primer lugar los barones autonómicos y Sánchez gozaría de la ventaja -quizá la única- de elegir el momento de la convocatoria. Saldría reforzado si se mantienen los gobiernos regionales y tocado si la derecha arrasa, aunque al margen de esto debería soportar una fuerte presión tanto mediática como de la oposición, al margen de la debilidad para enfrentarse al problema de Cataluña. Difícil, pero no imposible para Sánchez.

Ximo Puig, con poco margen de maniobra

La caída de los PGE de Sánchez provocó reacciones diversas en las filas socialistas. La primera fue la de criticar tanto a las fuerzas de derecha como a los independentistas por evitar que lleguen 1.189 millones de euros en inversiones territorializadas a la Comunitat Valenciana. Pero hubo espacio también para otras elucubraciones.

El síndic socialista, Manolo Mata. Foto: KIKE TABERNER

Así, el síndic en Les Corts y vicesecretario general del PSPV, Manolo Mata, dejó entrever que la situación podía variar la postura sobre un adelanto electoral valenciano. "Es una decisión del presidente de la Generalitat y creo que, además, será una decisión botánica, pero hay elementos para tomar en consideración esta cuestión porque estamos en una legislatura cuyo final estaba muy en función de los incrementos presupuestarios", señaló, si bien desde Compromís y Podem se mostraron contrarios a esta posibilidad.

Un comentario que disparó las conjeturas sobre las posibilidades de que el jefe del Consell decidiera un adelanto, que para pocos dirigentes socialistas consultados por Valencia Plaza tendría sentido. Primero, si fuera para que coincidieran las elecciones valencianas con las generales, iría en contra de la opinión reiteradamente manifestada por Puig, que no quiere hacer coincidir estas citas electorales el mismo día. Además, sería muy complejo justificar un adelanto de poco más de un mes si no es por motivos puramente estratégicos. 

La otra opción, más interesante, sería adelantar para evitar un superdomingo el 26 de mayo, pero eso obligaría a una coordinación con Sánchez ciertamente compleja: el presidente del Gobierno debería anunciar este viernes que habría superdomingo -o transmitírselo a Puig- y en apenas unos días el presidente valenciano debería lanzarse a la convocatoria para separarse por un mes del resto de comicios. Un conjunto de maniobras que parecen demasiado aparatosas para los dudosos beneficios que podrían acarrear. 


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