En este artículo quiero contarles como el corazón de Valencia late con mas fuerza si cabe gracias al gran Mercado Central, ese gigante hoy más humano que nunca y los comercios del barrio que siguen levantando la persiana cada día, no sólo ofreciendo productos de la mejor calidad y de proximidad sino con una sonrisa y el cariño que sólo este tipo de negocios saben ofrecer.
El coronavirus nos tiene hasta la coronilla, su rastro de muerte y destrucción pesa cada día más, ojalá cuando todo pase seamos de verdad mejores personas. Lo único que antes y después no dejamos de hacer es alimentarnos.
Muchos incluso empiezan a aficionarse a la gastronomía, para ello la adquisición de las mejores viandas y caldos es fundamental. Sirvan estas líneas de sincero homenaje y reconocimiento a algunos de los establecimientos que literalmente nos dan la vida.