VALENCIA. El sufrido acuerdo alcanzado entre las dos candidaturas aspirantes a liderar el Bloc, la capitaneada por Àgueda Micó y la dirigida por Rafa Carbonell, dio lugar a una Ejecutiva compuesta por dos máximos responsables: la coordinadora general y el portavoz, y siete jefes de área. Un total de nueve cargos orgánicos de primera línea que, atendiendo al mandato extraído del propio cónclave, deberán tener una dedicación exclusiva.
Por tanto, un número de dirigentes liberados superior al que tenía el Bloc antes del congreso. De hecho, precisamente ese era uno de los problemas de la formación nacionalista: el vaciado de la dirección que se había producido con la emigración al Gobierno valenciano tras las elecciones autonómicas además de las dimisiones acaecidas por la tensión tras el pacto con Podemos en el 20D.
Por tanto, la nueva dirección del partido exigirá un montante notable para afrontar el gasto que implica la citada cantidad de sueldos fijos que deben pagarse en la sede. Dos puestos de máxima dirección, Micó y Carbonell -quien, no olvidemos, deberá dejar el puesto de jefe de Gabinete de la Conselleria de Economía con un salario próximo a los 50.000 euros anuales brutos-, más los citados siete jefes de área. Todo ello sin descartar que algunas otras figuras dentro de la Ejecutiva puedan disponer también de una remuneración por sus tareas.
Unas cifras que permiten avanzar que el coste para el Bloc de esta Ejecutiva puede superar holgadamente los 300.000 euros anuales. Un desembolso importante pese a los buenos resultados logrados por Compromís en las elecciones y las halagüeñas previsiones que se le otorgan a la confluencia con Podemos y Esquerra Unida en los comicios estatales, unas coaliciones por las que el Bloc obtendrá una parte proporcional por su representación en estas confluencias.
No obstante, y pese a que la formación nacionalista dispondrá a buen seguro de una fuerte compensación económica por la representatividad en votos y número de escaños alcanzados, las cuentas son difíciles de cuadrar. Más aún en los tiempos actuales, en los que se han comenzado a rechazar prácticas que antes eran habituales en todos los partidos: como la de que miembros de una organización se dedicaran a tareas orgánicas mientras cobraban un salario de alguna institución en la que cumplían labores a tiempo parcial o prácticamente inexistentes. De la misma manera, también cabe recordar que las subvenciones que reciben los partidos por su representación en las cámaras están destinadas a gastos de índole parlamentario.
Unas circunstancias que complican el encaje de los salarios orgánicos que pretende establecer para la dirección de su partido, sustentada en una bicefalia en la que los miembros de la Ejecutiva se centren al 100% en el Bloc mientras que los responsables de cargos institucionales focalicen al máximo su trabajo de gestión. En este sentido, fuentes de la formación nacionalista señalaron a este diario que se encuentran buscando fórmulas y haciendo números para cuadrar las cuentas a la espera de los resultados de las elecciones generales.