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centro pionero en enseñanza alternativa

El Colegio María de Iciar cumple 50 años de dedicación a la educación en plena naturaleza

El centro, a pocos kilómetros de Riba-Roja del Túria y Valencia, fue creado en el año 1968 por la maestra de maestros Mª Begoña Rey Arteaga y su marido Rafael Vilar Gallego

12/07/2019 - 

VALÈNCIA. El colegio siempre ha destacado por ofrecer una educación inclusiva, desde sus orígenes, y la actual directora, Estíbaliz Vilar Rey, hija de Doña Begoña y Don Rafael, explica: “Mis padres fundaron el colegio cuando nació mi hermana Itziar, para ofrecer una educación diferente a la convencional, en contacto con la naturaleza y cuidando la parte emocional del alumno. Para atender individualmente al desarrollo personal de cada alumno, porque no todos los alumnos tienen las mismas capacidades y talentos. Y seguimos con la misma visión".

Una de sus peculiaridades es que, desde el principio, el colegio ha tenido caballos, y con los años 'la granja' iba creciendo. Estíbaliz dice: “Creo que somos el único colegio en la zona que ofrece equinoterapia. Con el caballo se trasmite una relación de lealtad y confianza, porque tú cuidas al caballo y él de ti. Además, su movimiento rítmico aporta relajación”.

Es una triste casualidad que el colegio ha cumplido 50 años en el mismo año en el que falleció su fundadora., Doña Begoña, una persona que marcó mucho las vidas de los alumnos que pasaron por las puertas del colegio. Algunos de sus exalumnos comparten sus recuerdos y experiencias.

Asunción Estero, Susi, (47), profesora de Formación Profesional, recuerda su estancia en María de Iciar: “Fueron los años más bonitos de mi vida. Había una relación familiar recíproca entre los profesores y los alumnos. Además, no todo el mundo tiene la suerte de gozar de un entorno así".

Noelia Giner Timoneda (28), veterinaria con clínica propia en Paterna, tuvo sus primeras experiencias con animales en el colegio: “Había caballos, patos, cerdos, todo tipo de animales, y mucha luz. He tenido una gran suerte de estar allí. Tengo muchos recuerdos; sobre todo me acuerdo de la piscina, de la granja escuela y del enorme polideportivo".

Carmen Romero (44) llegó con 12 años y dos asignaturas suspendidas: “Yo no quería estudiar, había suspendido Música y Valenciano. Mis padres hablaron con Doña Begoña, y yo empecé en julio y agosto para recuperar, y en septiembre me quedé allí. Tenían otros valores, nos hacían amar lo que hacíamos. No nos castigaban. Nos hicieron pensar y cambiar. Yo creo que gracias a ellos yo estudié una carrera. Doña Begoña sabía sacar lo mejor de los alumnos. La directora actual, Estibaliz, sigue con los mismos valores, pendiente de las emociones y las necesidades de los alumnos. Por eso llevo a mis hijos aquí. Y ahora además trabajan con profesores nativos para mejorar el inglés".

Juan Andreu (47), Regidor Jefe del Palau de les Arts Reina Sofía: “De mis años en el colegio me acuerdo mucho de la naturaleza, el aire puro. Cuando los demás organizaban excursiones al campo, nosotros lo teníamos todos los días. Eran pioneros en todo. Trabajaban la educación emocional cuando no estaba de moda, cuando no tenía nombre y apellido. También organizaban viajes al extranjero cuando no era tan común”.

Rafael Corell (48), abogado, se acuerda de Doña Begoña: “Era una autoridad y una señora, toda una institución. Mi entorno de amigos ha sido siempre del colegio. Era un ambiente liberal. La mayoria de la gente venía de familias de profesionales liberales: comerciantes, médicos, dentistas, etc".

Cristina (52), junto con sus hermanas, también exalumnas, lleva el Hostal Antigua Morellana en el centro histórico de Valencia, y el horno Alfonso Martínez: “Cuando empezamos, había colegios de chicas o colegios de chicos, pero María de Iciar era completamente mixto. En esa época, era una educación más avanzada. Para nosotras era normal relacionarse con chicos. Aparte de la educación, lo que se nos quedó muy grabados eran los valores como persona".

Hoy en día, en el colegio, dentro de la enseñanza reglada, se combinan elementos de enseñanzas alternativas, añadiendo aspectos Montessori con elementos de la pedagogía Waldorf.

Mateo Navia (38) es profesor universitario de Historia y padre de Jacobo (4), actual alumno del centro. Cuando la familia vino de Colombia buscaban un centro donde enseñaran con la metodología Waldorf, ya que su hijo había estado en un centro Waldorf en su país: “Nos parecían bien las instalaciones de María de Iciar, el entorno dentro y la naturaleza fuera, la integración con animales en combinación con la pedagogía Waldorf. Estamos muy contentos con la experiencia y el progreso de Jacobo, la relación personalizada y el desarrollo de la formación pedagógica. Encontramos en María de Iciar el fortalecimiento del mundo emocional mediante el cuidado del juego y la creatividad en la primera infancia, esenciales para la formación posterior de la autonomía y el ser humano. En mi opinión, las pedagogías alternativas favorecen el desarrollo humano.

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