VALÈNCIA. El concurso internacional de ideas para dar forma definitiva al Parque de Desembocadura no estará listo para el mes de octubre, tal y como estaba previsto. Según reconocen desde la concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de València, el proceso podría alargarse unos cuantos meses más hasta enero o incluso febrero de año que viene, aunque los pliegos están prácticamente acabados y pronto pasarán al área de Contratación.
Para poner en marcha el concurso, que depende del área de Urbanismo dirigida por Sandra Gómez, se creó una comisión de trabajo en la que también participan las concejalías de Jardines y Ciclo Integral del Agua. Con todo, las bases fueron aprobadas el pasado mes de abril en la junta de gobierno local, con la intención de que el concurso estuviera listo en octubre. De este modo, el objetivo era resolverlo en enero para que el proyecto definitivo se pudiera encargar a lo largo de 2022.
Sin embargo, los plazos se verán finalmente atrasados por las nuevas circunstancias. Aun así, la concejala de Desarrollo Urbano ya avisó de que las previsiones consistían en tener listo el proyecto durante esta legislatura para poder poner en marcha las obras en la siguiente. Es decir, a partir del año 2023.
Las bases contemplan un concurso dividido en dos fases: una primera en la que se podrán presentar todas las ideas cuyos equipos cumplan las condiciones para poder ejecutar la obra, y, finalmente, una segunda a la que solo accederán cinco finalistas. Las condiciones prevén que cada uno de estos finalistas se lleve una compensación de 10.000 euros por su trabajo, al igual que también se han preparado dos premios de 5.000 euros para las dos mejores ideas que se queden la primera fase.
El proyecto global abordará los tramos pendientes del antiguo cauce del río Túria y se dividirá en cuatro fases: tres de cauce a partir de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y una cuarta que será el parque en sí mismo, ubicado en el barrio de Nazaret. Según explicó Sandra Gómez en su momento, la intención de las obras es dar una "solución final" al límite que existe entre el barrio de Nazaret y el puerto de València, creando un gran corredor verde que finalmente sea capaz de conectar el Parque de Cabecera con el de Desembocadura.
En total, el área de actuación supera los 250.000 metros cuadrados y tendrá un presupuesto de 36 millones de euros. Por su parte, la construcción del parque en sí mismo abordará 86.000 metros cuadrados ubicados en el barrio de Nazaret con un presupuesto de 14,8 millones de euros, de los cuales el puerto de València se ha comprometido a aportar 9.
En este sentido, cabe recordar que el Ayuntamiento de València adjudicó recientemente las labores de acondicionamiento para el sector del futuro Parque de Desembocadura, por valor de 111.000 euros. Unos trabajos con los que se prevé llevar a cabo la pavimentación de algunas zonas, demoler otras y posteriormente poner vegetación, instalar un riego simple que permita la plantación de arbolado y arbustos, implementar la zona con mobiliario urbano, y tratar las zonas denominadas como "puntos críticos" que puedan suponer un problema para la seguridad de los usuarios, así como cerrar áreas puntuales.
Con ello, el objetivo es eliminar todos los vestigios del pasado industrial de la zona y, sobre todo, retirar los elementos que todavía a día de hoy perduran y suponen un riesgo pare la seguridad de los usuarios. Aun así, el consistorio matiza que se trata de intervenciones transitorias, a la espera de que se pueda poner en marcha el plan definitivo para la construcción del Parque de Desembocadura.